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jueves, 28 de abril de 2011

LA PREGUNTA DE HATUEY

Entre las fortalezas de la Revolución Cubana destaca el apego irrestricto a una ética revolucionaria que se fundamenta en la prédica martiana: “ yo quiero que la ley primera de la República sea el culto a la dignidad plena del hombre”.
En los duros años del combate en la Sierra Maestra, el respeto a la vida y la dignidad del adversario, fue una constante en el actuar de los jóvenes rebeldes. Esa concepción que se fraguó en la contienda ha estado presente en la conducta y la obra de la Revolución triunfante.
Nunca la muerte de un adversario, de un enemigo, ha llenado de regocijo a un combatiente, a un revolucionario. No es la muerte de los hombres, sino el fin de las políticas o su derrota, las que alegran la vida de un revolucionario en Cuba.
El miércoles se dio a conocer en la ciudad de Miami la noticia del fallecimiento del connotado terrorista Orlando Bosch Ávila, pero: ¿podrá aseverar alguien que con la muerte de Bosch, han muerto las políticas terroristas que contra Cuba encuentran patrocinio en los Estados Unidos?

Tomado de Cambios en Cuba

EXTREMISTAS DE MIAMI LLORAN LA MUERTE DE ORLANDO BOSCH Y CELEBRAN SUS ACCIONES VIOLENTAS

http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/04/28/extremistas-de-miami-lloran-la-muerte-del-terrorista-orlando-bosch/

MURIÓ UN TERRORISTA SIN PAGAR SUS CULPAS AL PUEBLO CUBANO

Acaba de fallecer en la ciudad norteamericana de Miami, uno de los terroristas más conocidos por el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos: Orlando Bosch Ávila.
Resulta difícil creer que con el historial criminal del fallecido, el Gobierno de Estados Unidos no lo procesara por delitos cometidos en su propio territorio, mirando hacia otro lado cuando debió encerrarlo de por vida en una prisión de máxima seguridad.

Bosch hizo lo que quiso en territorio norteamericano. Atacó buques de países relacionados con Cuba, Presionó, extorsionó a favor del endurecimiento del bloqueo contra la Isla, maniobró para lograr la destrucción de la Revolución Cubana por la via de la  violencia.

Pero dentro de todo ese historial de crímenes, hay un hecho que lo marcará para siempre: la autoría intelectual del avión cubano el 6 de octubre de 1976 y Barbados, acción terrorista en la que murieron 73 personas, 57 de ellas de origen cubano.

Las propias autoridades judiciales lo consideraban un peligro para la seguridad nacional de Estados Unidos, incluso hicieron algunas gestiones para deportarlo a una tercera nación.

Lo indultó otro terrorista con mayor rango: el expresidente George W. Bush, a instancias de los congresistas, (terroristas), cubanos de La Florida, especialmente Ileana Ros Lehtinen, a la que los cubanos llamamos con justicia La Loba Feroz.

Ha muerto un asesino sin pagar las culpas que debe al pueblo cubano, gracias a la complicidad del Gobierno de Estados Unidos con la mafia terrorista de Miami y su afán de lograr sus objetivos políticos en la Isla.

Bosch jamás fue molestado luego del amañado indulto presidencial, mientras, cinco jóvenes cubanos que monitoreaban las acciones terroristas de ese mafia contra el pueblo cubano, siguen detenidos, sin haber asesinado a nadie, sin haber cometido acto alguno lesivo a la seguridad nacional de Estados Unidos.

Solo un Gobierno, como el de Estados Unidos, presto a apoyar todas las causas injustas en este mundo, pudo ser capaz de proteger, alimentar, cuidar a un terrorista, que al decir de Bush quien lo hiciera también se consideraría como tal.

No me alegro de la muerte de ninguna persona, tampoco de la de Orlando Bosch Ávila, pero estoy convencido que desde ayer a las
12: 05 horas el mundo está un poco mas seguro.

LA CRISIS DISPARA EMIGRACION DE ESPAÑOLES SOBRE TODO A CUBA

http://cambiosencuba.blogspot.com/2011/04/la-crisis-dispara-emigracion-de.html

AL MENOS 14 NIÑOS PRESOS DE ESTADOS UNIDOS

http://cambiosencuba.blogspot.com/2011/04/al-menos-14-ninos-presos-de-eeuu.html

LOS CRIMENES EN GUANTANAMO Y EL SILENCIO DE LOS BLOGUEROS

http://cambiosencuba.blogspot.com/2011/04/los-crimenes-de-guantanamo-y-el.html

REFLEXIONES DE FIDEL: UN FUEGO QUE PUEDE QUEMAR A TODOS

(Tomado de CubaDebate)
Se puede estar o no de acuerdo con las ideas políticas de Gaddafi, pero la existencia de Libia como Estado independiente y miembro de las Naciones Unidas nadie tiene derecho a cuestionarlo.
Todavía el mundo no ha llegado a lo que, desde mi punto de vista, constituye hoy una cuestión elemental para la supervivencia de nuestra especie: el acceso de todos los pueblos a los recursos materiales de este planeta. No existe otro en el Sistema Solar que posea las más elementales condiciones de la vida que conocemos.
Los propios Estados Unidos trataron siempre de ser un crisol de todas las razas, todos los credos y todas las naciones: blancas, negras, amarillas, indias y mestizas, sin otras diferencias que no fuesen las de amos y esclavos, ricos y pobres; pero todo dentro de los límites de la frontera: al norte, Canadá; al sur, México; al este, el Atlántico y al oeste, el Pacífico. Alaska, Puerto Rico y Hawai eran simples accidentes históricos.
Lo complicado del asunto es que no se trata de un noble deseo de los que luchan por un mundo mejor, lo cual es tan digno de respeto como las creencias religiosas de los pueblos. Bastarían unos cuantos tipos de isótopos radiactivos que emanaran del uranio enriquecido consumido por las plantas electronucleares en cantidades relativamente pequeñas —ya que no existen en la naturaleza— para poner fin a la frágil existencia de nuestra especie. Mantener esos residuos en volúmenes crecientes, bajo sarcófagos de hormigón y acero, es uno de los mayores desafíos de la tecnología.
Hechos como el accidente de Chernóbil o el terremoto de Japón han puesto en evidencia esos mortales riesgos.
El tema que deseo abordar hoy no es ese, sino el asombro con que observé ayer, a través del programa Dossier de Walter Martínez, en la televisión venezolana, las imágenes fílmicas de la reunión entre el jefe del Departamento de Defensa, Robert Gates, y el Ministro de Defensa del Reino Unido, Liam Fox, que visitó Estados Unidos para discutir la criminal guerra desatada por la OTAN contra Libia. Era algo difícil de creer, el Ministro inglés ganó el "Oscar"; era un manojo de nervios, estaba tenso, hablaba como un loco, daba la impresión de que escupía las palabras.
Desde luego, primero llegó a la entrada de El Pentágono donde Gates lo esperaba sonriente. Las banderas de ambos países, la del antiguo imperio colonial británico y la de su hijastro, el imperio de Estados Unidos, flameaban en lo alto de ambos lados mientras se entonaban los himnos. La mano derecha sobre el pecho, el saludo militar riguroso y solemne de la ceremonia del país huésped. Fue el acto inicial. Penetraron después los dos ministros en el edificio norteamericano de la Defensa. Se supone que hablaron largamente por las imágenes que vi cuando regresaban cada uno con un discurso en sus manos, sin dudas, previamente elaborado.
El marco de todo el escenario lo constituía el personal uniformado. Desde el ángulo izquierdo se veía un joven militar alto, flaco, al parecer pelirrojo, cabeza rapada, gorra con visera negra embutida casi hasta el cuello, presentando fusil con bayoneta, que no parpadeaba ni se le veía respirar, como estampa de un soldado dispuesto a disparar una bala del fusil o un cohete nuclear con la capacidad destructiva de 100 mil toneladas de TNT. Gates habló con la sonrisa y naturalidad de un dueño. El inglés, en cambio, lo hizo de la forma que expliqué.
Pocas veces vi algo más horrible; exhibía odio, frustración, furia y un lenguaje amenazante contra el líder libio, exigiendo su rendición incondicional. Se le veía indignado porque los aviones de la poderosa OTAN no habían podido doblegar en 72 horas la resistencia libia.
Nada más le faltaba exclamar: "lágrimas, sudor y sangre", como Winston Churchill cuando calculaba el precio a pagar por su país en la lucha contra los aviones nazis. En este caso el papel nazifascista lo está haciendo la OTAN con sus miles de misiones de bombardeo con los aviones más modernos que ha conocido el mundo.
El colmo ha sido la decisión del Gobierno de Estados Unidos autorizando el empleo de los aviones sin piloto para matar hombres, mujeres y niños libios, como en Afganistán, a miles de kilómetros de Europa Occidental, pero esta vez contra un pueblo árabe y africano, ante los ojos de cientos de millones de europeos y nada menos que en nombre de la Organización de Naciones Unidas.
El Primer Ministro de Rusia, Vladimir Putin, declaró ayer que esos actos de guerra eran ilegales y rebasaban el marco de los acuerdos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Los groseros ataques contra el pueblo libio que adquieren un carácter nazifascista pueden ser utilizados contra cualquier pueblo del Tercer Mundo.
Realmente me asombra la resistencia que Libia ha ofrecido.
Ahora esa belicosa organización depende de Gaddafi. Si resiste y no acata sus exigencias, pasará a la historia como uno de los grandes personajes de los países árabes.
¡La OTAN atiza un fuego que puede quemar a todos!

Fidel Castro Ruz
Abril 27 de 2011
7 y 34 p.m.

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