Dentro
del panorama de la música bayamesa, han brillado muchos intérpretes que nacidos
en otras regiones cubanas, impregnaron de buen gusto los diversos centros
culturales donde se presentaron.
Para
suerte de los bayameses, algunos de esos cantantes hicieron historia en los
predios de esta ciudad, cuya población los acogió con mucho cariño y respeto.
Sitios
como el Cuco Bar, el Mayin Club, el Cabaret Bayam, tiempos más atrás aquel
lugar llamado el Soda y el Papis Bar, fueron testigos de sus presentaciones en
las que ponían todo el empeño para triunfar.
Puede
decirse que aquella fue una época de oro de la canción en Bayamo, donde estos
intérpretes hacían gala de su talento, siempre acompañados por el aplauso del
respetable público.
Y es
que nuestra ciudad es poseedora de una trayectoria musical nada despreciable,
dada la impronta de autores y compositores que no dejaron en el olvido de la
esencia de un tema como La Bayamesa.
Esa
canción ha sido inspiradora para la irrupción de nuevos temas de vertiente
romántica, que constituyen bandera en el camino de proclamar las virtudes del amor
acompañadas por la música.
Uno
de esos cantantes que anduvo por estas calles removiendo las piedras que las
poblaban entonces quedó tan impresionado con las mujeres de esta comarca, que
la musa inquieta le floreció.
Y es
muy alentador que las féminas de esta ciudad hayan inspirado a un hombre como
Sindo Garay que, enamorado de una de ellas, le compuso una bella obra que ha
quedado para la posteridad: Mujer bayamesa.
No
hay duda de que Sindo también tiene la autoría de Perla Marina, esa hermosa
composición que a pesar del paso del tiempo se escucha cada vez mejor y más
estimulante aún en voces de cantantes jóvenes.
Ya
Bayamo había escuchado ese precioso poema de amor convertido en canción y que
para suerte nuestra ha llegado hasta nuestros días con el nombre de La
Bayamesa, nacida el 27 de marzo de 1851.
Aunque
Sindo Garay vio la luz en Santiago de Cuba, amó tanto a Bayamo y a sus mujeres, que decidió que sus restos
descansarán definitivamente en el campo santo de la Ciudad del Himno Nacional
Cubano.
Para
los ciudadanos bayameses es un honor custodiar los restos del bardo, cuyas
piezas siguen dándole la vuelta al mundo por la belleza de sus letras,
erigiéndose Sindo Garay en orgullo de los cubanos.
Claro
que hay otros buenos cantantes que por aquí anduvieron cantando hermosos versos
hechos canciones, pero de esos, que también son añorados por el pueblo de
Bayamo, hablaremos en otra ocasión.