No creo que hayan sido los únicos zapatos lanzados contra alguna persona en el mundo, pero los que el periodista irakí les disparó al presidente George W. Bush deben ser los mas famosos de la historia.
Prefiero ver esa acción como la de un profesional de la prensa molesto por la presencia norteamericana en su país, que ha ocasionado daños irreparables a las familias de esa nación, al patrimonio cultural que se atesoraba allí y a las riquezas petroleras, principal razón para la injusta invasión de Estados Unidos.
Pero ese zapatazo también lo veo como una reacción de la humanidad contra una persona que ha traído al mundo desgracias de tal magnitud que difícilmente puedan ser olvidadas.
Ese zapatazo representa el rechazo de los pueblos a las políticas imperiales, no solo a las económicas, que tienen al mundo al borde del colapso definitivo, también a las ambientales, a las que Bush ha hecho caso omiso a los reclamos del mundo para revertir la actual situación del calentamiento global.
Asimismo, los zapatos disparados contra el saliente,(al fin), presidente de Estados Unidos, llevan un mensaje de condena por la errática e inmoral guerra contra el terrorismo, sustentada en los criminales atentados del 11-S.
Bush prometió acabar con el terrorismo en el mundo, y la conclusión visible es que ese flagelo, lejos de desaparecer, se incrementa debido a la terca obsesión de no ir a las causas que lo generan.
Veo ese zapatazo, la ofensa mas grande que se le pueda hacer a alguien en Irak, como una respuesta de ese pueblo ante tanta tortura, tantos asesinatos, tantos desplazados y tanto dolor causado.
Me parece bien que finalizando el 2008, Bush se lleve en su récord personal, colmado de imperfecciones, estupideces expresadas en importantes foros internacionales, esa imagen de dos zapatos volando hacia su cabeza, tomada por el excesivo alcohol que le corroe lo que le queda de alma.
Ese zapatazo representa la ira de los pobres de este mundo, de los muertos por el hambre y la miseria, de esos niños que no han alcanzado a disfrutar de las mañanas porque el hambre les borró la visión y la vida.
Funesta presencia de Bush en Irak. Fue a despedirse de los soldados que envió a morir para enriquecer las billeteras de los millonarios y lo que encontró en el horizonte fueron dos misiles de cuero que con malas intenciones buscaban el blanco de su testa.
Así se escribió esa historia que nunca será olvidada. El periodista que hizo tal acto de protesta está detenido y según se dice golpeado y torturado, no podía encontrar en la celda donde lo mantienen otra cosa que no fuera eso, al fin y al cabo sus captores están entrenados para matar y asesinar al estilo de Bush y de su vicepresidente Richard Cheeny.
Prefiero ver esa acción como la de un profesional de la prensa molesto por la presencia norteamericana en su país, que ha ocasionado daños irreparables a las familias de esa nación, al patrimonio cultural que se atesoraba allí y a las riquezas petroleras, principal razón para la injusta invasión de Estados Unidos.
Pero ese zapatazo también lo veo como una reacción de la humanidad contra una persona que ha traído al mundo desgracias de tal magnitud que difícilmente puedan ser olvidadas.
Ese zapatazo representa el rechazo de los pueblos a las políticas imperiales, no solo a las económicas, que tienen al mundo al borde del colapso definitivo, también a las ambientales, a las que Bush ha hecho caso omiso a los reclamos del mundo para revertir la actual situación del calentamiento global.
Asimismo, los zapatos disparados contra el saliente,(al fin), presidente de Estados Unidos, llevan un mensaje de condena por la errática e inmoral guerra contra el terrorismo, sustentada en los criminales atentados del 11-S.
Bush prometió acabar con el terrorismo en el mundo, y la conclusión visible es que ese flagelo, lejos de desaparecer, se incrementa debido a la terca obsesión de no ir a las causas que lo generan.
Veo ese zapatazo, la ofensa mas grande que se le pueda hacer a alguien en Irak, como una respuesta de ese pueblo ante tanta tortura, tantos asesinatos, tantos desplazados y tanto dolor causado.
Me parece bien que finalizando el 2008, Bush se lleve en su récord personal, colmado de imperfecciones, estupideces expresadas en importantes foros internacionales, esa imagen de dos zapatos volando hacia su cabeza, tomada por el excesivo alcohol que le corroe lo que le queda de alma.
Ese zapatazo representa la ira de los pobres de este mundo, de los muertos por el hambre y la miseria, de esos niños que no han alcanzado a disfrutar de las mañanas porque el hambre les borró la visión y la vida.
Funesta presencia de Bush en Irak. Fue a despedirse de los soldados que envió a morir para enriquecer las billeteras de los millonarios y lo que encontró en el horizonte fueron dos misiles de cuero que con malas intenciones buscaban el blanco de su testa.
Así se escribió esa historia que nunca será olvidada. El periodista que hizo tal acto de protesta está detenido y según se dice golpeado y torturado, no podía encontrar en la celda donde lo mantienen otra cosa que no fuera eso, al fin y al cabo sus captores están entrenados para matar y asesinar al estilo de Bush y de su vicepresidente Richard Cheeny.
Autor: David Rodriguez Rodriguez