Por M. H. Lagarde
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el mismo que prometió durante su campaña electoral cerrar el Campo de Concentración de Guantánamo, ha pedido, con motivo del primer aniversario de la muerte del delincuente cubano Orlando Zapata Tamayo, la liberación de todos los presos políticos que siguen encarcelados en el país caribeño.
"Hoy, me uno al pueblo cubano en la conmemoración de este aniversario pidiendo una vez más la liberación inmediata e incondicional de todos los presos políticos en Cuba", subraya en el comunicado.
En primer lugar ninguna moral le asiste asiste al presidente norteamericano para hacer una petición de ese tipo. Cuando deje a un lado los superfluos pretextos de que "la situación se ha complicado" y libere a los presos políticos sin garantías legales que se encuentran en el campo de tortura estadounidense de Guantánamo, podría hablar de ello. De paso, por cierto, debería proponerse cerrar también la ilegal Base Naval enclavada en territorio cubano.
En segundo lugar, no debería dejar timarse ni por su Secretaria de Estado Hillary Clinton y, mucho menos, por el grupo fascista de senadores cubano-americanos que encabeza Ileana Ros-Lethinen desde la Cámara de Representantes.
Obama debía debía saber que, por voluntad propia, el gobierno de Cuba ha liberado a la mayor parte de los mercenarios al servicio de Estados Unidos apresados en el 2003. Los pocos que aún quedan en la cárcel lo hacen simplemente por el interes de ser recompensados, una vez más, por el hecho de "ser los últimos en salir", por el gobierno que él dirige.
¿Será que los brillantes asesores del presidente desean que Cuba libere también a los presos comunes? ¿Haría otro tanto después los Estados Unidos, el país de mayor población carcelaria en el mundo?
En vez de ocuparse de delincuentes comunes en Cuba como es el caso del tal Zapata, Obama debería ocuparse más de la sociedad civil de su país, de los tiroteos en las escuelas, la dogradicción, del desempleo en ascenso y de los más de 40 millones de norteamericanos que no tienen seguro médico y similar cifra de hambrientos. Los 20 millones de dolares, salidos del bolsillo del contribuyente norteamericano, que la USAID destina anualmente para inventar mediáticamente a personajes como Zapata y las llamadas Damas de Blanco, bien podrían servir para tal fin.
Por último, vale recordarle al presidente que en sus manos, más que en las de nadie, está no solo liberar a los servidores de su gobierno en la isla caribeña, sino hacerlos desaparecer de una vez por todas.
La fórmula es bien sencilla: cese, señor presidente, el bloqueo y las agresiones de Estados Unidos contra Cuba.