El Gobierno de Japón hace grandes esfuerzos para coordinar las operaciones de socorro y salvamento, "partiendo de la hipótesis de que ese movimiento telúrico causó daños considerables", afirmó poco antes a la prensa el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano.
El seísmo se produjo a las 14h46 locales (las 5h46 GMT), a 24,4 km de profundidad, a un centenar de kilómetros de las costas de la provincia de Miyagi, 380 km al norte de Tokio, y fue seguido de violentas réplicas, según datos del Instituto de Geofísica de EEUU. La agencia de meteorología japonesa afirmó luego que se trata del terremoto más fuerte jamás registrado en Japón.
En Tokio, los edificios temblaron durante dos minutos y la mayoría de los habitantes se precipitaron a las calles, mientras se desencadenaban una decena de incendios. Un gigantesco incendio se produjo en una refinería de la ciudad de Iichihara, en la región de Tokio. El primer ministro, Naoto Kan, aclaró de inmediato que el movimiento telúrico no había provocado escapes radiactivos en las centrales nucleares del país.
En la capital, unos cuatro millones de habitantes se quedaron sn electricidad y las zonas del puerto resultaron inundadas. Un tsunami de diez metros arrasó luego las costas de Sendai (noreste). Otros puntos de la costa nipona en el Pacífico fueron igualmente afectados por olas de varios metros de altura.
Imágenes televisivas captadas desde un helicóptero mostraron buques de carga, automóviles y toneladas de materiales de todo tipo arrastrados por una gigantesca marea de agua pardusca estrellándose en el litoral Pacífico del país.
También mostraron torrentes de lodo desbordando el cauce del río Natori y destruyendo campos en la zona de Sendai, donde la pista del aeropuerto también quedó sumergida.
El Centro estadounidense de vigilancia de tsunamis alertó sobre un peligro de maremoto en casi todo el Pacífico, desde Australia a Sudamérica y Centroamérica. "Un terremoto de semejante magnitud tiene el potencial de generar un tsunami devastador, capaz de golpear las costas cercanas en unos pocos minutos y las más alejadas en cuestión de horas", indicó el Centro en un comunicado.
"La sacudida fue tan fuerte que teníamos que agarrarnos de lo que podíamos para no caernos", contó un funcionario de Kurihara, una ciudad duramente golpeada por el sismo, en la prefectura de Kurihara. "No podíamos huir, porque los temblores seguían", agregó el funcionario, contactado por teléfono por la AFP.
Japón se halla sobre el llamado "cinturón de fuego del Pacífico", una zona de actividad volcánica sobre placas de la corteza terrestre que se hunden a gran velocidad geológica (varios centímetros por año) en otras placas, un fenómeno que acumula enormes tensiones que deben liberarse en forma de sismos.
Tokio está situada en uno de los puntos más peligrosos de ese cinturón, sobre la intersección de tres placas (la Euroasiática, la del pacífico y la del Mar de Filipinas). El movimiento telúrico desencadenó alertas de tsunami en los países vecinos.