Barbados en la memoria
Crecieron con la tristeza de la familia
deshecha y la ausencia de la figura paterna. Lloraron en silencio
todos los días por no tenerlos, no poder abrazarlos
10:48 Alina M. Lotti / Fotos: José R. Rodríguez Robleda / 03-10-2011
Crecieron con la tristeza de la familia deshecha y la ausencia de la
figura paterna. Lloraron en silencio todos los días por no tenerlos,
no poder abrazarlos, contarles sus vivencias y disfrutar, al igual que
otros niños y adolescentes, de la relación afectiva que se establece
normalmente entre padres e hijos.
Hoy Carlos Manuel Permuy Díaz* y Jorge de la Nuez** tienen 49 y 42 años, respectivamente, y desde aquel 6 de octubre de 1976 forman parte de las miles de familias cubanas que han perdido a sus seres queridos a consecuencia de acciones terroristas.
¿Por qué ese crimen?, ¿por qué asesinar a personas inocentes, como trabajadores, estudiantes, deportistas, tripulantes de Cubana de Aviación?, continúan preguntándose cuando todavía la justicia está por llegar.
Han pasado 35 años desde ese día, en que la aeronave de Cubana explotó en pleno vuelo a tan solo unos minutos de haber despegado de la terminal de Seawell, en Barbados; uno de los más brutales actos de terrorismo ejecutados por contrarrevolucionarios al servicio de la CIA, y en el cual fallecieron 73 seres humanos: 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
A solas con los recuerdos…
Tenía 14 años y estudiaba en los Camilitos, cuando ese día su mamá fue a la escuela a buscarlo para llevarlo al aeropuerto a esperar a su papá. “Estas cosas tú la recuerdas al cabo de 35 años y es como si estuvieras reviviéndolas, porque vienen a la memoria los hechos con la misma intensidad y dolor que aquellos días. Mi hermana tenía 10 años, ¡te podrás imaginar! La noticia fue impactante desde todos los puntos de vista”, contó Permuy profundamente afligido.
Cuando cumplió 39 años, la misma que tenía su padre al morir, tuvo un pánico tremendo, y ese trance lo sufrió en solitario.
“La vida te impone cosas y uno tiene que sobreponerse, pero yo rechacé toda ayuda médica, y un tiempo después comprendí que no podía salir adelante solo. A mí me cambió hasta el carácter; yo era un niño alegre, muy tranquilo, y desde ese trágico momento me convertí en una persona —por decirlo de alguna manera— muy desorientada, triste, arisco para tratar a los demás. De hecho, no hubiese querido ser así, sino como él, alegre, divertido, siempre haciendo chistes”.
En la adolescencia, sentía que no podía expresar a su mamá las inquietudes propias de la edad. “Ella no volvió a ser la misma, quedó viuda a los 40 y murió con 65; fueron 25 años de sufrimiento perenne, y eso hizo que yo me tragara muchas cosas, pues me parecía que iba a preocuparse si le consultaba algún problema o le pedía consejos”.
Funcionario de la dirección de Relaciones Internacionales del INDER, Permuy aseveró que el crimen de Barbados marcó a nuestro pueblo de una forma extraordinaria, inigualable. “No por gusto —recordó— en el acto por el aniversario 34 de este crimen, fue declarado el 6 de octubre como Día de las Víctimas contra el Terrorismo de Estado”.
La lucha no termina hasta el regreso de los Cinco
“Sabía que mi padre llegaba ese día y yo estaba en la escuela muy contento”, relató Jorge de la Nuez Orozco, trabajador de la Oficina del Programa Martiano, quien con apenas siete años enfrentó la amarga noticia de la muerte de su ser querido.
“Al llegar a la casa, mi madre me abrazó, no sabía cómo explicar que mi papá había tenido un accidente. ‘Ha muerto, ha sido víctima de un sabotaje’, era lo único que decía entre lágrimas. Nunca me recuperé, aunque tuve atención médica por años.
“Las huellas están muy adentro y se recuerdan todos los 6 de octubre, sobre todo cuando sabemos que los responsables no han sido juzgados. Exigir justicia nos libera un poco de la situación angustiosa en que hemos vivido”.
¿En qué momento tu padre te fue más necesario?
“Yo diría que ese día, pues a partir de ahí la vida sufrió un cambio, y algo similar les ha ocurrido a otros familiares de las víctimas. Me molesta que los causantes de este acto, o los que lo planearon todo, aún no hayan pagado sus culpas.
“Resulta difícil asimilar que los implicados en el sabotaje se hayan vanagloriado de lo que hicieron, que continúen en libertad, y que un gobierno que aboga por la democracia, la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos no solo haya sido el promotor de esas acciones, sino que mantenga en prisión a Cinco luchadores antiterroristas.
“Fue de mucha alegría saber que había personas en los Estados Unidos luchando para que no ocurrieran crímenes como el de Barbados, que enlutó al pueblo de Cuba el 6 de octubre de 1976. O sea, nuestra lucha empezó ese año y no terminará hasta que ellos estén de regreso”.
* Hijo de Manuel Permuy Hernández, jefe de la delegación que asistió al Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima, en Caracas. Integró durante varios años la selección nacional de baloncesto.
** Hijo de Jorge de la Nuez Suárez, secretario general del comité del Partido en la Flota Camaronera del Caribe.
Hoy Carlos Manuel Permuy Díaz* y Jorge de la Nuez** tienen 49 y 42 años, respectivamente, y desde aquel 6 de octubre de 1976 forman parte de las miles de familias cubanas que han perdido a sus seres queridos a consecuencia de acciones terroristas.
¿Por qué ese crimen?, ¿por qué asesinar a personas inocentes, como trabajadores, estudiantes, deportistas, tripulantes de Cubana de Aviación?, continúan preguntándose cuando todavía la justicia está por llegar.
Han pasado 35 años desde ese día, en que la aeronave de Cubana explotó en pleno vuelo a tan solo unos minutos de haber despegado de la terminal de Seawell, en Barbados; uno de los más brutales actos de terrorismo ejecutados por contrarrevolucionarios al servicio de la CIA, y en el cual fallecieron 73 seres humanos: 57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos.
A solas con los recuerdos…
Tenía 14 años y estudiaba en los Camilitos, cuando ese día su mamá fue a la escuela a buscarlo para llevarlo al aeropuerto a esperar a su papá. “Estas cosas tú la recuerdas al cabo de 35 años y es como si estuvieras reviviéndolas, porque vienen a la memoria los hechos con la misma intensidad y dolor que aquellos días. Mi hermana tenía 10 años, ¡te podrás imaginar! La noticia fue impactante desde todos los puntos de vista”, contó Permuy profundamente afligido.
Cuando cumplió 39 años, la misma que tenía su padre al morir, tuvo un pánico tremendo, y ese trance lo sufrió en solitario.
“La vida te impone cosas y uno tiene que sobreponerse, pero yo rechacé toda ayuda médica, y un tiempo después comprendí que no podía salir adelante solo. A mí me cambió hasta el carácter; yo era un niño alegre, muy tranquilo, y desde ese trágico momento me convertí en una persona —por decirlo de alguna manera— muy desorientada, triste, arisco para tratar a los demás. De hecho, no hubiese querido ser así, sino como él, alegre, divertido, siempre haciendo chistes”.
En la adolescencia, sentía que no podía expresar a su mamá las inquietudes propias de la edad. “Ella no volvió a ser la misma, quedó viuda a los 40 y murió con 65; fueron 25 años de sufrimiento perenne, y eso hizo que yo me tragara muchas cosas, pues me parecía que iba a preocuparse si le consultaba algún problema o le pedía consejos”.
Funcionario de la dirección de Relaciones Internacionales del INDER, Permuy aseveró que el crimen de Barbados marcó a nuestro pueblo de una forma extraordinaria, inigualable. “No por gusto —recordó— en el acto por el aniversario 34 de este crimen, fue declarado el 6 de octubre como Día de las Víctimas contra el Terrorismo de Estado”.
La lucha no termina hasta el regreso de los Cinco
“Sabía que mi padre llegaba ese día y yo estaba en la escuela muy contento”, relató Jorge de la Nuez Orozco, trabajador de la Oficina del Programa Martiano, quien con apenas siete años enfrentó la amarga noticia de la muerte de su ser querido.
“Al llegar a la casa, mi madre me abrazó, no sabía cómo explicar que mi papá había tenido un accidente. ‘Ha muerto, ha sido víctima de un sabotaje’, era lo único que decía entre lágrimas. Nunca me recuperé, aunque tuve atención médica por años.
“Las huellas están muy adentro y se recuerdan todos los 6 de octubre, sobre todo cuando sabemos que los responsables no han sido juzgados. Exigir justicia nos libera un poco de la situación angustiosa en que hemos vivido”.
¿En qué momento tu padre te fue más necesario?
“Yo diría que ese día, pues a partir de ahí la vida sufrió un cambio, y algo similar les ha ocurrido a otros familiares de las víctimas. Me molesta que los causantes de este acto, o los que lo planearon todo, aún no hayan pagado sus culpas.
“Resulta difícil asimilar que los implicados en el sabotaje se hayan vanagloriado de lo que hicieron, que continúen en libertad, y que un gobierno que aboga por la democracia, la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos no solo haya sido el promotor de esas acciones, sino que mantenga en prisión a Cinco luchadores antiterroristas.
“Fue de mucha alegría saber que había personas en los Estados Unidos luchando para que no ocurrieran crímenes como el de Barbados, que enlutó al pueblo de Cuba el 6 de octubre de 1976. O sea, nuestra lucha empezó ese año y no terminará hasta que ellos estén de regreso”.
* Hijo de Manuel Permuy Hernández, jefe de la delegación que asistió al Campeonato Centroamericano y del Caribe de Esgrima, en Caracas. Integró durante varios años la selección nacional de baloncesto.
** Hijo de Jorge de la Nuez Suárez, secretario general del comité del Partido en la Flota Camaronera del Caribe.
Tomado del semanario Trabajadores