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martes, 13 de septiembre de 2016

BAYAMO, CIUDAD ENCANTADORA

Los amaneceres bayameses son espectaculares porque combinan los colores de la llanura con esa imagen de la imponente cordillera que lleva el nombre de Sierra Maestra.
El despertar de los bayameses es una mezcla de sonidos que salen de las ramas de los árboles, colmadas de aves canoras que así reciben al sol, levantando vuelo para buscar sus alimentos.
Pero hay más en la aurora, chóferes que se empeñan en usar el claxon de manera indebida, molestando a la ciudadanía a tan temprana hora de la mañana y bici-taxistas que pugnan por poner a mayor volumen el reguetón.
El ajetreo se intensifica con esos pregones de los vendedores ambulantes que cantan a cada ventana los productos que arrastran por todas las calles, anunciando lo mismo viandas, verduras y condimentos.
Mientras, el sol sigue ascendiendo en el firmamento y el paseo de la calle General García de nuestra ciudad comienza a recibir oleadas de nativos y visitantes, quienes salen a encontrar lo que consideran necesario.
Es un ir y venir constante, entradas a las tiendas, a las cafeterías, a los establecimientos donde reparan relojes, celulares y otros donde exponen y venden ropa elaborada por la sastrería municipal con muy buen gusto.
Cuando la mañana está un poco mas cerca del mediodía, las agencias bancarias reciben a jubilados y a otros ciudadanos urgidos de hacer gestiones para obtener un crédito para arreglar sus viviendas.
Ya cuando el día se parte en dos y el sol quiere reventar el termómetro con números rojos, los restaurantes abren sus puertas para ofertar diferentes platos de la comida criolla, tan demandados por los citadinos.
Acuden muchos al restaurante España, especializado en pescado de mar, donde elaboran una exquisita sopa y sirven camarones y cócteles que son la delicia de los que tienen la ocasión de disfrutar de esa instalación.
Pero hay mas entidades como los restaurantes 1513, La Sevillana, El Vegetariano, La Bayamesa, El Senado, La Casona, El Manegua, que son muy visitados todos los días, especialmente los fines de semana.
Ya cuando el sol se cansa del dia para dar paso a su enamorada que es la noche, se escuchan nuevamente los trinos de las aves canoras que, agotadas, vuelven al remanso de las ramas de los arboles a descansar.
El ocaso también es bello en Bayamo, las sombras van tomando sus posiciones mientras las luminarias, ya encendidas, se empeñan en darnos la luz necesaria para que nuestros pasos encuentren los asideros y andar.
Esa es nuestra ciudad. Ese es nuestro Bayamo-