Duele
saber que ya no estás. Que desde hace un año nos miras desde el Pico Bolívar.
Más
de cinco mil metros sobre el nivel del mar te permiten otear el horizonte,
avisarnos de las turbulencias que los enemigos puedan estar gestando para segar
la aurora que erigiste con tu sonrisa.
Te
fuiste pero permaneces en la mirada de ese indio que hoy tiene la posibilidad
de leer y escribir tu nombre y el nombre de los miles que en Nuestra América
han sido arrebatados a la muerte.
Estas
presente porque los hermosos llanos de tu país dibujan tu rostro en el amanecer
y tus pasos se adentran en los caudalosos ríos para mitigar el hambre de siglos
y sembrar de esperanza los corazones rotos-
Te
marchaste y vuelves en cada atardecer persiguiendo la brisa marina, el canto de
las aves canoras, la ola del mar que rompe en los arrecifes que son muros de
contención para las aves de rapiña de ayer y de hoy.
Quien
pudo predecir tu capacidad de seguir acompañándonos en los difíciles momentos
que vivimos, cuando algunos desean quebrantar la unidad de nuestros pueblos
para convertirnos nuevamente en esclavos?
Los
pueblos de la Patria Grande de Bolívar y de Martí, están como la plata en Los
Andes, firmes, resueltos, no hay temores, nos ha llegado la ocasión de alcanzar
la verdadera y segunda independencia Latinoamericana y Caribeña.
Y en
ese recodo del camino donde tomas un descanso, porque la lucha sigue de manera
irredenta descabezando obstáculos, te acompaña el Libertador de pueblos, que
aun anda, como tú, con el caballo enjaezado.
Comandante
hace un año que escalaste las montañas de la gloria para recalar en la memoria
de los desposeídos, de esos seres humanos que te lloramos pero con el puño
firme, listo para la ofensiva contra el mal.
Ya
no habrá obstáculo alguno que detenga el mar de pueblos que han asumido tu
pensamiento porque desde la cúspide de la dignidad donde te encuentras, sigues
caminando por Los Andes con la espada redentora.
En
estas tierras de ríos tan poderosos como el Amazonas, te adueñaste de sus
aguas, de su fuerza, de toda la floresta que lo acompaña para darnos el abrigo
necesario en ese camino por despejar aun en esta parte del mundo.
Estas
en la pampa argentina, en el desierto de Atacama, en aquella quebrada desde la
que el Che sigue lanzando su grito de guerra y de victoria, en los valles de la
costa peruana y en el pasacalle, género musical ecuatoriano.
Desde
aquel 5 de marzo la Muralla de Cartagena dibuja tu silueta protegiendo a esa ciudad colombiana de los males que puedan sobrevenirse como los huracanes o los piratas
de nuevo cuño.
El
también nos mira desde la Sierra Maestra. Allí, junto a Fidel, desbroza la
maleza preservando la luz que nos quieren arrebatar los que siempre han
intentado despojarnos de esperanzas para sembrarnos de sombras.
No
hay espacio para el olvido. No hay espacio para los desanimados. No hay espacio
para las concesiones. No volverán los traidores. No podran tracionar nuevamente
a los pueblos que ya conocen el camino de la dignidad.
Un
año ha transcurrido y el verbo del hijo de Sabaneta sigue cortando injusticias,
sigue acompañando a su pueblo en los difíciles momentos del presente, de los
que saldrá para continuar la obra.
Hugo
Chávez es ese amigo que ¨¨FUE UN
MOMENTICO A LA MISA
Y VA A VOLVER CON SANDINO, CON EL CHE, MARTÍ Y BOLÍVAR¨¨.
Y VA A VOLVER CON SANDINO, CON EL CHE, MARTÍ Y BOLÍVAR¨¨.