Por Elsy Fors Garzon
Santo Domingo, 1 ene (PL) Hace exactamente 52 años llegó a Santo Domingo en vuelo militar procedente de La Habana, el dictador Fulgencio Batista, acompañado de familiares y acólitos.
En un relato inédito al que tuvo acceso Prensa Latina, el Capitán Piloto Retirado de la Fuerza Aérea Dominicana, Ricardo Antonio Bodden López recuerda detalles de la huida del tirano cubano ante el empuje victorioso de los rebeldes lidereados por el Comandante Fidel Castro Ruz.
Teniente piloto en la base aérea de San Isidro, Escuadrón de Caza Bombarderos, ese fin de año de 1958, Bodden López fue designado por el Comandante del Escuadrón Mayor Piloto Pedro Santiago Rodríguez Echavarría, para una misión muy reservada.
Le dijeron que había que hacer un viaje, no le dijeron a dónde y después que entrara de servicio el sábado 31 no se podía despegar del teléfono, esperando una llamada del jefe del Estado Mayor de la FAD, General Fernando Sánchez (Tunti).
El vuelo debía llevar a Cuba al embajador dominicano en Cuba, Porfirio Rubirosa, los agregados aéreo, naval y militar de este país en La Habana y el coronel Ferrer López Guzmán, de quien Bodden nunca supo su cargo diplomático.
Bodden dice que también iba de pasajero un ciudadano chino, técnico en explosivos y demoliciones. El Coronel Ferrer López G. estaba asignado a la fábrica de armas en San Cristóbal.
El DC-4 con Rodríguez Echavarría de piloto despegó poco después de las ocho de la mañana con rumbo a La Habana.
Antes del mediodía llamó a Bodden el jefe del Estado Mayor, General Sánchez y le ordenó que tan pronto tuviera noticias del vuelo a Cuba lo llamara a un teléfono donde le contestaría él personalmente.
Pasadas las 7:00 pm, el oficial en la torre de control lo llamó y le informó que en 40 minutos estaría aterrizando el DC-4 del mayor Rodríguez Echavarría.
El general Sánchez le ordenó entonces ir solo a buscar al piloto al avión y traerlo de inmediato, sin escala previa en su casa, porque lo estaría esperando. El hecho que viniera un solo pasajero, Candito Torres, oficial de la Marina de Guerra, adscrito al Servicio de Inteligencia Militar, le hizo pensar a quien atestigua que el asunto era una "papa caliente".
A las 10 de la noche, a Bodden le ordenan ir personalmente a la Torre de Control y comunicar que un avión de la Fuerza Aérea Cubana se dirigía a Dominicana y que tenía permiso de la superioridad (Rafael Leónidas Trujillo).
Le indicaron que tan pronto tuvieran contacto en la radio de la hora aproximada de aterrizaje, le avisaran que entonces él debía llamarlo inmediatamente a su casa, y usted le avisa a Chaguito (Mayor Rodríguez
Echavarria) y lo va a buscar a su casa.
A las 12:00, Bodden buscó al Sargento Cáceres, su relevo, lo instruyó acerca de las órdenes establecidas por la Jefatura y se durmió inmediatamente.
Cuando se despertó antes de las seis de la mañana, miró por la ventana hacia la línea de vuelo y se sorprendió al ver un avión C-46 con la bandera cubana taxeando por la pista, hacia los hangares.
El mayor Rodríguez tranquilizó a Bodden diciéndole que él había ordenado que no lo llamaran y se ocupó personalmente de impartir las órdenes correspondientes.
Hay acuartelamiento le dijo el jefe del Escuadrón y le informó que Fulgencio Batista, presidente cubano hasta ese día, llegó con todo su gobierno, se asiló aquí, pero que cuando llamara a los pilotos para que se reportaran a la base porque había acuartelamiento, no les dijera el verdadero motivo.
Ese primero de enero, en la madrugada, aterrizaron en la base aérea de San Isidro seis aviones, un DC-4 donde vino el presidente fugitivo, Fulgencio Batista, familiares y parte de su Gabinete, cuatro C-46 y un DC-3, donde vinieron los jefes militares.
Los recién llegados todos fueron alojados en el Hotel Jaragua, por órdenes de Trujillo.
Años después, Bodden luchó con el ejército constitucionalista contra la invasión de Estados Unidos en 1965.
Siendo piloto de Aerovías Quisqueyanas, donde Santiago Rodríguez era vice Presidente, jefe de operaciones y jefe de pilotos, en varios vuelos le hizo saber que quería conocer los detalles de ese vuelo suyo a La Habana.
"Siempre me prometía que me lo haría saber, pero alegaba que iban a necesitar de muchas horas de explicaciones, y su opinión nunca la llegué a saber porque murió en un accidente aéreo," expresó Bodden.
Lo único que Santiago le informó a Bodden fue que las instrucciones eran de pernoctar en La Habana, que el Coronel Abbes García, le daría las instucciones.
Pero luego cambiaron las órdenes y Abbes les dijo que debían regresar porque había que hacer otro viaje a La Habana ese mismo día.