Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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miércoles, 13 de marzo de 2013
LA ESQUINA BAYAMESA: EL SUICIDIO DE LA JUSTICIA NORTEAMERICANA
LA ESQUINA BAYAMESA: EL SUICIDIO DE LA JUSTICIA NORTEAMERICANA: Tweet Desde el 12 de septiembre de 1998, la justicia norteamericana tiene una asignatura pendiente debido al arresto y encarcelamiento...
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EL SUICIDIO DE LA JUSTICIA NORTEAMERICANA
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Desde
el 12 de septiembre de 1998, la justicia norteamericana tiene una asignatura
pendiente debido al arresto y encarcelamiento de cinco ciudadanos cubanos.
Esos
hombres se infiltraron en organizaciones terroristas de la ciudad de Miami, con
el propósito de impedir la realización de actos violentos
en la Isla.
Desde
el mismo triunfo de la revolución, en enero de 1959, la Agencia Central de
Inteligencia organizó acciones de naturaleza terrorista para derrotar el proyecto
social cubano.
El Secuestro y
piratería de aeronaves, bombardeos, abastecimiento de
armas y explosivos, plan de asesinato de dirigentes, invasión
mercenaria, guerra económica, son ejemplos de esa obsesion por destruir a la
revolución.
La presencia en Miami de los luchadores antiterroristas, tenía el
objetivo de abortar este tipo de actos de violencia, que han generado tres mil
478 muertos y dos mil 99 discapacitados.
Cuba se vio en la necesidad de enviar a estos hombres con ese
objetivo, ante la tolerancia de las autoridades norteamericanas, que
no
hicieron nada para impedir esas aventuras.
Desde el momento en que fueron detenidos, la prensa terrorista de
Miami, inició una cruzada para estigmatizarlos, presentándolos como agentes de
la Isla espiando instalaciones militares norteamericanas.
Periodistas de muchos medios de Miami recibieron dinero a cambio
de escribir las más fantasiosas historias acerca de los cinco valerosos
cubanos, verdaderos antiterroristas.
Incluso amenazaron a los integrantes del jurado, presionándolos
para que condenaran, como lo hizo y con sanciones exorbitantes, a los cinco
isleños.
De nada valió el testimonio de militares de alta graduación del Ejército
de Estados Unidos, quienes negaron que alguno de ellos estuviera espiando en
bases aéreas de La Florida.
Pudo más el odio que la justicia. Pudo más el odio que la verdad.
En ese juicio, increíblemente, la mentira salió ganadora por lo que los cinco
fueron condenados y remitidos a igual número de penitenciarías norteamericanas.
La más absurda sanción recayó en Gerardo Hernández Nordelo, a
quien sancionaron con dos cadenas perpetuas más 15 años de prisión.
A este valiente cubano lo relacionan con el derribo de las
avionetas de la organización terrorista Hermanos al Rescate, dirigida por José
Basulto, responsable principal de esos hechos.
Resulta paradójico que
Estados Unidos haya sancionado de manera cruel e injustificada a estos hombres,
cuando en la ciudad de Miami andan libres asesinos y terroristas que han
causado muertes en Cuba.
Tres lustros cumplirán en prisión en septiembre venidero, aunque
uno, aparentemente libre, está cumpliendo sanción adicional de libertad
supervisada.
René, Gerardo, Ramón, Fernando y Antonio, deberían haber sido
condecorados por el Gobierno de Estados Unidos que dice encabezar la lucha
mundial contra el terrorismo.
Lamentablemente para ese gobierno hay terroristas buenos y anti terroristas
malos.
Entre los buenos está Posada Carriles, entre otros, aunque haya
asesinado a 73 personas al hacer estallar en pleno vuelo un avión cubano en
1976 en Barbados.
Entre los anti terroristas malos, según el rasero de
Washington, están los cinco cubanos,
dignos hombres que honran a su patria desde las cárceles norteamericanas.
El Presidente Obama tiene en sus manos la solución de este caso,
escarnio para la justicia norteamericana, de no hacerlo la estaría empujando
hacia el suicidio.
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