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sábado, 26 de septiembre de 2009

INTRIGAS Y MENTIRAS EN MIAMI

Autor: Pedro de La Hoz

A medida que pasan los días, mientras en Cuba y otras partes del mundo se comentan vivamente los apreciables valores artísticos, humanos y solidarios del concierto Paz sin Fronteras, salen a flote los más oscuros detalles de la conjura puesta en marcha por ciertos personajes para tratar de arruinar una convocatoria animada por sentimientos de entendimiento y confraternidad.

Si la reacción de quienes a la misma hora en que se efectuaba el concierto activaron en Miami un cilindro para triturar discos de Juanes y sus colegas mostró la faz más brutal del odio y la intolerancia, no fue mucho más bajo actuar como lo hicieron algunos de los más conspicuos representantes de la mafia anticubana en el sur de la Florida.

COrnetín DESAFINADO

En esa competencia por el rencor, sin lugar a dudas Arturo Sandoval ganó los máximos honores. Como si interpretara un cornetín mentiroso y desafinado, el artista llegó a decir que "era una falta de respeto de Juanes hacia todos los cubanos" cantar en La Habana y afirmó: "Yo estuve preso, no saben lo que me hicieron; no es posible que Juanes lleve la música a los comunistas".

Quiero hacer un poco de memoria. El 24 de marzo de 1989, quien esto escribe publicó una nota en Granma sobre un concierto ofrecido por Sandoval en el Teatro Nacional, en el que interpretó un concierto de Haydn. Ante algunas observaciones críticas de naturaleza estrictamente estética, el trompetista escribió una indignada misiva a las autoridades políticas con copia al director del diario en la que exigía reparar "las ofensas recibidas" a tenor de que "soy un artista revolucionario y es inadmisible que en el Órgano de nuestro Partido se critique a alguien que ha puesto la cultura de la Revolución en un alto sitial internacional".

Hace apenas 24 horas, en Santo Domingo, Sandoval manifestó en una entrevista a la presentadora Luz García para el programa Noche de Luz: "Yo no conozco a ese señor (Juanes), por tanto para mí es igual a nada en la música". Qué lindo ejemplo ético, ¿verdad?

EL TRISTE CONSUELO DEL PATALEO

En su comentario del miércoles último sobre el concierto, El Duende, voz crítica del entorno floridano que se expresa por Radio Miami, apuntó cómo "a los que pierden siempre les queda el consuelo del derecho al pataleo". Ese es el triste recurso al que apeló un periodista de origen portugués asalariado de El Nuevo Herald, que el propio miércoles, haciéndose eco de un video doméstico manipulado y sin cumplir los mínimos requerimientos profesionales que exigen verificar las fuentes, lanzó el bulo de la supuesta irritación de Juanes "por el control del régimen castrista".

Ni quien tomó y vendió las imágenes ni el apresurado redactor se ocuparon por saber qué sucedió en verdad. Simple y llanamente el cantautor, a todas luces nervioso ante el reto que se había impuesto, tuvo un exabrupto en las primeras horas del domingo frente a los elevadores del Hotel Nacional al confundir la identidad de una persona. De inmediato se le aclaró que se trataba del sommelier del Salón Aguiar, un joven pero experto trabajador de la instalación que únicamente se disponía a ofrecer su servicio. Juanes se disculpó no solo con el joven sino con todos los trabajadores testigos del breve y puntual desaguisado.

Quienes trataron de manipular el incidente debían haber escuchado la confesión que el propio Juanes hizo a la colombiana Radio Caracol cuando le preguntaron cómo la pasó después del concierto: "Estuvimos en una parranda buenísima en el hotel, sacaron la guitarra, cantamos canciones de Silvio, y estuvimos Olga Tañón y Miguel Bosé y el maestro Vicente Feliú".

TRES QUE SE QUIEREN BIEN

Un día antes del concierto, Raúl Alarcón, presidente de Mega TV; Emilio Estefan, zar de la industria del espectáculo enclavada en esos predios, y el cantante Willy Chirino, dieron a conocer por su parte una fabulosa y falaz historia en las páginas de El Nuevo Herald, con la evidente intención de tratar de descalificar el acto cultural de la Plaza.

En carta enviada al periódico por Alarcón, este dice que "en varias ocasiones fui convocado para reunirme en mi casa junto con Juanes, y otros ejecutivos y artistas de la industria, entre ellos el señor Emilio Estefan y Willy Chirino. El único propósito de las reuniones era para que de buena fe Juanes lograra incluir a varios artistas cubanos que residen en Miami, en Paz sin Fronteras ya que si se le iba a cantar al pueblo cubano, debían estar presentes los cantantes cubanos en el exilio, algo que hubiera demostrado que la real apertura se estaba dando, y como Dios manda, sin restricciones ni censuras".

Alarcón sabe que la historieta que cuenta no es así. En realidad el convocante fue él, quien preparó, sin la menor gota de buena fe, una encerrona al cantante colombiano donde lo esperaba junto a Estefan y Chirino para arrinconarlo con propuestas espurias que desnaturalizarían el carácter de un concierto que el propio Juanes pidió fuera "blanco", sin alusiones políticas de ningún tipo. Precisamente este era el punto que Alarcón, Chirino y Estefan querían violar groseramente.

Hay que recordar cómo el 18 de agosto el propio Chirino injuriaba a los cubanos que viven en la Isla, denostaba a Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, y acusaba a Juanes de practicar una doble moral.

El propio diario floridano le recuerda a Chirino que compuso una canción para ayudar a sufragar los gastos de la connotada organización terrorista Hermanos al Rescate.

Por su parte, en el mismo reporte, Estefan dice que "el embargo lo tiene Cuba contra los artistas cubanos de Miami (...) El verdadero bloqueo es de parte de ellos hacia nosotros". Si no fueran tantas las muestras de intolerante fanatismo de quien lo afirma, tal declaración moviera a risa.

El Miami de Estefan es el escenario donde un cuadro de Manuel Mendive fue quemado en el mejor estilo nazi, amenazaron con dinamitar un hotel por organizar una velada en honor a Rosita Fornés y repudiaron lo mismo a Pío Leyva a las puertas de un centro nocturno que a Paulito FG al anunciar una serie de conciertos.

El odio se ha hecho extensivo incluso a otras figuras. El 13 de septiembre del 2000, en ocasión de celebrarse en Miami la ceremonia de los Grammy Latinos, el célebre salsero Willie Colón dio a conocer un elocuente comunicado en el que decía:

"Tarde en mi carrera conocí la censura y la marginación por no ser completamente sumiso a la voluntad de nuestros nuevos amos. Mientras varios de mis compatriotas, como Andy Montañez y amigas como Verónica Castro fueron descaradamente boicoteados por visitar a Cuba o fraternizar con cubanos de la Isla, otros como este servidor, que cometieron delitos menores como atacar al general Pinochet en una canción parodia, fuimos puestos en una lista negra donde se nos cerraron todas las puertas. Gloria Estefan y su esposo se convirtieron en la punta de lanza de esta mafia cubana".

A su modo, Alarcón, Chirino, Estefan, Sandoval y los asalariados de El Nuevo Herald también se situaron al volante del cilindro aplanador. Aunque a decir verdad, los hechos han demostrado que ellos son los que han sido aplastados espiritualmente por una realidad que se ha abierto paso ante los ojos y oídos del mundo.

UNA TROMPETILLA PARA LA MENTIRA

Autor: José dos Santos


Cuando el trompetista Alexander Abreu mostraba sus cualidades en el cierre del Concierto por la Paz sin Fronteras, en la Plaza de la Revolución de La Habana, a muchos nos pareció la mejor confirmación de que en Cuba hay intérpretes tan o más superlativos que algunos que no cesan de mentir para ganar protagonismo extramusical.

La Televisión Cubana mostró en un reportaje las reacciones retrógradas de algunos personajillos en torno al Concierto y entre ellos a uno de esos que prefirieron cobijarse bajo el ala del ave de rapiña imperial y renegar de un lugar privilegiado en su tierra, cambiando los oropeles que le concedió la mafia miamense —siempre que tocara su partitura ideológica reaccionaria— por la simpatía que tenía entre su pueblo.

La admiración musical que se sentía en Cuba por Arturo Sandoval se trocó en decepción por el camino escogido de la deserción, hace ya algunos lustros, y repudio por sus mentiras y servilismo.

Ese que se quejaba ante las cámaras miamenses de la "represión" que sufrió en Cuba por su amor al jazz, hace piruetas en el tiempo. Nunca se ha ocultado, y ha sido parte del proceso rectificador revolucionario, que en un pequeño lapso de medidas erróneas, se aplicaron estrechas concepciones en algunos ámbitos culturales, pero de eso a ser detenido y encarcelado por una inclinación musical es más que una exageración extemporánea, una flagrante mentira.

Este músico suprime en sus plañideras quejas contra el concierto internacional que en Cuba fue figura destacada en Irakere, que formó su propio grupo y tuvo peña propia en el Teatro Karl Marx; que viajó por el mundo constantemente y fue eje organizador de varios Festivales Jazz Plaza; que en su cómoda casa capitalina se reunía gente relevante de diversos ámbitos, no solo de la cultura; que era de los que en tiempos donde la divisa no estaba autorizada a circular libremente en Cuba, él compraba en dólares en el gran mercado de Quinta y 42 sin que nadie lo molestara...

Lamento tanto la memoria tergiversadora y oportunista de este personaje, al que estuve ligado en un periodo de mi vida periodística por mi afición al jazz, que me gustaría que se conociera que ese "reprimido" fue militante del Partido Comunista de Cuba (como lo era su esposa), al que no se llega sin entrega voluntaria y compromiso con la sociedad.

A este sujeto no solo se le agotó el combustible de la simulación cuando decidió desertar durante una gira por Italia, formando parte de la Orquesta de las Naciones Unidas comandada por Dizzy Gillespie, víctima también de sus engaños y manipulación.

También se prestó a una campaña mediática montada en su entorno, cuando elementos no bien identificados —¿FBI? ¿CIA?— le hicieron llegar a Miami al mismo tiempo que trasladaban a su esposa e hijo desde Londres —donde le esperaban para sus presentaciones en el Ronnie Scott¢ s Club— y allí armar un penoso espectáculo anticubano.

Este mismo fue el trompetista que tocó los himnos de EE.UU. y Cuba frente a la casa donde la parentela tenía secuestrado a Elián en Miami.

Habría muchas cosas más que decir, pero él no vale la pena ni con sus cuatro Grammy. Entre joyas gráficas que poseo hay históricas que el propio "reprimido" me facilitó ya que presenció y participó en un encuentro sostenido en La Habana entre Dizzy Gillespie y Fidel Castro. ¿Habrá mencionado alguna vez ese episodio a los benefactores de sus mentiras?