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Queridos
amigos:
Ayer,
jueves día 12, cuando por fin tuve acceso a este
servicio, tras mi llegada a esta prisión el día
anterior, les escribí un mensaje a primera hora (las 6 y
algo de la mañana), como también lo hago ahora.
No sé si les llego a todos. No sé ni a qué hora les
llego. Por algún motivo este servicio parece que
funciona aquí con una lentitud exagerada.
Al menos sé que ayer me había escrito mi hermana y
aún hoy no he recibido sus líneas ni ningún otro
mensaje. Pero todo es un problema de adaptarse a los
cambios y tomar las cosas con la debida calma y
objetividad.
No recuerdo si alguna vez les escribí sobre un
cuento budista que trata sobre esas cosas que suceden y
que a veces juzgamos como una desdicha y resultan al
final una dicha.
En
breve se los narro:
"Había
un anciano que vivía en una aldea con su hijo joven.
Tenían un caballo con el que trabajaban la tierra.
Un
buen día se les escapó el caballo.
Vinieron
los vecinos y le decían al anciano: “¡Mire qué
desdicha, ahora sin caballo!”.
Y
él les respondía: "Puede ser una desdicha o una
dicha".
A
los pocos días apareció el caballo seguido de una
manada de caballos salvajes y todos fueron a parar su
corral. Ahora tenían varios caballos.
Vinieron
los vecinos y le dijeron: “¡Mire que dicha, ahora
tiene varios caballos!”.
Y
el volvió a responderles: "Puede ser una dicha o una
desdicha".
No
tardó el hijo en comenzar a domesticar los caballos
recién llegados. Pero sufrió una caída de uno de ellos
que le produjo una fractura.
No
tardaron en venir los vecinos y le decían: “¡Mire que
desdicha, ahora su hijo no puede ayudarlo!”.
Y
el anciano, como siempre sereno, les reiteró: "Puede
ser una desdicha o una dicha".
No
pasaron dos días del fatal accidente y vino el
ejército recogiendo a todos los jóvenes de la aldea
para llevarlos a una guerra. El único joven excluido
fue el hijo del anciano. Los vecinos no fueron a verlo
esta vez. Aprendieron su lección".
Las cosas han de tomarse con serenidad, con
objetividad y viéndolas como una oportunidad para
crecer, aprender y seguir adelante. Vencer los
obstáculos hace la vida ser vida.
Marianna en muchas cosas es una "maravilla" (sin
tener cosas maravillosas) si la comparamos con Florence.
Mi mayor impresión, tras mi arribo aquí, ha sido
poder ver la yerba, sentir la tierra fresca y el olor de
la vegetación, no abundante, pero suficiente para, tras
más de trece años sin tener contacto con el verdor,
sentir que es una dicha.
Estoy seguro que pronto los que controlan este
servicio se verán muy sorprendidos por la cantidad de
mensajes que ustedes, nuestros queridos incansables e
incalificables amigos, nos envían.
Seguimos en contacto.
Cinco abrazos.
¡Venceremos!
Tony Guerrero
FCI Marianna
13 de enero de 2012
6 y 45 a.m.