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martes, 1 de junio de 2010

ASESINATO ISRAELÍ EN AGUAS INTERNACIONALES

La esencia imperial del Gobierno de Estados Unidos se ha puesto de manifiesto de nuevo ante un hecho criminal cometido por su ahijado sionista.

Al Presidente Obama no le han bastado las imágenes del artero y sorpresivo ataque contra la Flota de la Libertad, cuyos integrantes, alrededor de 750 personas, pretendían llevar ayuda humanitaria a los palestinos de la Franja de Gaza.

La condena internacional no se ha hecho esperar. El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas reunido, el secretario general sumado también a la condena, pero Washington no se pronuncia aún, dice, estudiando la situación para tomar partido.

Nadie duda que Washington no condenará a Israel ni permitirá que se le apliquen sanciones a Tel Aviv por el abominable hecho, de todas formas Estados Unidos siempre ha amenazado con el veto cualquier resolución que implique medidas contra Israel.

Y es ahí, una vez mas, donde se puede ver la posición norteamericana jamás apoyando a los palestinos, cazados a tiros, bombardeados, bloqueados, humillados en su tierra, por un gobierno que tienes todos los colores del fascismo en su trayectoria.

Los veinte muertos no le interesan al Gobierno de Obama, como tampoco le interesa el millón de iraquíes que han fallecido como consecuencia de la injustificada agresión contra Bagdad.

A fin de cuentas Israel y su amo norteamericano sienten un profundo desprecio por la causa del pueblo palestino, porque lo que significa para los demás naciones árabes, en su momento también atacadas por Tel Aviv.

Hay mucha hipocresía en la política de Estados Unidos hacia esa convulsa región del mundo. Mientras desea condenar a Teherán por la decisión de esa nación de desarrollar la energía atómica con fines pacíficos, nada dice de la posesión por parte de Israel de decenas de ojivas nucleares en su territorio.

La humanidad se encuentra en este momento a la expectativa de lo que sucederá en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde hay presiones extraordinarias de Washington para tratar de impedir la condena a Tel Aviv por el asesinato cometido contra los integrantes de la Flota de la Libertad.

ELLOS NOS INVITAN AL REDESCUBRIMIENTO DE CUBA

Cuba fue descubierta hace tanto, pero tanto tiempo ya, que ni existen los que guardaban la memoria de ese acontecimiento y siquiera dejaron descendientes casi fantasmales. De voz en voz se ha ido pasando la historia de Cuba hasta quedar plasmada en papeles y libros; historia de sus tierras y de la sangre vertida a lo largo del sendero por las planicies del tiempo; historia de su pensamiento impracticable y de lo que pensaron sus mártires sobre la praxis; segundo a segundo recogido por otros héroes que nunca sabremos su verdadera identidad o el color de su piel llegó a nosotros el bregar de una nación que iba haciéndose adulta.

Ni un solo hombre de hoy puede asegurar que ha sido fácil el camino para el que surgió de ese momento inicial, cruel y apocalíptico, donde se mezclaron las culturas y un puñado de razas. Siempre ha existido el calvario humano, siempre la piedra sobre la piedra, la pajilla en el ojo y siempre la sed devorando el deseo de vivir. Y como antídoto, la fe.

La siempre salvadora fe que es la madre de todas las culturas, de la existencia humana. Esa fe que no nos abandona ni en el más oscuro de los momentos, ni en la más terrible soledad. Fe que cubre nuestros cuerpos y nos pone a reír cuando alguien, del otro lado de las costas cubanas, con manos y uñas afiladas devenidas en garras, pretenden estrujarnos la camisa del día a día y tratar de hacernos ver que nuestro pedacito de suelo está envenenado por la falsa historia, por el sabor del comunismo o por la infanzón de unos hermanos de apellido Castro que buscan quitar privilegios y esclavizar a los hombres que ostentan esta nacionalidad fuera o dentro de Cuba.

En pocas palabras, quieren que olvidemos lo que ya nuestros ojos han recogido a través de los años, lo que nuestros oídos han escuchado, lo que se nos hace realidad así delante nuestro como si no hubiera algo más objetivo, más real. Porque somos reales, claro, somos de carne y de hueso y de alegrías o tristezas, de calamidad y soluciones, de huracanes y divertimentos, de coraje y amor, de sudor y abatía; somos reales, pero la realidad nuestra nos supera a todos y a cada uno en particular.

Nos supera. Es decir, es más real que ella misma, es más objetiva que lo que dicta el concepto porque es palpable y es sentida, porque sube y baja todos los tiempos, todos los espacios. No hay manera de atraparla en su totalidad pero no se hace imposible presenciarla, adueñarse aunque sea por unos segundos de su esencia. Y respirarla, ah, premiarla con suspiro o sonrisa. Y todo eso porque esta realidad es nuestra, al fin, legado de aquellos primigenios extinguidos por la lujuria de unos pocos, por el encuentro de lo que no se debía encontrar así, tan duramente.

La vengo viviendo toda mi vida y no creo que se pueda conocer mejor que naciendo dentro de ella y cultivándola con el vivir, con el sufrir, con la sonrisa en las mañanas y con el alba trastocado en labor y osadía.

Como si nada de esto importara ellos, los de la Santa María, de la Niña, de la Pinta, y aquellos que ayudaron a financiar el encuentro fatal, intentan redescubrirnos una [c]uba que no es posible redescubrir porque no existe, porque ni siquiera se percibe en la lejanía y porque no tiene sentido, claro, si al menos tuviera una lógica uno asume que algo de existencia tendría.

Pero nada en ese engendro encaja con la realidad que yo, por lo menos, vivo y toco, beso y alabo y defiendo. Dentro de esta tierra vivo y sé que moriré aquí dentro, con orgullo y claridad porque siempre las cosas sinceras han sido mi rutina. Y estoy harto ya de que quieran trastocar mi visión.

Tengo todo el derecho a ver las cosas que veo, a sentir por la patria que me atestigua y que sostengo sobre mi desmejorada espalda.

Mi amor por ella es más grande que mi dolor, es más intenso que lo que puede hacerme sufrir un mal amor. Y sé que la inmensa mayoría de mis coterráneos piensan igual, o parecido, o quizás no tan parecido, pero en el mismo castellano y con las mismas ganas.

Sí, porque nos une la memoria que sí existe, porque nada de lo vivido hasta el momento se queda atrás en el tosco olvido. Con esa memoria hablo. Y conmigo todos aquellos que nunca olvidaron el sufrimiento de los otros y se echaron a pelear por la construcción de un camino digno, amplio y bien iluminado. Como es este franja que ahora piso y me conduce a la verdadera felicidad. Negarlo sería caer en un hoyo infinito, o caer en la nada porque es negar que vivo y ando.

¿Y cómo ellos intentan que redescubramos a Cuba? Convocan a «señoritos» de la palabra, a desafectos del alma, a limitadores y carroñeros. Les pagan y ponen en sus manos el arma más poderosa que existe: la palabra.
Pero la envenenan, superan su alcance mediática y la convierten en algo terrible. Destruyen casas y bombardean la vida apacible de los que nada tienen que perder. Y suponen que están logrando su objetivo, que ya nosotros estamos viendo esa [c]uba irreal que ellos manifiestan o quieren regalarnos.

Pero nada es gratuito. A esos palabrareros les toca su tajada y para ello se emplean más de 20 millones de dólares. 20 millones que no se emplean en mejorarle la vida a los damnificados por los desastres naturales, ni por tratar de restituirle la situación social a aquellos que vagan por las calle y duermen tras las noticias cálidas de los periódicos, ni en reconstruir escuelas u hospitales de amplio acceso.

No, los «fabricantes» del dinero tienen otros planes y van a intentar instaurar un nuevo orden mundial a su antojo. No les importa hundir a su propio país en una crisis abismal, no les importa la voz clamante en el desierto de su propia gente. No les importa siquiera que sus hijos recojan el fruto amargo, la desolación.

Vociferan a los cuatro vientos una democracia para Cuba y quieren democratizarla ya. Alzan las manos en un supuesto congreso de las naciones y mienten sobre la realidad mía, sobre lo que soy, y pretenden que todo el mundo les crea el cuento porque la fe es la madre de la existencia humana. Tal vez llegue el día en que ellos mismos se den cuenta del tiempo perdido y que ya es irrecuperable. Del bien que pudieron hacer y que trastocaron. Yo sigo aquí, con mi país a cuestas, empujándolo hacia delante, ayudándolo a contar las hojas que caen de los árboles y haciendo feliz a mis amigos. No hay otra realidad. Cualquier intento de redescubrir otra Cuba, es pura invención, demasiado veneno.


Autor: Vasily M.P. Ciego de Avila

LA CAMPAÑA CONTRA CUBA REPITE UN LENGUAJE ESTANDARIZADO

A Cuba llegó primera vez en 1993 y desde entonces su activismo a favor de la solidaridad con la mayor de las Antillas ha ido creciendo. Miembro de la asociación Euskadi-Cuba, José Manzaneda es en la actualidad coordinador del portal audiovisual www.cubainformacion.tv. Por su quehacer a favor de la difusión de la realidad cubana recibió recientemente la distinción Félix Elmuza, de la Unión de Periodistas de Cuba y en junio de 2009 la Medalla de la Amistad. Su más reciente visita a la Isla tuvo un amplio programa que incluyó una visita a la sede de La Jiribilla junto con los otros dos integrantes del equipo técnico audiovisual de Cubainformación Helena Bengoetxea, y Juan Carlos Verguizas, y la conversación giró fundamentalmente en torno al nacimiento de este sitio y la importancia de poner al descubierto los engranajes de las campañas mediáticas contra Cuba.

“El sitio nació de un proyecto creado por el grupo de solidaridad Euskadi Cuba, una de las muchas organizaciones de este tipo que hay en España. Teníamos un monto de dinero para hacerlo, y nos parecía que Internet por sus características de globalidad sería un buen espacio, por eso tratamos que no estuviera solamente dirigido a un público vasco. Finalmente también está hecho para un público relativamente específico, aquel al cual le interesa el tema Cuba y por eso intentamos que desde el Movimiento de Solidaridad se enteraran del proyecto y lo fueran asumiendo como una herramienta más avanzada, porque contiene cosas que antes eran impensables para un grupo de solidaridad: como tener unas cámaras de video con un equipo profesional, con una producción de video diaria, con un programa de radio semanal. Cada grupo tiene un blog o tiene una página web, pero un medio constante y que está todos los días creando cosas, eso no existía.

“Nos parecía que eso debía ser aprovechado para la imagen de Cuba y para el objetivo de acercar la realidad cubana con todos sus matices al mayor número de personas en el mundo. Entonces hicimos un llamado con la ayuda del ICAP y de varias organizaciones más. Dentro de los colectivos de solidaridad ya se ha constituido de una manera natural Cubainformación como la herramienta de comunicación del movimiento, sin que sea algo formal, a través de nosotros muchos colectivos están relacionándose un poquito más fácil. Nos movemos con el aporte de gente voluntaria de muchos colectivos: de Madrid, EE.UU., Buenos Aires, Italia, cubanos que residen en Ucrania.

“La red de organizaciones de cubanos residentes es muy importante ahora en el medio, hacen colaboraciones permanentes y además es la manera que tienen de visibilizarse, porque estas asociaciones son más nuevas que los movimientos de solidaridad, es prácticamente un movimiento que no tiene un año, puede haber alguno que tenga dos años, tres o cuatro; pero que estén articulándose como una especie de nuevo movimiento, eso es muy reciente; entonces Cubainformación ha servido para darles rostro también.

“En el último encuentro de cubanos residentes en Europa, desplazamos allí el set de televisión, hicimos entrevistas a un montón de organizaciones que tienen y a toda la gente invitada. Además, se grabaron todas las ponencias. De ese encuentro salieron casi 60 videos.”

En su página web tienen muy bien definidos los puntos básicos a través de los cuales se monta una campaña mediática contra nuestro país.

Eso surge a partir de los años de estar viendo, oyendo y leyendo la propaganda contra la Isla. Es resultado también de la experiencia del trabajo en la solidaridad, nosotros no comenzamos en este momento, sino que la Asociación Vasca de Cuba desde los años 90 ya editaba una revista, mucho más modesta, que al principio tenía cuatro páginas en blanco y negro, donde se recogían las actividades de la asociación y artículos de análisis. Entonces vas analizando, tomando nota de cómo funcionan los medios, y al final haces una especie de compendio de las grandes líneas temáticas, que es bien sencillo, es un esquema bastante definido, con siete u ocho puntos repasados constantemente.

Todo el tiempo la campaña contra Cuba repite un lenguaje estandarizado. Sacan de contexto determinados fenómenos, meten la lupa en algunos y la alejan de lo que no les interesa, seleccionan unos hechos o temas y obvian otros, censuran todos los grandes logros… Es un protocolo que van siguiendo, solo cambian las variantes aplicadas. De hecho, en ocasiones dices si vas a hacer un video: “Haré lo mismo que en el anterior”, porque siempre es la misma historia, solo varían los soportes: la tertulia, la noticia, la corresponsalía en La Habana. Ahora esta campaña ha aportado elementos nuevos, pero más que nada porque los actores de la batalla han sido nuevos, los huelguistas de hambre, incluso algunos artistas de la izquierda española que se han unido al asunto, o sea, hay como peones nuevos en el invento.

La anterior arremetida fue el 2003, aquella fue bastante dura, no sabría decir si más fuerte. Al menos fue más corta en el tiempo. Esta ha sido o la han sabido alargar mucho más. En aquel momento fue más traumática porque dividió más a la gente de la solidaridad.

En esta ocasión, la campaña ha sido más agresiva; pero ha conseguido dividir menos y de alguna manera nos ha tomado un poquitín más preparados. En ese sentido, el tema de tener algunas herramientas de información y las redes sociales han funcionado. Cubainformación ha servido al movimiento de solidaridad para tener algunas herramientas rápidas de respuesta. Es decir, si alguien está poniendo en duda lo que le ocurrió a esta persona o cualquier noticia, tienen un video o un artículo para explicarle a esa persona: “por lo menos infórmate y saca luego tus propias conclusiones”. Por ejemplo, un compañero de la Asociación de Amistad con Cuba de Sevilla me decía que en el 2003, en los primeros días tras el fusilamiento, dejaron el carné de la Asociación unas cuantas personas y, sin embargo, en esta ocasión no había ocurrido nada de eso porque inmediatamente tenían ya materiales de Cubainformación, y la gente tenía donde informarse.

¿Cuáles han sido las estrategias para posicionar el sitio?

Ahora estamos tratando de potenciar bastante el You Tube, allí subimos los videos de hasta 10 minutos, de 0 a 20 a Daylimotion, y todos a blip.tv, tenemos una cuenta en cada uno. Las que más se ven son las de You Tube, porque además son los videos más polémicos: los de análisis de medios, los más cercanos en el tiempo a la actualidad.

Hicimos una renovación de la página hace poquito y todo eso tratamos de hacerlo con la red del voluntariado. Ahora estamos subiendo todo el archivo de cosas propias gracias a un grupo de cinco personas, que viven en sitios remotos, y van subiendo los videos. Son cosas relativamente sencillas que las puede hacer gente con poca capacitación. El mayor handicap que tenemos son la gente más especializada en grabación y en edición, aunque dimos un taller en Madrid, donde se capacitaron tres personas, tres en Valencia, vino gente de otros lugares, luego en Málaga; pero básicamente esas son las que tienen posibilidades de concretar una colaboración estable. En Málaga propuse, si conseguían una cámara, hacer una serie de materiales con el periodista Carlos Tena. Las de Madrid ya lo están haciendo, las de Valencia también, de hecho con la visita de Enrique Ubieta prepararon tres videos. La presencia de este escritor cubano en España fue muy significativa, en particular la intervención en el programa de televisión 59 segundos. Era muy importante estar ahí, era el único espacio en el que podía haber una voz, no equilibrada, porque ya el terreno estaba un poco minado, pero sí una opción, una oportunidad para tener una cierta presencia, y creo que se aprovechó bastante bien por las tres personas que defendían a Cuba, pues los contrincantes eran muy malos, incluso la gente, los políticos profesionales, lo hicieron muy mal. Ese partido se ganó, pero venía precedido por horas de radio, televisión, páginas enteras de periódicos contrarios, pero fue importante. La gira sirvió a los colectivos de solidaridad para encauzar un poquito el malestar porque en estos momentos de ataque a Cuba necesitas estar activo, si no tienes la sensación de que es imposible, de no poder hacer nada.

¿De qué modo elaborar la agenda informativa de un medio como Cubainformación?

Hay que intentar tener un flujo de materiales constante. Algunos puedan ser más interesantes, otros menos, pero se debe ser constantes. Además hacer materiales únicos y tenerlos en diferentes soportes, en diferentes secciones, que no se encuentren en otro lugar y sean referentes para explicar determinadas cosas. Eso es lo fundamental y lo que demanda la gente.

En el campo de la información, muchas personas desconfían de los medios porque saben que si no mienten —desde luego, muchas veces lo hacen—, seleccionan lo que les interesa de la realidad y, por tanto, la construyen; pero muchas veces no tienen las herramientas, los elementos, las claves informativas para dar una opinión. Entonces tratamos de exponer algunas cuestiones que pueden ser incluso contradictorias en Cuba, complejidades del país, y, sin pretender explicar todo lo que pasa en Cuba, hay determinadas preguntas que un europeo se hace para las cuales podemos darle tres o cuatro claves informativas.

Yinett Polanco • La Habana

CUIDANDO LA CASA

Ya sabemos que la manera de referir cuanto sucede, en su inmensa mayoría, responde a los intereses de quien pague a los que la relatan. Según el sitio más conveniente para acomodarse, el mejor pagado. Es tan antiguo este actuar como la necesidad del hombre de referir su contorno más inmediato.

Mi primera experiencia de democracia, fuera de la Isla, me la permitió un muro, frente a la Casa de Gobierno, en Costa Rica, en mi segundo día de estancia en ese país, hace ya casi quince años. Hago la salvedad de que no me encontraba en Centroamérica enviado por el gobierno cubano, para el cual es obvio que existen otros representantes más lúcidos que yo.

Un sólido muro frente a la Casa de Gobierno de San José hacía visible, con letras, que ahora recuerdo en rojo, una singular afirmación: “Figueres: Hijo de Puta”.

Nadie, ni siquiera el presidente Figueres, se había molestado en borrarlo.

Días posteriores fui testigo de la otra cara de la moneda que suele ser la democracia.

En la Facultad de Estudios Generales, de la Universidad de Costa Rica, los estudiantes y algunos profesores la habían tomado en protesta por la intención del Gobierno de cerrarla, por falta de fondos.

La policía –la llamada Suiza de América no cuenta con ejército- se personó sobre caballos y dispararon despiadadamente contra los huelguistas. Yo había visto esa imagen en películas, pero es otra cosa cuando se sabe que son reales. Vi, por primera y única vez en mi vida, los cuerpos de los fallecidos sobre un pavimento enrojecido. Otros quedaron golpeados.

Eran jóvenes, en su mayoría mucho más que yo en aquella época. Algunos supongo de izquierda, otros ecologistas o miembros de algunas de las tribus contemporáneas con las que el hombre insiste en agruparse y a la vez diferenciarse, pero fuese cual fuese la creencia o el bando, estaban sin vidas y golpeados por protestar contra una medida que consideraban injusta.

¿Qué hubiera pasado en la prensa del mundo si este suceso hubiese tenido por escenario las escalinatas de la Universidad de La Habana o cualquiera de los espacios de las múltiples universidades cubanas?
Puedo asegurarles que pasado, cuando más, una semana el silencio sobre este suceso, enmudeció todos los espacios de la prensa plana y televisiva.

Marcados por la intolerancia, la exaltación de los sucesos, la parcialidad de las noticias, vivimos los de esta Isla, rodeado de mares que nos distancian de ese otro mundo que desde aquí se nos quiere dibujar como espacio de libertad y del que nos redibujan una y otra vez con una distorsión que provoca mucho ruido o un absoluto silencio, según la conveniencia de los que están llamados a referir desde el exterior una realidad tan diversa y compleja como la cubana.

Si alguien sabe bien las imperfecciones del sistema cubano somos los que lo vivimos y lo padecemos.

Lo que nos falta y tenemos, lo que aspiramos y soñamos con delirio, son también nuestro patrimonio, concientes de que no solo sufrimos carencias y dificultades, sino que aspiramos y confiamos en una vida mejor, para la cual cada uno, según sus posibilidades y condiciones imagina.
La mayoría lo hacemos integrados a una hostil cotidianidad a la que aportamos mucho o poco, casi siempre insatisfechos, en una búsqueda que no sólo soñamos sino que la diseñamos con obstinación. La decimos en alta voz, contra mentiras y verdades a media, contra oportunistas y limitados, en riesgo constante, pero posible.

También entre nosotros están los que distorsionan nuestra realidad, silencian o iluminan determinadas partes convenientes. Pero casi todos hemos aprendido a leer entre líneas, a sacar conclusiones, a tener –hasta donde se nos hace posible- una claridad, quizás no tanto de lo que queremos como de lo que no queremos.

Están también los que callan, los que se dejan conducir, los que se acomodan con habilidad, de manera muy diferente al discurso que sostienen. Los que pueden decir y afirmar lo que no creen. También como en las boticas en Cuba hay de todo.

Ninguna conquista social o personal está desapegada al riesgo. Yo no dejo de hablar, de decir en alta voz lo que creo. Lo hago con respeto, pues si bien creo en mi verdad la vida me ha demostrado que hay muchas versiones de ella y conocerlas siempre es un acto enriquecedor.

Hablo y escribo, publico mis libros, me busco problemas, me ponen a padecer, hago la cola del yogurt, me como un pan que a veces lo creo un veneno, voy a la escuela de Laura a saber cómo van las cosas, consigo un ultrasonido para mi hija Salma, la voy a ver cuando toca su chello. Leo todo lo que está al alcance de mi mano, sin importarme lo que piensa, dónde vive, en qué partido milita su autor.

Mis vecinos saben que soy escritor y me tratan con respeto. Me comentan lo que digo por radio, me hacen saber cuando ponen un spot televisivo en que leo un poema, me felicitan cuando gano un premio. Consideran que serlo es algo especial y me hacen partícipe de sus criterios, de lo que creen y de lo que no creen.

Uno vive y lo hace con expectativas, seguro de que hay que hacer cosas por lograr lo que se quiere. Que no todo baja del cielo, ni siquiera para los que creemos en Dios, que la vida es corta y dura.

Pero nadie puede soñar por otros. Los sueños bajo cielos diferentes nunca podrán ser los mismos. Uno tiene los propios y tienen que ver con las aspiraciones que desde aquí, al menos yo, veo con claridad.

No creo en las mentiras o las verdades a medias, las diga quien las diga.

Hay tantas verdades que decir, hay tanto que mostrar –bueno, malo y regular. Basta escuchar las conversaciones que sostienen los pasajeros de los carretones de caballo, que han venido a aliviar la falta de transporte, lo que se conversa mientras se espera comprar en la placita o la bodega, lo que se habla en los debates que cada mes y alrededor de una polémica revista digital, de la Uneac, que tiene el nombre de Hacerse el cuerdo, se dice con valentía y sin tapujos, a pesar de que en el dibujo que casi siempre se hace de nosotros estamos en silencio y si alguien habla y está preparado para hacerlo somos los cubanos.

Algunos, que ahora viven en otros paisajes de la amplia geografía con la que se dibuja el mundo, nos convidan a hacer lo que ellos no hicieron cuando vivieron junto a nosotros. Nos llaman oficialistas porque publicamos nuestros libros, en las editoriales nuestras y lo presentamos en cualquier lugar posible: escuelas, cárceles, sanatorios, en lo más alto de una montaña de Manicaragua. Nos llaman traidores porque aún permanecemos diciendo lo que deseamos y lo que no queremos.

El riesgo se corre aquí y el derecho a conquistar los sueños también nos los hemos ganado con esa permanencia.

Estemos donde estemos Cuba deberá ser la casa paterna, el espacio en el que podamos permanecer toda la vida, o llegar para recuperarnos de cualquiera de los cansancios que ocasiona la vida.

No dejar caer el techo, mejorar nuestras paredes, atender las flores del jardín, será siempre obligación de los que la habitamos o estamos concientes, vivamos o no en ella, que es nuestra casa.

Dentro permanecen nuestros afectos y recuerdos, nuestra familia, nuestros sacrificios, los objetos que hemos ido sumando con muchos esfuerzos. Cuidar su puerta es deber y obligación de todos.


Aristides Vega Chapú
Desde Santa Clara, mayo del 2010