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miércoles, 18 de noviembre de 2009

ANIVERSARIO 173 DEL NATALICIO DE MAXIMO GOMEZ BAEZ



Siempre tuvo un carácter enérgico.
Irradiaba respeto no solo en el seno de su familia, sino en todos los que lo conocieron.

Era un hombre de una sola palabra.

Un día llegó a nuestras tierras, quizás para apartarse de lo que hasta ese instante había estado haciendo en su país de origen.

Pero los hombres como él, justicieros y decididos, no titubean ante una invitación para enfrentar los abusos frecuentes en aquella Cuba colonizada.

Bayamo tuvo la fortuna de verlo responder a la solicitud de ese gran poeta, José Joaquín Palma, quien le pidió en nombre de la patria cubana, sus esfuerzos para alcanzar la independencia.

No lo pensó, aceptó de inmediato, y desde entonces tejió una historia que desde la montura de su caballo y con el machete en las manos él mismo engrandeció.

Con solo escuchar su nombre, los soldados españoles sabían que no sería fácil el enfrentamiento con el patriota y su tropa, decidido siempre a alcanzar la victoria.

Toda Cuba conoció de sus venturas y sus desventuras, como la de recibir la noticia de la muerte en combate, junto al General Antonio, de su hijo Panchito.

Desgarrador ese dolor de padre, pero entonces alzó más la mano, machete en mano, para seguir la senda libertaria que Céspedes había iniciado en La Demajagua.

Hace hoy 173 años, en la localidad dominicana de Baní, nació el General de Generales, el Generalísimo, el hombre que ganó en los campos insurrectos el título de cubano.

Máximo Gómez Báez, el hombre de las dos patrias, enorgullece hoy a cubanos y dominicanos.