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miércoles, 17 de mayo de 2017

¨¨TENGO DE BAYAMO EL ALMA INTRÉPIDA Y NATURAL¨¨

nació en aquella estrecha calle de Paula en La Habana, llevó a esta ciudad en sus más nobles sentimientos patrios.
Esta ciudad ha sido fuente de inspiración para muchos luchadores, desde aquellos instantes grises de la ocupación española, hasta los momentos presentes, por todo lo que aquí ocurrió en las luchas independentistas.
Cuando Carlos Manuel de Céspedes inauguró aquella mañana del 10 de octubre de 1868 en La Demajagua, José Martí tenía solamente 15 años pero el impacto de la acción del prócer bayamés avivó sus ideas.
A lo largo de la historia, de aquella primera etapa independentista, José Martí mostró admiración por la proeza de aquel ser humano que él mismo bautizara como ¨¨el hombre de mármol¨¨.
Esa expresión no solo demostró respeto hacia el Iniciador, sino solidaridad con aquel que tuvo el coraje, el primero, de enfrentar el poderío de los colonizadores españoles.
Martí fue grande en ese momento culminante de la patria que comenzaba a luchar, con sus mejores hijos, por un futuro promisorio en el que lo más importante serían los seres humanos, algunos de ellos esclavizados.
Fue y es grande José Martí porque su lucha no quedó en la palabra, supo imprimirle acción al verbo, buscó su espacio para aportar sus disparos contra los que mancillaban la tierra que lo vio nacer.
Como se ha dicho antes, José Martí llevó a Carlos Manuel de Céspedes muy profundamente en su corazón desde aquellos horribles momentos en las canteras de San Lázaro hasta el exilio aglutinador y libertario.
José Martí definió al dilecto hijo de Bayamo de muchas maneras: ¨¨ ímpetu, volcán que viene, tremendo e imperfecto, de las entrañas de la tierra, arrebato, creador de un pueblo libre¨¨.
Nunca habrá espacio posible para reflejar toda la grandeza de José Martí por todo lo que hizo y la gloria que representa para los cubanos de todos los tiempos que seguimos abrazando su obra.
Aquel 19 de mayo de 1895, hace 122 años, la bala imperial atravesó su cuerpo en una acción que lo inmortalizaría para siempre, abonando con su sangre el camino de la libertad.
¨¨Yo tengo de Bayamo su alma intrépida y natural¨¨, había expresado José Martí, quien probablemente también quiso decir: ¨¨Tengo de Céspedes el alma intrépida y natural¨¨.
Hoy 19 de mayo, nos percatamos de que los dos héroes murieron peleando, con una diferencia de 21 años, uno en la montaña, el otro en el llano y en la misma región indómita que habitamos.