La noche se impuso a la lluvia y los acordes no habituales para los oídos bayameses se escucharon, llegando a todos los presentes, como un hálito de vida, como una demostración de que cuando hay corazón no hay música vieja ni nueva, sino buena música.
El nerviosismo de los integrantes del grupo era evidente, pues a pesar de cumplir este mes un año de integrado, esta sería la gran prueba de fuego y para su presentación escogieron a la Escuela de Artes Plásticas Osvaldo Guayasamín de la Ciudad Monumento Nacional.
La música del medievo surgió de los instrumentos en manos de jóvenes artistas, empeñados en no dejar en el olvido una de la etapas más florecientes en la que dejaron su impronta notables maestros del pentagrama.
Disfrutamos de Mozart, Bach, Handel, Vivaldi. Fue un desfile de sonidos que cautivó a la audiencia, que silenciosa asistía a este acto. Fue algo así como el parto de lo bello en cuerdas, flauta, oboe y voces que pasearon por los viejos monasterios.
Trece son los integrantes del grupo, graduados de las escuelas de música y del Instituto Superior de Arte. Todos con una vocación profesional que los eleva en cuanto a rigor y especialización en un propósito que puede resultar raro en nuestro entorno, pero que se agradece.
Llegaron, actuaron y convencieron con un repertorio difícil y en el que no faltó, entre tantas luminarias, el cubano Esteban Salas para que fuera más agradable la velada.
El Renacimiento, el Barroco, la Edad Media, se nos presentaron con imágenes sonoras, sustentadas en la música de viejas generaciones, traída hasta el presente por hombres y mujeres nuevos.
En una ciudad tan antigua como Bayamo, que guarda tantas referencias de la historia, la música de Exsulten se paseó por las calles húmedas en una noche que se impuso a la lluvia, del brazo de las interpretaciones de este grupo, que ya comenzó a caminar para ser siempre el presente.
Autor: David Rodríguez
El nerviosismo de los integrantes del grupo era evidente, pues a pesar de cumplir este mes un año de integrado, esta sería la gran prueba de fuego y para su presentación escogieron a la Escuela de Artes Plásticas Osvaldo Guayasamín de la Ciudad Monumento Nacional.
La música del medievo surgió de los instrumentos en manos de jóvenes artistas, empeñados en no dejar en el olvido una de la etapas más florecientes en la que dejaron su impronta notables maestros del pentagrama.
Disfrutamos de Mozart, Bach, Handel, Vivaldi. Fue un desfile de sonidos que cautivó a la audiencia, que silenciosa asistía a este acto. Fue algo así como el parto de lo bello en cuerdas, flauta, oboe y voces que pasearon por los viejos monasterios.
Trece son los integrantes del grupo, graduados de las escuelas de música y del Instituto Superior de Arte. Todos con una vocación profesional que los eleva en cuanto a rigor y especialización en un propósito que puede resultar raro en nuestro entorno, pero que se agradece.
Llegaron, actuaron y convencieron con un repertorio difícil y en el que no faltó, entre tantas luminarias, el cubano Esteban Salas para que fuera más agradable la velada.
El Renacimiento, el Barroco, la Edad Media, se nos presentaron con imágenes sonoras, sustentadas en la música de viejas generaciones, traída hasta el presente por hombres y mujeres nuevos.
En una ciudad tan antigua como Bayamo, que guarda tantas referencias de la historia, la música de Exsulten se paseó por las calles húmedas en una noche que se impuso a la lluvia, del brazo de las interpretaciones de este grupo, que ya comenzó a caminar para ser siempre el presente.
Autor: David Rodríguez