Hay seres humanos que a su paso por la vida, van dejando las huellas de la bondad que los distingue.
Bayamo tuvo un hijo que le dio muchas alegrías desde esa posición de nato promotor cultural, que a la luz de los años transcurridos y a pesar de haber partido hacia la memoria de la ciudad, no deja de sorprendernos.
Fue de esos hombres que llevó siempre en su alma las más disímiles imágenes de un Bayamo que le estremecía en cada amanecer.
Una de sus pasiones, la música, lo llevó a animar muchos espectáculos populares, en los que participaban grupos y orquestas tanto del territorio, como de otras partes del país.
Un apellido de solo cuatro letras se conserva en la ciudadanía, porque Mola, ese es el hombre, no se detuvo ante dificultados propias de la época que vivió, no tuvo límites para encontrar la alegría para el pueblo.
Pero no solo es recordado en su terruño, en otras regiones del país su apellido es recordado, entonces cómo no hacerlo aquí, donde desgranó todos sus esfuerzos y energías, siendo además un activista político?
Cada año, músicos de una región muy azucarera de Cuba, vienen a Bayamo a alegrarnos el alma, tanta ha sido su influencia en nuestras principales fiestas, que los lazos dejaron de ser solo musicales, hoy la Conga de Chaparra es parte de la familia de esta ciudad.
Y aquí esta la agrupación tunera, homenajeando a Alberto Mola, aquel que en noches bohemias creó el espacio de Cororo en el río Bayamo, sitio inolvidable en las fiestas de carnaval de la Ciudad Monumento Nacional.
Aquí está la Conga de Chaparra, realizando, una vez más este homenaje a Mola. Entonces que suene la corneta china, que los tambores suelten lágrimas de felicidad, para recordar a quien tanta felicidad nos dio: Alberto Mola.