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miércoles, 23 de junio de 2010

FRANCISCO VICENTE AGUILERA.

Es la Ciudad Monumento, de los coches, y para quienes viven aquí representa un orgullo. Bayamo se erige majestuosa hoy, como capital de la suroriental provincia de Granma.

Estas tierras se enorgullecen de sus hijos, y ha adoptado como propios a quienes se han aplatanado en sus predios. De esa manera, la hospitalaria ciudad ha sido testigo de muchos hechos históricos y es denominada también como la Cuna de la Nacionalidad Cubana.

Las diferentes etapas de la Guerra de Independencia han tenido escenario importante en este suelo. Y también de sus entrañas han salido hombres de gran valía para el proceso revolucionario.

Francisco Vicente Aguilera se encuentra dentro de la enorme lista de hijos bayameses que supieron defender la Patria por encima de cualquier sacrificio y precio. El pueblo bayamés se enorgullece siempre de este héroe, que ofrendó todos sus bienes y partió a la manigua para tener una Patria digna.

Nació el 23 de junio de 1821. En el seno de una familia acomodada se desarrolló el niño Aguilera, que desde joven se dio cuenta de la ignominia que sufrían los cubanos y decidió luchar para revertir la situación.

Cuba como colonia española era oprimida y gobernada de una manera injusta, sin tener en cuenta los intereses y opiniones de los nativos de este archipiélago.
Tomar las armas era la manera debida para liberarse y Aguilera era de los de pensamiento de avanzada.

Antes de que estallara la Guerra de los Diez Años el 10 de octubre de 1868, Francisco Vicente Aguilera era miembro de grupos conspirativos. Sus ideales independentistas se fueron fortaleciendo cada día, y al estallar la Guerra abandonó todo su caudal, que era de los mayores en la región oriental.

En la gesta ocupó responsabilidades importantes y también viajó para unificar a los patriotas en el exterior y lograr el envío de embarcaciones con municiones y alimentos. La unidad era básica para este hombre y su estancia en el exterior lo hizo tomar posiciones radicales en cuanto a los Estados Unidos.
"Ayudarán a Cuba cuando Cuba se haya ayudado a sí misma. Esperar más que eso es una vaga ilusión", expresó en una ocasión.

Muchas vicisitudes pasó Aguilera para tener muy poca ayuda de la emigración. En la pobreza vivió en sus últimos años, sin ver sus sueños realizados: el de Cuba libre, ni poder armar una expedición que ayudara el proceso independentista.
Asomarse a la vida de Aguilera es encontrarse con un pensamiento amante de la libertad, bondadoso. Por eso, vive en la memoria de quienes hoy llevamos adelante la sociedad soñada por él.

Autora: Leslie Anlly Estrada Guilarte