La música salía con la magia del talento. La batuta trazó el movimiento y de repente, todo quedó invadido por ese halo que solo el sentimiento, el amor y la dedicación pueden lograr en cualquier recinto donde las partituras cobran la vida que las hacen trascender.
Anoche Bayamo recibió una estocada de felicidad, al pasearse por los ámbitos del teatro las musas, convertidas en poesía musical de García Caturla, Bizet, Tchaikovsky, en una travesía a través de los mares de la sinfonía que hizo crecer la dicha de los asistentes.
Valió la pena cabalgar por los vericuetos que nos legaron Rimsky-Korzákov, Moncayo, Manuel de Falla y Joaquín Rodrigo, este, atrapado para siempre en la exquisita guitarra de Pelegrini, quien ofreció un Concierto de Aranjuez de leyenda apasionando a un público que de pie lo ovacionó.
Y la pasión siguió como el río cascabelea con las piedras en su camino, para desembocar, con toda la fuerza de sus aguas, en el océano de una música que desde siglos se convirtió en universal para bien de la cultura y la vida.
Rostros felices inundaron el teatro. Razones hubo para expresar ese sentimiento. Fue ese el premio a los músicos que dejando atrás sus comodidades, su entorno cotidiano, nos entregaron ese talento que los hace grandes, porque grande hicieron a los que aplaudimos sus interpretaciones.
Fue una fiesta celebrando la media centuria de la Orquesta Sinfónica Nacional, tan cubana como la palma real y con el sonido tan auténtico como el del tocororo que distingue a la floresta de esta Isla de la música, que ayer elevó su estatura con la presencia en Bayamo de tan notable agrupación.
El nuevo día hacía guiños, presto a ocupar el espacio que le correspondía. La noche se acercaba a su fin para parir una madrugada que nació con los ritmos de un danzón, ese ritmo que desde Matanzas Faílde nos regaló para fortalecer la cubanía y no dejarlo morir.
Las estrellas desde lo alto, acudieron también al concierto. No quisieron perderse la fiesta universal que la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba regaló a los bayameses en noche inolvidable, en la que la pasión nos envolvió con la buena música de todos los tiempos
Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
Posicionamiento
Web
<a href="https://twitter.com/share" class="twitter-share-button" data-url="www.fidel-elcedro.blogspot.com" data-count="vertical" data-via="WILBERDAVID"
Seguidores
viernes, 14 de enero de 2011
CUBADEBATE: "HOY SOMOS NOSOTROS, MAÑANA CUALQUIERA DE USTEDES, ASEGURA MIRIAM ELIZALDE"
http://cambiosencuba.blogspot.com/2011/01/cubadebate-hoy-somos-nosotros-manana.html
REFLEXIÓN DE FIDEL> EL DISCURSO DE OBAMA EN ARIZONA
(Tomado de CubaDebate)
Ayer lo escuché cuando habló enla Universidad de Tucson, donde se rendía homenaje a las 6 personas asesinadas y las 14 heridas en la matanza de Arizona, de modo especial a la congresista demócrata por ese Estado, gravemente herida por un disparo en la cabeza.
El hecho fue obra de una persona desequilibrada, intoxicada por la prédica de odio que reina en la sociedad norteamericana, donde el grupo fascista del Tea Party ha impuesto su extremismo al Partido Republicano que, bajo la égida de George W. Bush, condujo el mundo donde hoy se encuentra, al borde del abismo.
Al desastre de las guerras se sumó la más grande crisis económica en la historia de Estados Unidos y una deuda del gobierno, que equivale ya al 100% del Producto Interno Bruto, lo cual se une a un déficit mensual que supera los 80 mil millones de dólares y nuevamente el incremento de las viviendas que se pierden por deudas hipotecarias. El precio del petróleo, los metales, y los alimentos, se eleva progresivamente. La desconfianza en el papel moneda incrementa las compras de oro, y no pocos auguran que a fines del año el precio de este metal precioso se elevará a 2 000 dólares la onza troy. Algunos creen que incluso llegará a 2 500.
Los fenómenos climáticos se han agudizado, con pérdidas considerables en las cosechas dela Federación Rusa , Europa, China, Australia, Norte y Sur de América, y otras áreas, haciendo peligrar los suministros de alimentos a más de 80 países del Tercer Mundo, creando inestabilidad política en un número creciente de ellos.
El mundo enfrenta tantos problemas de carácter político, militar, energético, alimentario y medioambientales, que ningún país desea el regreso de Estados Unidos a posiciones extremistas que incrementarían los riesgos de una guerra nuclear.
Fue casi unánime la condena internacional al crimen de Arizona, en el que se veía una expresión de ese extremismo. No se esperaba del Presidente de Estados Unidos un discurso exaltado ni confrontativo, que no se correspondería con su estilo ni con las circunstancias internas y el clima de odio irracional que está prevaleciendo en Estados Unidos.
Las víctimas del atentado fueron incuestionablemente valientes, con méritos individuales, y por lo general ciudadanos humildes; de lo contrario no habrían estado allí, defendiendo el derecho a la asistencia médica de todos los norteamericanos, y oponiéndose a las leyes contra los inmigrantes.
La madre de la niña de 9 años que nació el 11 de septiembre, había declarado valientemente que el odio desatado en el mundo debía cesar. No albergo, por mi parte, la menor duda de que las víctimas eran acreedoras del reconocimiento del Presidente de Estados Unidos, así como de los ciudadanos de Tucson, los estudiantes dela Universidad y los médicos, que como siempre cuando ocurren hechos de esa naturaleza expresan sin reservas la solidaridad que los seres humanos llevan dentro de sí. La congresista gravemente herida, Gabrielle Giffords, es merecedora del reconocimiento nacional e internacional que se le tributó. El equipo médico continuaba hoy informando noticias positivas sobre su evolución.
Sin embargo, al discurso de Obama le faltó la condena moral de la política que inspiró semejante acción.
Trataba de imaginarme cómo habrían reaccionado hombres como Franklin Delano Roosevelt ante un hecho semejante, para no mencionar a Lincoln, que no vaciló en pronunciar su famoso discurso en Gettysburg. ¿Qué otro momento espera el Presidente de Estados Unidos para expresar el criterio que estoy seguro comparte la gran mayoría del pueblo de Estados Unidos?
No se trata de que falte una personalidad excepcional al frente del gobierno de Estados Unidos. Lo que convierte en histórico a un Presidente que ha sido capaz de llegar por sus méritos a ese cargo, no es la persona, sino la necesidad de él en un momento determinado de la historia de su país.
Cuando comenzó ayer su discurso se le observó tenso, y muy dependiente de las páginas escritas. Pronto recobró la serenidad, el dominio habitual del escenario, y la palabra precisa para expresar sus ideas. Lo que no dijo fue porque no quiso decirlo.
Como pieza literaria y elogio justo a los que lo merecían, se le puede otorgar un premio.
Como discurso político dejó mucho que desear.
Fidel Castro Ruz
Enero 13 de 2011
7 y 38 p.m.
Ayer lo escuché cuando habló en
El hecho fue obra de una persona desequilibrada, intoxicada por la prédica de odio que reina en la sociedad norteamericana, donde el grupo fascista del Tea Party ha impuesto su extremismo al Partido Republicano que, bajo la égida de George W. Bush, condujo el mundo donde hoy se encuentra, al borde del abismo.
Al desastre de las guerras se sumó la más grande crisis económica en la historia de Estados Unidos y una deuda del gobierno, que equivale ya al 100% del Producto Interno Bruto, lo cual se une a un déficit mensual que supera los 80 mil millones de dólares y nuevamente el incremento de las viviendas que se pierden por deudas hipotecarias. El precio del petróleo, los metales, y los alimentos, se eleva progresivamente. La desconfianza en el papel moneda incrementa las compras de oro, y no pocos auguran que a fines del año el precio de este metal precioso se elevará a 2 000 dólares la onza troy. Algunos creen que incluso llegará a 2 500.
Los fenómenos climáticos se han agudizado, con pérdidas considerables en las cosechas de
El mundo enfrenta tantos problemas de carácter político, militar, energético, alimentario y medioambientales, que ningún país desea el regreso de Estados Unidos a posiciones extremistas que incrementarían los riesgos de una guerra nuclear.
Fue casi unánime la condena internacional al crimen de Arizona, en el que se veía una expresión de ese extremismo. No se esperaba del Presidente de Estados Unidos un discurso exaltado ni confrontativo, que no se correspondería con su estilo ni con las circunstancias internas y el clima de odio irracional que está prevaleciendo en Estados Unidos.
Las víctimas del atentado fueron incuestionablemente valientes, con méritos individuales, y por lo general ciudadanos humildes; de lo contrario no habrían estado allí, defendiendo el derecho a la asistencia médica de todos los norteamericanos, y oponiéndose a las leyes contra los inmigrantes.
La madre de la niña de 9 años que nació el 11 de septiembre, había declarado valientemente que el odio desatado en el mundo debía cesar. No albergo, por mi parte, la menor duda de que las víctimas eran acreedoras del reconocimiento del Presidente de Estados Unidos, así como de los ciudadanos de Tucson, los estudiantes de
Sin embargo, al discurso de Obama le faltó la condena moral de la política que inspiró semejante acción.
Trataba de imaginarme cómo habrían reaccionado hombres como Franklin Delano Roosevelt ante un hecho semejante, para no mencionar a Lincoln, que no vaciló en pronunciar su famoso discurso en Gettysburg. ¿Qué otro momento espera el Presidente de Estados Unidos para expresar el criterio que estoy seguro comparte la gran mayoría del pueblo de Estados Unidos?
No se trata de que falte una personalidad excepcional al frente del gobierno de Estados Unidos. Lo que convierte en histórico a un Presidente que ha sido capaz de llegar por sus méritos a ese cargo, no es la persona, sino la necesidad de él en un momento determinado de la historia de su país.
Cuando comenzó ayer su discurso se le observó tenso, y muy dependiente de las páginas escritas. Pronto recobró la serenidad, el dominio habitual del escenario, y la palabra precisa para expresar sus ideas. Lo que no dijo fue porque no quiso decirlo.
Como pieza literaria y elogio justo a los que lo merecían, se le puede otorgar un premio.
Como discurso político dejó mucho que desear.
Fidel Castro Ruz
Enero 13 de 2011
7 y 38 p.m.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)