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viernes, 4 de abril de 2008

BOLA DE NIEVE

Uno de los cantantes cubanos de más renombre internacional, a lo largo de su exitosa carrera artística es Ignacio Villa, Bola de Nieve.

Su peculiar manera de cantar, casi susurrando las palabras, quedó grabada en la memoria de los que pudimos apreciar su arte.

Bola de Nieve recorrió el mundo entero, llevando en su voz la cultura cubana, en sus cantos los lamentos, la alegría, la añoranza y la esperanza de los nacidos en esta Isla, donde la música brota como el agua de los manantiales.

No quedó parte alguna de Cuba que no recibiera la presencia de aquel negro fabuloso, quien hizo del piano su más hermosa herramienta de trabajo, labor que desempeñaba como un elemento recreativo personal, de ahí la autenticidad de su obra.

Su sonrisa no les faltó a los cubanos, sus presentaciones en los más encumbrados teatros del mundo, no le limitaron sus conciertos en los sitios más humildes de Cuba.

Aquí en Bayamo se presentó en más de una ocasión en la Biblioteca Pública MIL 868, colmando las expectativas de los asistentes, interpretando magistralmente piezas como La Flor de la Canela y Vete de Mí, una de las canciones cantadas con un desgarramiento tal, que siempre emocionó los espectadores.

Bola de Nieve es tan cubano como las palmas reales, tan cubano como el ron, tan cubano como la Enseña Nacional, tan cubano como el Pico Turquino.

PROVIDENCIA

Providencia, comunidad ubicada en la precordillera de la Sierra Maestra y a unos ochenta kilómetros de la ciudad de Bayamo, es hoy mucho más que ayer, no solo comparando a ese pedazo del municipio de Bartolomé Masó con la etapa de antes de mil 959, sino con el propio proceso revolucionario y por muchísimas razones mas.

La tranquilidad ciudadana allí es pródiga, la gente que reside en ese sitio de la montaña granmense, sabe lo que tiene y lo que ha avanzado, por eso defiende las conquistas alcanzadas y se proyecta hacia el futuro con seguridad y esperanza.

En Providencia hay una especie de contrapunteo entre la belleza de la naturaleza y la belleza de su gente, en el que al final el premio queda en un empate hermoso, pues si es atrayente el entorno con sus características topográficas, más atrayente resulta ese ser humano que suma acciones al medio ambiente.

Vista hermosa la que ofrece ese río que entrega no solo la necesaria agua para la vida, sino la posibilidad de irrigar los fértiles campos de cultivo del que se alimentan los pobladores de Providencia, que se empeñan además en el incremento de los mismos para beneficio de la sociedad en general.

Llegar a ese punto de la montaña y encontrarse con su gente en el circulo social, donde se realizan diversas actividades de recreación sana, es oxigenarse, es alimentarse, es, sencillamente, sumar salud.

En Providencia la alegría salta a la vista originada en los niños que caminan hacia las escuelas, en los ancianos que se sienten seguros, atendidos y estimados, en las mujeres que ocupan su puesto en beneficio de todos, y en los hombres que no escatiman esfuerzos para lograr los propósitos en diversas tareas.

Volver a Providencia es encontrar luces que iluminan el camino, volver a ese sitio reconforta el alma y sanea el espíritu, refuerza las convicciones y aumenta el sentido de pertenencia que nos permite amar mas el terruño, y lo que se ama, se defiende, lo que se ama se apuntala, no solo con las armas, también se defiende elevando la produccion en todos los sentidos.


Allí está Providencia, en aquel recodo de la carretera que conduce a la Comandancia de La Plata, como un bastión irreductible, donde el sol sale y se pone repartiendo su luz sin pedir nada a cambio.

Autor< David Rodriguez ---------

UN MAESTRO PARA TODOS LOS TIEMPOS

Hay voces en la radio que son amigas, imprescindibles, necesarias, estimulantes y cotidianas.

Hay voces que nos hacen la vida más agradable, voces insustituibles, que nos hacen crecer el corazón con el alma de sus palabras.

Este medio de comunicación resulta vía eficaz para el entretenimiento, la cultura, la música, la información y cuando detrás de estas manifestaciones se encuentra la voz mas autorizada, entonces la radio se convierte en un aula, donde el maestro es el locutor.

De uno de estos personajes de la locución hablamos. Sus palabras a veces se convierten en un susurro tan delicado como el vuelo del zun-zun y otras, se dejan escuchar atronadoramente, al parecer salidas de uno de esos huracanes caribeños que en este mes comienzan a amenazar.

Hombre de singular preparación, se erige como un patriarca de nuestro bello idioma, señalando, para bien, las fallas que se suelen escuchar en las voces de otros colegas, bien recibidas a veces, a veces no asumidas, para mal, por aquellos que creen conocer todas las reglas de la pronunciación.

Con su verbo ha enamorado a no pocas desde aquella juventud inolvidable hasta estos días, en los que se deja envolver por el cariño de las compañeras de este medio que conocen de su proverbial caballerosidad y gentileza, siempre bien amado por la mujer de su vida, la madre de sus hijos y fiel guardiana de sus afectos.

La audiencia de Radio Bayamo lo conoce por sus descripciones hermosas acerca de la obra de José Marti, por sus atrayentes programas sobre la música más autóctona de los negros norteamericanos y de sus apasionantes comentarios de béisbol y boxeo.

Una virtud extraordinaria lo distingue: el apego al trabajo, la profesionalidad sin limites y el afán de ayudar a quien necesite de sus conocimientos, sabiendo que así perdurará en el sentimiento de los semejantes como una extensión de su rica trayectoria.

Estas son palabras para el amigo, el maestro, el locutor, el escritor que desde hace tantos años nos acompaña y que cada mañana nos abraza con su saludo y esas ganas enormes de seguir laborando a pesar de los años transcurridos y que no han sido obstáculo alguno para sus enseñanzas.

Con sus felices 86 años Víctor Montero Mendoza constituye un ejemplo para las actuales generaciones de la radio cubana.

Autor>David Rodríguez

LA TRANSFORMACION EN LA SIERRA MAESTRA

La provincia de Granma, a unos 800 kilómetros al este de la capital cubana, ha dado claros y convincentes indicios en el afán de mejorar los servicios a la población, una manera de contribuir eficazmente en ese propósito, vital en una sociedad como la que construimos en el país.

Ejemplos hay muchos, pero podríamos citar las transformaciones que se observan en la zona montañosa, no solo ya en cuanto a la presencia del sistema de salud y de educación, se trata en este caso de otras mejorías dirigidas a hacer más plena la vida del serrano.

La edificación de restaurantes en varios puntos de la geografía montañosa, la posibilidad de contar con círculos sociales, donde la población puede disfrutar del tiempo libre con una recreación sana, son muestras de la preocupación de las autoridades del territorio con el objetivo de alcanzar esos propósitos.

Y los campesinos de la Sierra Maestra agradecen esas atenciones, pues sus características personales les convierten en personas muy conscientes de los recursos puestos a su disposición, por ello la satisfacción que expresan por esta realidad, si bien aún puede hacerse más en esta dirección.

Hablábamos de ejemplos, y citamos el caso de Minas de Frío, un sitio a ochocientos metros sobre el nivel del mar, donde la comunidad que allí vive, se siente complacida pues tiene su hospital con un personal de alta calificación profesional y humana.

En Minas de Frío también se cuenta con un pequeño círculo infantil, en el que los niños de la zona permanecen mientras sus madres laboran en sus respectivas actividades, y cuentan allí con una tranquilidad extraordinaria.




Los médicos haciendo sus labores de terreno, aconsejando la práctica de una recreación sana, alejada de los hábitos vinculados con los excesos en la ingestión de bebidas alcohólicas, y también dando charlas, conferencias sobre educación sexual, algo inédito para estos parajes hace 45 años.

La labor de los maestros también es encomiable, hay esas montañas escuelas con un solo alumno, que cuentan con todos los requerimientos de la educación moderna, con un claustro bien preparado y estimulado en su vocación docente para desarrollar sus actividades.

Por esos caminos de la serranía cada día puede verse a los niños y las niñas yendo y viniendo de las escuelas, con sus uniformes limpios, con mochilas, con zapatos, dando más belleza al entorno que los rodea.

Aquella expresión de Fidel en la que señalaba…¨No le decimos al pueblo cree, sino lee¨ está profundamente demostrada en aquellos parajes, los campesinos no son analfabetos, son cubanos con todas las prerrogativas, con derecho a todos los derechos que nuestra sociedad le garantiza a la población de la Isla.

Autor> David Rodríguez.