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viernes, 4 de abril de 2008

UN MAESTRO PARA TODOS LOS TIEMPOS

Hay voces en la radio que son amigas, imprescindibles, necesarias, estimulantes y cotidianas.

Hay voces que nos hacen la vida más agradable, voces insustituibles, que nos hacen crecer el corazón con el alma de sus palabras.

Este medio de comunicación resulta vía eficaz para el entretenimiento, la cultura, la música, la información y cuando detrás de estas manifestaciones se encuentra la voz mas autorizada, entonces la radio se convierte en un aula, donde el maestro es el locutor.

De uno de estos personajes de la locución hablamos. Sus palabras a veces se convierten en un susurro tan delicado como el vuelo del zun-zun y otras, se dejan escuchar atronadoramente, al parecer salidas de uno de esos huracanes caribeños que en este mes comienzan a amenazar.

Hombre de singular preparación, se erige como un patriarca de nuestro bello idioma, señalando, para bien, las fallas que se suelen escuchar en las voces de otros colegas, bien recibidas a veces, a veces no asumidas, para mal, por aquellos que creen conocer todas las reglas de la pronunciación.

Con su verbo ha enamorado a no pocas desde aquella juventud inolvidable hasta estos días, en los que se deja envolver por el cariño de las compañeras de este medio que conocen de su proverbial caballerosidad y gentileza, siempre bien amado por la mujer de su vida, la madre de sus hijos y fiel guardiana de sus afectos.

La audiencia de Radio Bayamo lo conoce por sus descripciones hermosas acerca de la obra de José Marti, por sus atrayentes programas sobre la música más autóctona de los negros norteamericanos y de sus apasionantes comentarios de béisbol y boxeo.

Una virtud extraordinaria lo distingue: el apego al trabajo, la profesionalidad sin limites y el afán de ayudar a quien necesite de sus conocimientos, sabiendo que así perdurará en el sentimiento de los semejantes como una extensión de su rica trayectoria.

Estas son palabras para el amigo, el maestro, el locutor, el escritor que desde hace tantos años nos acompaña y que cada mañana nos abraza con su saludo y esas ganas enormes de seguir laborando a pesar de los años transcurridos y que no han sido obstáculo alguno para sus enseñanzas.

Con sus felices 86 años Víctor Montero Mendoza constituye un ejemplo para las actuales generaciones de la radio cubana.

Autor>David Rodríguez

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