Una tormenta de denuncias contra el terrorismo que se mantiene activo contra Cuba en la ciudad de Miami, Estados Unidos, fue acallada hoy en las agencias de prensa gracias a una supuesta tormenta tropical que se formó sobre Cuba.
Según dice Reuters: "Cuba desmintió el miércoles un reporte de Estados Unidos sobre la formación de una tormenta tropical sobre o cerca de la isla, en un insual desacuerdo entre los servicios meteorológicos de ambas naciones".
"El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos dijo en su último reporte que la tormenta tropical Nicole había comenzado a disiparse tras pasar por Cuba. Horas antes había informado que el fenómeno podría provocar fuertes lluvias al sur del estado de Florida, Cuba, las Islas Caimán, Jamaica y las Bahamas".
"Los meteorólogos estadounidenses dijeron que esperaban que Nicole se desplazara con rumbo noreste entre Florida y las Bahamas, y se disiparía en unas 36 horas en el Atlántico".
"El informe sobre la tormenta fue desmentido por el jefe de pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba, José Rubiera".
"No existe ninguna tormenta tropical sobre nuestro país, ni en las cercanías del mismo", dijo Rubiera en el noticiero de la televisión estatal".
En realidad, la única tormenta que pasó por Cuba, como ya dije, fue una tormenta de denuncias que las agencias de prensa prefierieron ignorar ante la terrible catástrofe que pudo haber ocasionado la supuesta Nicole en Miami.
Publicado por M. H. Lagarde
Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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miércoles, 29 de septiembre de 2010
YOANI SANCHEZ SUSPENSA EN GEOGRAFÍA Y EN TODO LO DEMÁS
Mientras la televisión cubana ha hecho públicas las declaraciones del terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, develando la implicación en sus actos criminales en La Habana de Posada Carriles junto a la Fundación Nacional Cubana Americana, y de congresistas cubano-americanos como Robert Menéndez, Ileana Ros-Lehtinen y los hermanos Lincoln y Mario Díaz Balart, a El Nuevo Herald no se le ocurre una cortina de humo mejor que publicar un texto de Yoani Sánchez, como si con ello pudiera silenciar el horror de los crímenes confesados.
Como todo aquel que hace rápido muy rápido la tarea, a Yoani entonces no le queda más remedio que escribir a tontas y locas, y se agarra de la nada para soltar de nuevo muchos y muy diversos disparates.
En su texto la blodeguera se pregunta, para comenzar suavecito, “cómo ocurrió el proceso que llevó a millones de seres en este planeta a creer que la unanimidad se había instalado –de manera natural y voluntaria– en una isla de ciento once mil kilómetros cuadrados”.
Personalmente, no creo que nadie en el planeta crea eso. Si Yoani de verdad piensa que eso creen sobre Cuba “millones de seres en este planeta”, entonces la que está muy mal es ella misma.
Y no hay pasar por alto un detallito. Según la afirmación de Yoani, Cuba es “una isla de ciento once mil kilómetros cuadrados”. Que pena, pero Cuba no es una isla, sino un archipiélago, aunque para su mal la blodeguera no se haya enterado todavía. Y el área de dicho archipiélago es de 109 886 kilómetros cuadrados según http://www.hidro.cu/sgeografica.htm, y de 110 860 kilómetros cuadrados si se mira en http://es.wikipedia.org/wiki/Cuba, por citar solo dos fuentes. Con ello, como se ve, queda demostrado que unanimidad en cuanto a Cuba no la hay siquiera en sus dimensiones.
Por cierto, ni una sola página web, de las muchas que acabo de consultar, cubana y no cubanas, apunta la cifra de Yoani, lo cual confirma que su cifra ella se la sacó de quién sabe dónde. Probablemente, de dónde mismo se saca todas sus otras mentiras.
En todo caso, la isla de Cuba como tal, la mayor del archipiélago, y a la que probablemente Yoani hacia referencia, tiene 104 556 kilómetros cuadrados, o sea, la blodeguera es tan inexacta que se equivoca en ¡¡¡más de 6 000 kilómetros cuadrados!!! al medir con su regla particular la isla. Pero bueno, eso es pecata minuta, teniendo en cuenta que la Yoani, si algo sabe, es exagerar las cosas.
Del resto, el texto de Yoani puede resumirse en un intento suyo por afirmar algo que podría plantearse así: yo no soy una mercenaria, yo soy una inconforme.
Y sí, inconforme debe ser, y mucho, muchísimo. Porque alguien que disfrutó de instrucción gratuita hasta titularse en la Universidad de La Habana –tras hacer perder varios años a los profesores de una universidad pedagógica, carrera a la que renunció cuando se le antojo ser filóloga– para después no realizar ningún ensayo ni estudio en que demuestre que no fueron en balde sus estudios, debe ser muy inconforme. Alguien que decide emigrar y va a parar a Suiza y aquello no le gusta y se regresa a Cuba, ciertamente tiene que ser muy pero que muy inconforme. Alguien que se declara opositora al gobierno de su país, y trabaja a sueldo para una potencia extranjera y no da con sus huesos en la cárcel por ello, tiene que ser inconforme y más. Alguien que recibe un cheque de veinticinco mil euros cada vez que las gallinas mean, y pese a ello sigue hablando de lo que pica el pollo, tiene que ser inconformísima. Vaya, que la Yoani Sánchez es la mata de la inconformidad.
En cuanto a la afirmación de Yoani Sánchez de que ella no es una mercenaria, no hay mucho que decir. Baste citar el caso del tipo que en la fiesta se da tres tragos de más, y enseguida se pone a decir “yo no estoy borracho, yo no estoy borracho”, y lo dice y lo repite hasta la saciedad. Ese es el mismo caso de la Yoani, que se la pasa todo el tiempo repitiendo “yo no soy mercenaria”. Bueno, por algo será que lo dice y lo repite. Y eso sí es matraca suya.
Publicado por M. H. Lagarde
Como todo aquel que hace rápido muy rápido la tarea, a Yoani entonces no le queda más remedio que escribir a tontas y locas, y se agarra de la nada para soltar de nuevo muchos y muy diversos disparates.
En su texto la blodeguera se pregunta, para comenzar suavecito, “cómo ocurrió el proceso que llevó a millones de seres en este planeta a creer que la unanimidad se había instalado –de manera natural y voluntaria– en una isla de ciento once mil kilómetros cuadrados”.
Personalmente, no creo que nadie en el planeta crea eso. Si Yoani de verdad piensa que eso creen sobre Cuba “millones de seres en este planeta”, entonces la que está muy mal es ella misma.
Y no hay pasar por alto un detallito. Según la afirmación de Yoani, Cuba es “una isla de ciento once mil kilómetros cuadrados”. Que pena, pero Cuba no es una isla, sino un archipiélago, aunque para su mal la blodeguera no se haya enterado todavía. Y el área de dicho archipiélago es de 109 886 kilómetros cuadrados según http://www.hidro.cu/sgeografica.htm, y de 110 860 kilómetros cuadrados si se mira en http://es.wikipedia.org/wiki/Cuba, por citar solo dos fuentes. Con ello, como se ve, queda demostrado que unanimidad en cuanto a Cuba no la hay siquiera en sus dimensiones.
Por cierto, ni una sola página web, de las muchas que acabo de consultar, cubana y no cubanas, apunta la cifra de Yoani, lo cual confirma que su cifra ella se la sacó de quién sabe dónde. Probablemente, de dónde mismo se saca todas sus otras mentiras.
En todo caso, la isla de Cuba como tal, la mayor del archipiélago, y a la que probablemente Yoani hacia referencia, tiene 104 556 kilómetros cuadrados, o sea, la blodeguera es tan inexacta que se equivoca en ¡¡¡más de 6 000 kilómetros cuadrados!!! al medir con su regla particular la isla. Pero bueno, eso es pecata minuta, teniendo en cuenta que la Yoani, si algo sabe, es exagerar las cosas.
Del resto, el texto de Yoani puede resumirse en un intento suyo por afirmar algo que podría plantearse así: yo no soy una mercenaria, yo soy una inconforme.
Y sí, inconforme debe ser, y mucho, muchísimo. Porque alguien que disfrutó de instrucción gratuita hasta titularse en la Universidad de La Habana –tras hacer perder varios años a los profesores de una universidad pedagógica, carrera a la que renunció cuando se le antojo ser filóloga– para después no realizar ningún ensayo ni estudio en que demuestre que no fueron en balde sus estudios, debe ser muy inconforme. Alguien que decide emigrar y va a parar a Suiza y aquello no le gusta y se regresa a Cuba, ciertamente tiene que ser muy pero que muy inconforme. Alguien que se declara opositora al gobierno de su país, y trabaja a sueldo para una potencia extranjera y no da con sus huesos en la cárcel por ello, tiene que ser inconforme y más. Alguien que recibe un cheque de veinticinco mil euros cada vez que las gallinas mean, y pese a ello sigue hablando de lo que pica el pollo, tiene que ser inconformísima. Vaya, que la Yoani Sánchez es la mata de la inconformidad.
En cuanto a la afirmación de Yoani Sánchez de que ella no es una mercenaria, no hay mucho que decir. Baste citar el caso del tipo que en la fiesta se da tres tragos de más, y enseguida se pone a decir “yo no estoy borracho, yo no estoy borracho”, y lo dice y lo repite hasta la saciedad. Ese es el mismo caso de la Yoani, que se la pasa todo el tiempo repitiendo “yo no soy mercenaria”. Bueno, por algo será que lo dice y lo repite. Y eso sí es matraca suya.
Publicado por M. H. Lagarde
LA MUERTE DEL NIÑO CUBANO PAQUITO GONZALEZ
Como miembro de una familia humilde, pero de altos valores, transcurrió la vida de Francisco González Cueto, el más pequeño entre seis hermanos y al que todos cariñosamente llamaban Paquito. Era pequeño y menudo, pero de ojos muy vivaces que mostraban desde ese entonces el interés por aprender algo más de lo que a su edad le correspondía.
A Paquito le tocó vivir en una etapa difícil en Cuba, la tiranía machadista, donde la represión se desataba contra aquellos que querían construir una patria de igualdad, sin maltratos ni desempleo. Por esa razón los niños como él, con inquietudes de quienes quieren el fin de un mal gobierno, no podían permanecer indiferentes a la situación que existía.
Guiado por un pensamiento martiano y la fuerte influencia de Julio, su hermano mayor, el niño Paquito se definía como luchador y defensor de la causa revolucionaria
Era un muchachito discreto, característica esta que se requería para pertenecer a una importante organización como lo fue la Liga de los Pioneros. Paquito se sentía orgulloso, necesario y un firme integrante que combatía con entusiasmo.
El 1 de enero de 1929, había ocurrido en México, por órdenes de Machado el asesinato del líder estudiantil Julio Antonio Mella, fundador del Primer Partido Comunista de Cuba y por quien Paquito sentía gran admiración. Luego de muchos esfuerzos, en 1933, sus cenizas fueron trasladadas a Cuba y expuestas en el local de la Liga Antiimperialista situado en la esquina de Reina y Escobar, en La Habana.
Una gran multitud acudió al lugar a rendirle un último tributo y en ella estaba Paquito y un grupo de pioneros, haciendo guardia de honor ante los restos en señal de respeto al querido líder comunista.
El 29 de septiembre de 1933 se efectuaría el entierro. Todos los revolucionarios fueron convocados. Había peligro de que la fuerza pública tomara represalias contra la manifestación pacífica, y así fue: las garras de la dictadura, con un vil disparo, destruyeron la inocente vida de Paquito, quien no había cumplido aún 14 años.
Nuestros niños y jóvenes le rinden hoy homenaje desde sus diversas organizaciones, siguiendo su ejemplo y el de tantos que como él hicieron Revolución.
Autora Dania Iskra Revista Somos Jóvenes
A Paquito le tocó vivir en una etapa difícil en Cuba, la tiranía machadista, donde la represión se desataba contra aquellos que querían construir una patria de igualdad, sin maltratos ni desempleo. Por esa razón los niños como él, con inquietudes de quienes quieren el fin de un mal gobierno, no podían permanecer indiferentes a la situación que existía.
Guiado por un pensamiento martiano y la fuerte influencia de Julio, su hermano mayor, el niño Paquito se definía como luchador y defensor de la causa revolucionaria
Era un muchachito discreto, característica esta que se requería para pertenecer a una importante organización como lo fue la Liga de los Pioneros. Paquito se sentía orgulloso, necesario y un firme integrante que combatía con entusiasmo.
El 1 de enero de 1929, había ocurrido en México, por órdenes de Machado el asesinato del líder estudiantil Julio Antonio Mella, fundador del Primer Partido Comunista de Cuba y por quien Paquito sentía gran admiración. Luego de muchos esfuerzos, en 1933, sus cenizas fueron trasladadas a Cuba y expuestas en el local de la Liga Antiimperialista situado en la esquina de Reina y Escobar, en La Habana.
Una gran multitud acudió al lugar a rendirle un último tributo y en ella estaba Paquito y un grupo de pioneros, haciendo guardia de honor ante los restos en señal de respeto al querido líder comunista.
El 29 de septiembre de 1933 se efectuaría el entierro. Todos los revolucionarios fueron convocados. Había peligro de que la fuerza pública tomara represalias contra la manifestación pacífica, y así fue: las garras de la dictadura, con un vil disparo, destruyeron la inocente vida de Paquito, quien no había cumplido aún 14 años.
Nuestros niños y jóvenes le rinden hoy homenaje desde sus diversas organizaciones, siguiendo su ejemplo y el de tantos que como él hicieron Revolución.
Autora Dania Iskra Revista Somos Jóvenes
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