Por María Valerino San Pedro.
Foto Rafael Martínez
Unos seis mil 120 pacientes fueron favorecidos por la cirugía mínimamente invasiva, luego de ocho años de estrenado este tipo de servicio en el hospital general universitario Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, municipio capital de la provincia cubana de Granma.
Los padecimientos en vesícula, tórax, ovarios, úteros y colon, entre otros, son los de mayor incidencia entre la población Granmense perteneciente a la región del Cauto, atendida en esa sala del enclave médico.
Rafael Norber Milanés, médico cirujano jefe del servicio de cirugía endoscópica, expresó a este diario digital que entre las ventajas de las intervenciones quirúrgicas por este novedoso método resalta la reducción de las incisiones, disminución del dolor postoperatorio, mientras las complicaciones por sangramientos, obstrucción intestinal y hernias son muy escasas.
El especialista añadió que la recuperación de esos pacientes ocurre en un periodo muy fugaz, incluso los certificados emitidos no sobrepasan los 15 días, por lo cual se acorta el tiempo para la inserción al puesto de labor en caso de ser obrero.
Rafael Norber indicó que hoy el 90 por ciento de los enfermos intervenidos en esa sala están acogidos al sistema ambulatorio debido a la rapidez en la recuperación, mientras el resto permanecen allí por más tiempo teniendo en cuenta sus antecedentes clínicos o por la lejanía de sus residencias.
Ejemplo de la efectividad de este servicio es el caso de Martha Matamoros, una mujer de 59 años, quien 20 minutos después de operada de la vesícula, conversaba con la doctora María Julia Ojeda, especialista de primer grado en Cirugía.
Todo el equipo médico de la instalación bayamesa aspira a crecer en espacio, al menos con otro salón quirúrgico (cuentan con otro equipamiento completo), para satisfacer las demandas de la población que obviamente se inclinan hacia este tipo de prestación.
Como tal, la endoscopia inició en Francia en 1987, y a Cuba llegó seis años después para extenderse paulatinamente por los principales centros asistenciales del país.
Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
Posicionamiento
Web
<a href="https://twitter.com/share" class="twitter-share-button" data-url="www.fidel-elcedro.blogspot.com" data-count="vertical" data-via="WILBERDAVID"
Seguidores
domingo, 10 de octubre de 2010
EN FOTOS, LAS IGNOMINIAS DE UNA GUERRA
Viejo es el dicho: una foto vale más que mil palabras. Y cuando la guerra de Estados Unidos contra Afganistán acaba de entrar en su décimo año y parece convertirse en otro conflicto sin fin, docenas de fotografías han sido prácticamente confiscadas por los mandos militares norteamericanos para impedir que los horrores «dañen la sensibilidad» de la opinión pública.
El coronel Barry Huggins, comandante de la 2da. Brigada Stryker, de la 2da. División de Infantería en la Base Conjunta Lewis-Mcchord, en Seattle, estado de Washington, escribió en un memorando: «He determinado que el riesgo potencial de perjuicio a los sustantivos derechos de los acusados, así como el impacto negativo sobre la reputación de las fuerzas armadas, asociado con la potencial diseminación pública de estas imágenes, pesan más que el daño mínimo que puede causar a la acusación como resultado de esta orden». Así lo reportaba el diario The New York Times.
La hipócrita argumentación para la censura puede que no surta efecto, porque entre 60 y 70 imágenes ocultadas al pueblo estadounidense, quizá serán expuestas como pruebas en el juicio que debe seguirse a cinco soldados de EE.UU. acusados de asesinar a tres civiles afganos en Kandahar, y luego posar junto a los cuerpos que previamente habían mutilado.
No resulta nueva la macabra acción en la historia de profanaciones aberrantes que acompaña habitualmente a las hordas bélicas del imperio. Recordemos a la mesnada de guardias de la prisión de Abu Ghraib, en Iraq, que también transgredieron la dignidad humana de sus prisioneros, a los que obligaron a posar en posiciones o actitudes denigrantes para satisfacer placeres monstruosos. Si entonces dijeron que eran «casos aislados» en sus filas, actitudes semejantes en otros grupos de la soldadesca y últimamente la visión de efectivos israelíes en iguales poses ultrajantes con prisioneros palestinos, más este «escándalo» recién destapado, desenmascaran la ignominia generalizada.
Otra vez los «intereses de seguridad nacional» se sobreponen para evitar la «repugnancia» de unos y la provocación de «sentimientos antinorteamericanos» en otros.
Los implicados ahora están detenidos en la Base Conjunta Lewis-McChord, en Seattle, y sobre el sargento Calvin Gibbs, 25 años de edad y cabecilla del grupo integrado por Andrew Holmes, Michael Wagnon, Jeremy Morlock y Adam Winfield, están surgiendo nuevas evidencias desde que fueron arrestados cuando cumplían servicio en Afganistán el 11 de mayo pasado.
Otros siete militares, de los que no hemos visto publicados sus nombres hasta el momento, también figuran en el proceso ante los tribunales del ejército por encubrir los asesinatos, bloquear la investigación y asaltar brutalmente a un soldado que reportó el consumo de hachís en la unidad.
Según una información del Washington Post, el sargento Gibbs —a quien sus propios hombres califican de «loco»— tiene tatuado en su pierna izquierda dos pistolas cruzadas y seis calaveras, marcas con las que confiesa contabiliza en rojo sus muertos en Iraq y en cráneos azules los de Afganistán, motivos suficientes para darse el nombre de «el team de matar». Pretendía, dicen, hacerse además un collar de dedos…
Y no constituyen los de este quinteto de la muerte del sargento Gibbs, que ahora justifica sus propios delitos con la intimidación del superior, los únicos sindicados; los otros siete miembros del ejército ocupante están siendo acusados por desmembrar cuerpos de afganos y remover los huesos, ocultar pruebas, obstaculizar la investigación.
Una información de AP sobre el caso decía que Michael T. Coorgan, un veterano de Vietnam que actualmente enseña Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston, consideraba que no era una sorpresa que incluso después de Abu Ghraib, algunos soldados tomaran fotos como souvenirs de guerra, porque «ellos están probando a la gente que son tan duros como dicen ser».
Y añade el señor Corgan esta particular filosofía de lo macabro, como si estuviera hablando de inocentes y curiosos turistas de viaje por la geografía centroasiática: «La guerra es la experiencia lírica de sus vidas (…) Ellos se revelan en ella, y coleccionan memorias de ella».
La primera víctima fue Gul Mudin a quien «se le lanzó una granada fragmentaria y se le disparó con un rifle» por Morlock (22 años) y Andrew Holmes (19 años), que estaban de guardia al borde de un campo de amapolas, cuando su patrulla entró en la aldea La Mohammed Kalay, en enero de este año. Y todo fue por divertirse, como le dijera ese mismo Morlock a Holmes, a quien amenazó si lo contaba. La granada le había sido entregada a Morlock por Gibbs, quien dirigió la acción del 15 de enero.
Luego de la primera, una segunda víctima por puro placer. El 22 de febrero Gibbs y Wagnon mataron a Marach Agha, a quien Gibbs le colocó cerca del cuerpo un Kalashnikov para justificar el asesinato. Y el 2 de mayo, con similar procedimiento de granada y disparo, Mullah Adadhdad fue abatido por Winfield y Gibbs.
Y como reportaba el diario militar Army Times, la colección de dedos, huesos de las piernas y dientes de las víctimas como trofeos de guerra y las fotos junto a los cadáveres…
¿Cuánto hubiera durado esta práctica? ¿Quién sabe? Porque todo se develó en mayo con el brutal asalto y golpeadura al soldado estadounidense de la unidad que reportó que estaban fumando hachís y bebiendo, una práctica normal, incluso estando de servicio, molesto porque sus compañeros de armas lo hacían en un contenedor utilizado habitualmente por él con iguales propósitos. En mayo el ejército comenzó la investigación.
Las justificaciones ya se emplean por la defensa. El abogado civil de Morlock, quien dio detalles sobre su involucramiento y el papel del sargento Gibbs, dice que su cliente actuó bajo la influencia de drogas médicas prescriptas para sus heridas en combate y que también sufría de lesiones traumáticas cerebrales, así que «esa declaración fue incoherente, y tomada bajo un coctel de drogas que no debieron mezclarse», le dijo al diario Seattle Times; diez diferentes medicamentos para el dolor, antidepresivos y pastillas para ayudarlo a dormir.
Pero a medida que pasan los días y las pesquisas profundizan, nuevos datos apuntan a la conducta criminal. Por ejemplo, que Gibbs discutió abiertamente que podía matar al especialista Adam C. Winfield —otro de los implicados— porque este se mostraba preocupado y podía reportar los incidentes. Incluso dijo cómo podía ejecutarse.
Y de acuerdo con otras indagaciones tendría motivos para esa desconfianza, porque la familia de Winfield, oriundo del estado de la Florida, recibió mensajes electrónicos en que les advertía que estaba presenciando cosas muy feas de las que no podía hablar…
En esto hay un punto sustancial que están sacando a flote los amigos de infancia de Gibbs para asegurar que es un buen hombre: «¿Cómo pueden ponerlo en la cárcel por hacer su trabajo allá?».
«Hacer su trabajo allá». Esa es la cuestión. Están cumpliendo la orden de un Estado guerrero que se impone por la fuerza de las armas sobre cualquier otro país y pueblo del mundo para garantizar que sean sus intereses los que prevalezcan. Un sistema imperial que enseña a odiar y obliga a matar en nombre de la seguridad nacional, la libertad y la democracia.
El sargento Calvin Gibbs respondía con su fusil M-4 matando a «nacionales locales cuando era atacado». Esa es su defensa, eso es lo que aprendió a hacer. La guerra y sus ignominias le sirven de sombrilla porque es aún más monstruosa que sus asesinatos en serie.
Un veterano desde San Francisco lo decía en su comentario a las noticias: «Yo lo ví en Vietnam… Simplemente sucede. Si usted vota por la guerra, usted obtiene la guerra. Si usted va a la guerra, usted aprende que la moral cambia»… y otro desde Austin asentía: «Yo serví dos viajes en Iraq, e hice cosas de las que no me siento orgulloso. La guerra endurece el corazón y nubla la mente…»
El sargento Calvin Gibbs camina por un campo de amapolas en Aktaray, Kandahar. Foto: Internet
Y mientras tanto, las operaciones bélicas en Iraq y Afganistán siguen su curso, y en el edificio del Pentágono planifican nuevas guerras que en algún momento serán bendecidas con una firma-orden en una Casa Blanca en Washington, y otros «buenos chicos» serán infestados y convertidos en abominables máquinas de matar…
El coronel Barry Huggins, comandante de la 2da. Brigada Stryker, de la 2da. División de Infantería en la Base Conjunta Lewis-Mcchord, en Seattle, estado de Washington, escribió en un memorando: «He determinado que el riesgo potencial de perjuicio a los sustantivos derechos de los acusados, así como el impacto negativo sobre la reputación de las fuerzas armadas, asociado con la potencial diseminación pública de estas imágenes, pesan más que el daño mínimo que puede causar a la acusación como resultado de esta orden». Así lo reportaba el diario The New York Times.
La hipócrita argumentación para la censura puede que no surta efecto, porque entre 60 y 70 imágenes ocultadas al pueblo estadounidense, quizá serán expuestas como pruebas en el juicio que debe seguirse a cinco soldados de EE.UU. acusados de asesinar a tres civiles afganos en Kandahar, y luego posar junto a los cuerpos que previamente habían mutilado.
No resulta nueva la macabra acción en la historia de profanaciones aberrantes que acompaña habitualmente a las hordas bélicas del imperio. Recordemos a la mesnada de guardias de la prisión de Abu Ghraib, en Iraq, que también transgredieron la dignidad humana de sus prisioneros, a los que obligaron a posar en posiciones o actitudes denigrantes para satisfacer placeres monstruosos. Si entonces dijeron que eran «casos aislados» en sus filas, actitudes semejantes en otros grupos de la soldadesca y últimamente la visión de efectivos israelíes en iguales poses ultrajantes con prisioneros palestinos, más este «escándalo» recién destapado, desenmascaran la ignominia generalizada.
Otra vez los «intereses de seguridad nacional» se sobreponen para evitar la «repugnancia» de unos y la provocación de «sentimientos antinorteamericanos» en otros.
Los implicados ahora están detenidos en la Base Conjunta Lewis-McChord, en Seattle, y sobre el sargento Calvin Gibbs, 25 años de edad y cabecilla del grupo integrado por Andrew Holmes, Michael Wagnon, Jeremy Morlock y Adam Winfield, están surgiendo nuevas evidencias desde que fueron arrestados cuando cumplían servicio en Afganistán el 11 de mayo pasado.
Otros siete militares, de los que no hemos visto publicados sus nombres hasta el momento, también figuran en el proceso ante los tribunales del ejército por encubrir los asesinatos, bloquear la investigación y asaltar brutalmente a un soldado que reportó el consumo de hachís en la unidad.
Según una información del Washington Post, el sargento Gibbs —a quien sus propios hombres califican de «loco»— tiene tatuado en su pierna izquierda dos pistolas cruzadas y seis calaveras, marcas con las que confiesa contabiliza en rojo sus muertos en Iraq y en cráneos azules los de Afganistán, motivos suficientes para darse el nombre de «el team de matar». Pretendía, dicen, hacerse además un collar de dedos…
Y no constituyen los de este quinteto de la muerte del sargento Gibbs, que ahora justifica sus propios delitos con la intimidación del superior, los únicos sindicados; los otros siete miembros del ejército ocupante están siendo acusados por desmembrar cuerpos de afganos y remover los huesos, ocultar pruebas, obstaculizar la investigación.
Una información de AP sobre el caso decía que Michael T. Coorgan, un veterano de Vietnam que actualmente enseña Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston, consideraba que no era una sorpresa que incluso después de Abu Ghraib, algunos soldados tomaran fotos como souvenirs de guerra, porque «ellos están probando a la gente que son tan duros como dicen ser».
Y añade el señor Corgan esta particular filosofía de lo macabro, como si estuviera hablando de inocentes y curiosos turistas de viaje por la geografía centroasiática: «La guerra es la experiencia lírica de sus vidas (…) Ellos se revelan en ella, y coleccionan memorias de ella».
A la caza por sport
Las informaciones que van saliendo de la Caja de Pandora todavía no dan muchos detalles, pero son suficientes para conocer la infamia criminal del kill team de la brigada de infantería Stryker asentada en la Base Operativa de Avanzada Ramrod, en la provincia de Kandahar, adonde Gibbs llegó en noviembre de 2009 y les mostró qué fácil podía ser «lanzar una granada a alguien y matarlo», un método que al parecer fue aceptado de inmediato por el soldado de 22 años Jeremy Morlock.La primera víctima fue Gul Mudin a quien «se le lanzó una granada fragmentaria y se le disparó con un rifle» por Morlock (22 años) y Andrew Holmes (19 años), que estaban de guardia al borde de un campo de amapolas, cuando su patrulla entró en la aldea La Mohammed Kalay, en enero de este año. Y todo fue por divertirse, como le dijera ese mismo Morlock a Holmes, a quien amenazó si lo contaba. La granada le había sido entregada a Morlock por Gibbs, quien dirigió la acción del 15 de enero.
Luego de la primera, una segunda víctima por puro placer. El 22 de febrero Gibbs y Wagnon mataron a Marach Agha, a quien Gibbs le colocó cerca del cuerpo un Kalashnikov para justificar el asesinato. Y el 2 de mayo, con similar procedimiento de granada y disparo, Mullah Adadhdad fue abatido por Winfield y Gibbs.
Y como reportaba el diario militar Army Times, la colección de dedos, huesos de las piernas y dientes de las víctimas como trofeos de guerra y las fotos junto a los cadáveres…
¿Cuánto hubiera durado esta práctica? ¿Quién sabe? Porque todo se develó en mayo con el brutal asalto y golpeadura al soldado estadounidense de la unidad que reportó que estaban fumando hachís y bebiendo, una práctica normal, incluso estando de servicio, molesto porque sus compañeros de armas lo hacían en un contenedor utilizado habitualmente por él con iguales propósitos. En mayo el ejército comenzó la investigación.
Las justificaciones ya se emplean por la defensa. El abogado civil de Morlock, quien dio detalles sobre su involucramiento y el papel del sargento Gibbs, dice que su cliente actuó bajo la influencia de drogas médicas prescriptas para sus heridas en combate y que también sufría de lesiones traumáticas cerebrales, así que «esa declaración fue incoherente, y tomada bajo un coctel de drogas que no debieron mezclarse», le dijo al diario Seattle Times; diez diferentes medicamentos para el dolor, antidepresivos y pastillas para ayudarlo a dormir.
Pero a medida que pasan los días y las pesquisas profundizan, nuevos datos apuntan a la conducta criminal. Por ejemplo, que Gibbs discutió abiertamente que podía matar al especialista Adam C. Winfield —otro de los implicados— porque este se mostraba preocupado y podía reportar los incidentes. Incluso dijo cómo podía ejecutarse.
Y de acuerdo con otras indagaciones tendría motivos para esa desconfianza, porque la familia de Winfield, oriundo del estado de la Florida, recibió mensajes electrónicos en que les advertía que estaba presenciando cosas muy feas de las que no podía hablar…
En esto hay un punto sustancial que están sacando a flote los amigos de infancia de Gibbs para asegurar que es un buen hombre: «¿Cómo pueden ponerlo en la cárcel por hacer su trabajo allá?».
«Hacer su trabajo allá». Esa es la cuestión. Están cumpliendo la orden de un Estado guerrero que se impone por la fuerza de las armas sobre cualquier otro país y pueblo del mundo para garantizar que sean sus intereses los que prevalezcan. Un sistema imperial que enseña a odiar y obliga a matar en nombre de la seguridad nacional, la libertad y la democracia.
El sargento Calvin Gibbs respondía con su fusil M-4 matando a «nacionales locales cuando era atacado». Esa es su defensa, eso es lo que aprendió a hacer. La guerra y sus ignominias le sirven de sombrilla porque es aún más monstruosa que sus asesinatos en serie.
Un veterano desde San Francisco lo decía en su comentario a las noticias: «Yo lo ví en Vietnam… Simplemente sucede. Si usted vota por la guerra, usted obtiene la guerra. Si usted va a la guerra, usted aprende que la moral cambia»… y otro desde Austin asentía: «Yo serví dos viajes en Iraq, e hice cosas de las que no me siento orgulloso. La guerra endurece el corazón y nubla la mente…»
Y mientras tanto, las operaciones bélicas en Iraq y Afganistán siguen su curso, y en el edificio del Pentágono planifican nuevas guerras que en algún momento serán bendecidas con una firma-orden en una Casa Blanca en Washington, y otros «buenos chicos» serán infestados y convertidos en abominables máquinas de matar…
DENUNCIA CUBA EN LA UNION INTERNACIONAL DE TELECOMUNICACIONES VIOLATORIAS TRANSMISIONES DE ESTADOS UNIDOS
Guadalajara (México), oct 8 (ITAR-TASS). Cuba se propone lograr que sean reconocidos sus derechos al uso de las radiofrecuencias, en correspondencia con las normas internacionales.
Así lo declaró el jueves el viceministro primero de Informática y Comunicaciones de Cuba, quien participa en la conferencia de la Unión Internacional de Electrocomunicaciones (UIE).
Linares señaló que la UIE durante varios años ya apoya la postura de Cuba con respecto a la injerencia en su éter de EEUU que viola las normas universalmente reconocidas.
Sin embargo, Washington hace caso omiso de los llamados de la mayoría aplastante de la comunidad mundial a cesar el bloqueo" contra la isla caribeña, manifestó Linares. El viceministro manifestó que Cuba se propone desarrollar la actividad activa en la UIE en bien de los países en desarrollo sobre los principios del respeto de sus derechos.
Las autoridades cubanas en el transcurso de varios años protestan contra la injerencia de EEUU en su éter. A fin de aumentar la eficiencia de la transmisión de tales señales los Estados Unidos han comenzado a usar los "transmisores volantes".
Linares expresó que semejantes maniobras por parte de EEUU contradicen las normas universalmente reconocidas.
Indicó que Washington hace caso omiso de la opinión de la mayoría y actúa en sus propios intereses, a pesar de los enormes daños que causa el bloqueo estadounidense a la población de Cuba.
Así lo declaró el jueves el viceministro primero de Informática y Comunicaciones de Cuba, quien participa en la conferencia de la Unión Internacional de Electrocomunicaciones (UIE).
Linares señaló que la UIE durante varios años ya apoya la postura de Cuba con respecto a la injerencia en su éter de EEUU que viola las normas universalmente reconocidas.
Sin embargo, Washington hace caso omiso de los llamados de la mayoría aplastante de la comunidad mundial a cesar el bloqueo" contra la isla caribeña, manifestó Linares. El viceministro manifestó que Cuba se propone desarrollar la actividad activa en la UIE en bien de los países en desarrollo sobre los principios del respeto de sus derechos.
Las autoridades cubanas en el transcurso de varios años protestan contra la injerencia de EEUU en su éter. A fin de aumentar la eficiencia de la transmisión de tales señales los Estados Unidos han comenzado a usar los "transmisores volantes".
Linares expresó que semejantes maniobras por parte de EEUU contradicen las normas universalmente reconocidas.
Indicó que Washington hace caso omiso de la opinión de la mayoría y actúa en sus propios intereses, a pesar de los enormes daños que causa el bloqueo estadounidense a la población de Cuba.
Publicado por M. H. Lagarde
ESTADOS UNIDOS: UNICO PAIS DEL CONTINENTE AMERICANO QUE APLICÓ LA PENA DE MUERTE EN 2009
LONDRES, oct 8 (Reuters) - La organización Amnistía Internacional (AI) pidió el viernes a Estados Unidos que dé el ejemplo frente al resto de las naciones y derogue la pena de muerte.
AI dijo que Estados Unidos es el único país del continente americano que ordenó ejecuciones en el 2009.
"Una clara mayoría de los países ha rechazado la pena de muerte. Cómo puede Estados Unidos reclamar el liderazgo en derechos humanos y a la vez cometer asesinatos por ley?", dijo Widney Brown, directora de Derecho y Política Internacional de la agrupación.
"La pena de muerte es cruel, degradante, ineficaz y totalmente incompatible con el concepto de dignidad humana. Su uso en Estados Unidos está marcado por la arbitrariedad, la discriminación y el error", agregó.
Los activistas designaron el domingo como el "Día Mundial contra la Pena de Muerte". Los asesinatos que involucraron víctimas blancas en Estados Unidos fueron más propensos a terminar en una condena de muerte que los casos con víctimas afroamericanas. Los estados de Texas, Virginia y Oklahoma concentraron más de la mitad de las ejecuciones en el país.
"La etnia, la geografía, la política electoral, las finanzas locales, la composición del jurado y la calidad de la defensa legal son todos factores problemáticos en los casos de pena capital en Estados Unidos", dijo Brown.
"Ser enjuiciado por un crimen capital es como participar en una lotería letal, y eso no debe ocurrir en ningún sistema judicial", concluyó.
AI dijo que Estados Unidos es el único país del continente americano que ordenó ejecuciones en el 2009.
"Una clara mayoría de los países ha rechazado la pena de muerte. Cómo puede Estados Unidos reclamar el liderazgo en derechos humanos y a la vez cometer asesinatos por ley?", dijo Widney Brown, directora de Derecho y Política Internacional de la agrupación.
"La pena de muerte es cruel, degradante, ineficaz y totalmente incompatible con el concepto de dignidad humana. Su uso en Estados Unidos está marcado por la arbitrariedad, la discriminación y el error", agregó.
Los activistas designaron el domingo como el "Día Mundial contra la Pena de Muerte". Los asesinatos que involucraron víctimas blancas en Estados Unidos fueron más propensos a terminar en una condena de muerte que los casos con víctimas afroamericanas. Los estados de Texas, Virginia y Oklahoma concentraron más de la mitad de las ejecuciones en el país.
"La etnia, la geografía, la política electoral, las finanzas locales, la composición del jurado y la calidad de la defensa legal son todos factores problemáticos en los casos de pena capital en Estados Unidos", dijo Brown.
"Ser enjuiciado por un crimen capital es como participar en una lotería letal, y eso no debe ocurrir en ningún sistema judicial", concluyó.
LAS MENTIRAS QUE INMORTALIZAN AL CHE
43 años después de su asesinato en La Higuera, el Che Guevara sigue aterrando a sus enemigos por el simple hecho de continuar vivo.
Sucede, como si quienes no soportan la grandeza de su singularidad, lo resucitaran en cada nueva calumnia.
Una de estas últimas, es la afirmación de que los restos del Che no son los que están enterrados en Cuba.
Según asegura un cable de Europapress: "El general retirado boliviano Luis Fernando Sánchez afirma en un libro que salió a circulación hoy en La Paz que los restos del guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara siguen enterrados en este país y no fueron llevados a Cuba en 1997, como dicen las autoridades de la isla.
"Los restos del 'Che' permanecen en Bolivia y los que se encuentran en Cuba resultan ser el producto de un operativo de inteligencia estratégica, planeado y ejecutado a largo plazo, debido a necesidades políticas del régimen imperante".
Curiosamente, otra operación de "inteligencia", previó también, con anterioridad, una falacia de ese calibre.
Sucede, como si quienes no soportan la grandeza de su singularidad, lo resucitaran en cada nueva calumnia.
Una de estas últimas, es la afirmación de que los restos del Che no son los que están enterrados en Cuba.
Según asegura un cable de Europapress: "El general retirado boliviano Luis Fernando Sánchez afirma en un libro que salió a circulación hoy en La Paz que los restos del guerrillero argentino Ernesto "Che" Guevara siguen enterrados en este país y no fueron llevados a Cuba en 1997, como dicen las autoridades de la isla.
"Los restos del 'Che' permanecen en Bolivia y los que se encuentran en Cuba resultan ser el producto de un operativo de inteligencia estratégica, planeado y ejecutado a largo plazo, debido a necesidades políticas del régimen imperante".
Curiosamente, otra operación de "inteligencia", previó también, con anterioridad, una falacia de ese calibre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)