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lunes, 1 de febrero de 2016

DESVENTURAS BAYAMESAS

En el constante andar por las calles bayamesas pueden observarse hechos que en la mayoría de los casos son sustentados por las buenas conductas de los ciudadanos, pero siempre encontramos elementos negativos.

Esos ejemplos que no se quisieran experimentar suceden todos los días en nuestra comunidad y si bien hay autoridades responsabilizadas para la evitación de los mismos, es la propia ciudadanía la que puede erradicarlos.

Sera la policía, como guardiana del orden público, la única institución que debe luchar para que la armonía se manifieste en las calles, en los hogares, en la comunidad?


Si deseamos la convivencia en el barrio, los primeros que deben contribuir en ese empeño somos los ciudadanos, algunos de los cuales no tienen el comportamiento que se inculca en una sociedad como la nuestra.

Porque razón un vecino de un barrio cualquiera se esmera en que los demás, que descansan, ven la televisión o están enfermos, escuchen la música de su preferencia con decibeles tan acentuados que hacen daño?

No es un pecado oír la música que le gusta a alguien, lo descabellado radica en desear imponer al niño, al anciano, a la mujer, al vecino, esa preferencia, vulnerando la tranquilidad de sus semejantes.

Otro problema está centrado en la obsesión de algunos jóvenes de convertir cualquier espacio libre del barrio en un campo de futbol, obligando a los vecinos a vivir con puertas y ventanas cerradas.

Por lo general estos hechos ocurren no frente a la casa de residencia de esos jóvenes, sino en la puerta del vecino, mientras los padres de los infractores están tranquilamente en sus hogares.

Y ahí está una de las causas que originan estas indisciplinas sociales pues la familia tiene la obligación de velar por los hijos, donde están? que hacen en la calle? Con quienes se reúnen?

En cualquiera de nuestros barrios bayameses algunos que regresan después de una noche de fiesta, irrespetan a sus semejantes con escándalos, gritos y actitudes irrespetuosas.

Y qué decir de aquellos que mandan a la bodega a sus hijos menores a tratar de comprar cigarros y ron?

No vivimos en una sociedad perfecta, eso está totalmente comprobado, pero podría ser mejor si cada cual, desde la altura de la responsabilidad que tiene, contribuye a sanear nuestra ciudad de tales actitudes.