Un país con una población 25 veces menor y decenas de veces más
pequeño en territorio que Estados Unidos, ha visto correr la sangre de
sus ciudadanos por actos terroristas, organizados desde suelo
norteamericano, en una proporción mayor que todos los estadounidenses
caídos en la guerra de Vietnam.
Es una comparación harto elocuente para cualquiera en el mundo, sin embargo para los propagandistas del imperio los que cuentan son los muertos de sus aventuras bélicas. Los nuestros, víctimas de una política agresiva que supera el medio siglo, concebida por la Casa Blanca para obligar a Cuba a abandonar el rumbo que de manera soberana eligió en enero de 1959, son ignorados.
Por eso sus agencias de prensa pasaron por alto un acontecimiento histórico ocurrido hace ya 12 años, cuando un pueblo agredido puso en el banquillo de los acusados a la potencia imperialista más poderosa del mundo y la demandó por los sufrimientos causados a sus hijos.
En aquella ocasión se demostró con abrumadoras pruebas que no existe actividad económica o social en esta tierra que se haya librado de la acción destructora y desestabilizadora generada por la agresividad estadounidense.
Innumerables actos de violencia desatados contra los cubanos para infundir terror, han provocado la muerte de jóvenes alfabetizadores; de campesinos y sus familiares; de pescadores cuyas embarcaciones han sido ametralladas y hundidas; de pacíficos pobladores de caseríos agredidos por lanchas piratas; de los 73 ocupantes de la nave de Cubana de Aviación destruida en pleno vuelo ante las costas de Barbados; del más de un centenar de niños que no pudieron llegar a adultos a causa de la criminal introducción del virus del dengue hemorrágico; de diplomáticos cubanos algunos de los cuales fueron secuestrados sin que nunca se haya sabido su paradero…
Los crímenes denunciados en la demanda del pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos siguen impunes. El Gobierno de esa nación mantiene su política de hostilidad hacia Cuba y protege a los terroristas, quienes se vanaglorian descaradamente de sus actos criminales contra nuestro país.
Por eso este 6 de octubre, instituido como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, en que se conmemora el aniversario 35 del crimen de Barbados, los cubanos enarbolaremos un doble reclamo: el castigo a los culpables y la liberación de quienes sufren injusta prisión por impedir que el terrorismo siga imponiendo en esta tierra la destrucción, el sufrimiento y la muerte. Nuevamente desde Cuba y ante el mundo, la justicia pide la palabra.
Es una comparación harto elocuente para cualquiera en el mundo, sin embargo para los propagandistas del imperio los que cuentan son los muertos de sus aventuras bélicas. Los nuestros, víctimas de una política agresiva que supera el medio siglo, concebida por la Casa Blanca para obligar a Cuba a abandonar el rumbo que de manera soberana eligió en enero de 1959, son ignorados.
Por eso sus agencias de prensa pasaron por alto un acontecimiento histórico ocurrido hace ya 12 años, cuando un pueblo agredido puso en el banquillo de los acusados a la potencia imperialista más poderosa del mundo y la demandó por los sufrimientos causados a sus hijos.
En aquella ocasión se demostró con abrumadoras pruebas que no existe actividad económica o social en esta tierra que se haya librado de la acción destructora y desestabilizadora generada por la agresividad estadounidense.
Innumerables actos de violencia desatados contra los cubanos para infundir terror, han provocado la muerte de jóvenes alfabetizadores; de campesinos y sus familiares; de pescadores cuyas embarcaciones han sido ametralladas y hundidas; de pacíficos pobladores de caseríos agredidos por lanchas piratas; de los 73 ocupantes de la nave de Cubana de Aviación destruida en pleno vuelo ante las costas de Barbados; del más de un centenar de niños que no pudieron llegar a adultos a causa de la criminal introducción del virus del dengue hemorrágico; de diplomáticos cubanos algunos de los cuales fueron secuestrados sin que nunca se haya sabido su paradero…
Los crímenes denunciados en la demanda del pueblo de Cuba al Gobierno de Estados Unidos siguen impunes. El Gobierno de esa nación mantiene su política de hostilidad hacia Cuba y protege a los terroristas, quienes se vanaglorian descaradamente de sus actos criminales contra nuestro país.
Por eso este 6 de octubre, instituido como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, en que se conmemora el aniversario 35 del crimen de Barbados, los cubanos enarbolaremos un doble reclamo: el castigo a los culpables y la liberación de quienes sufren injusta prisión por impedir que el terrorismo siga imponiendo en esta tierra la destrucción, el sufrimiento y la muerte. Nuevamente desde Cuba y ante el mundo, la justicia pide la palabra.
Tomado de www.trabajadores.cu
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