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viernes, 16 de septiembre de 2016

EL RÍO DE BAYAMO: SÍMBOLO DE LA CIUDAD

Bayamo es una ciudad afortunada por tantos elementos que a la luz de hoy, se han convertido en símbolos, referencias, que son imprescindibles en las conversaciones de los ciudadanos.
Uno de esos símbolos es el río que besa a la ciudad en un trayecto nada despreciable, dejando sus aguas en el manto freático para que no carezcamos de ese líquido insoslayable para la vida humana.
Nuestro río nace en las mismísimas entrañas de la Sierra Maestra recorriendo esos parajes hermosos que alimenta con esas aguas que hoy están represadas para beneficio de toda la sociedad.
Desde su origen el río va tejiendo amistades, a veces mudas, como las piedras y los arbustos pues lo acompañan sorteando curvas y bosques, creando espacios que sirven de sosiego sobre todo en la etapa del calor.
El río no solo nos da sus aguas, es testigo fiel, leal, de esos amores que han nacido a su vera o en su propio cauce, que ha propiciado la formación de familias que hoy recuerdan a aquel guardián de sus pasiones.
Cuántos bayameses habrán bañado su cuerpo con sus aguas divirtiéndose con sus familiares y amigos, haciendo nacer la alegría en sus orillas bajo la sombre de los arboles que por suerte están renaciendo ahora?
Cuantos de los nacidos en esta ciudad y otros que siempre la visitan dieron rienda suelta a sus impulsos y no solo se bañaron, sino que llevaron sus alimentos, los cocinaron y allí mismo los disfrutaron?
Quien puede olvidar, teniendo mas de 65 años, algunas partes del rió que constituían sitios de obligada presencia por los bañistas que aprovechaban cualquier altura para lanzarse al vacío y al agua?.
Están en la memoria aquel lugar llamado el recodo del río, donde el arroyo Manegua entrega sus aguas al rio Bayamo, muy cerca del acueducto, un lugar inolvidable por la belleza del entorno.
Mas abajo, donde esta hoy el balneario había una gran chorrera hoy más menguada, que hacía las delicias especialmente en los mas pequeños, quienes no podían estar en aguas profundas por el peligro que entrañaba.
Y así teníamos el área del puente del desvío, cerca de una gran algarroba desde la que se lanzaban al agua los adolescentes y jóvenes, algunos de los cuales se comían la guayaba saliendo de las aulas.
Podrían decirse muchas cosas mas acerca de nuestro río de Bayamo, pero las trataremos en otros momentos porque si larga es nuestra vía fluvial, mas largas son sus historias.