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martes, 10 de mayo de 2011

LOS BUQUES, LAS NOTICIAS Y LOS GOBERNANTES

Por Enrique Ubieta Gómez

El portaavión francés Charles de Gaulle (en la foto), en misión de la OTAN, presuntamente negó ayuda humanitaria a los inmigrantes africanos que murieron en alta mar.

Las corporaciones mediáticas bombardean a las naciones enemigas como los buques de guerra. Sitian una ciudad, un país, y lanzan sus misiles en ciclos de mayor o menor intensidad. Apoyan a los buques, los anteceden, porque los militares solo desembarcan si los lectores-espectadores han sido convencidos de lo malo que son los que deben morir. Las naciones enemigas son aquellas que no acatan las leyes que imponen los dueños de las trasnacionales que fabrican los buques de guerra y financian los medios de desinformación. Pero ni los medios, ni los buques, son todopoderosos: hay pueblos que saben defenderse. Los cubanos vivimos bajo sitio desde 1959: económico y mediático. Los buques no han podido desembarcar, porque los medios no han podido desvirtuar nuestras razones, ni mermar el apoyo interno y externo a la Revolución.
Cuando
el país avanza, sobreviene un ciclo de bombardeos mediáticos. No quieren que se desdibuje la imagen trabajosamente construida de que Cuba no es un estado de derecho. Cuba, claro, no es un estado de derecho “burgués”, sino socialista, por voluntad de su pueblo expresada en las urnas. Después del exitoso Congreso partidista en el país –precedido por una masiva discusión popular, única en el mundo, de los temas que se analizarían en él, que provocó la modificación del 68% de los lineamientos propuestos--, las corporaciones mediáticas deben rectificar cualquier indicio de duda razonable sobre la existencia de una democracia cubana, diferente y superior a la de los agresores.
Los misiles ahora divulgan una mentira: un hombre ha muerto como resultado de las golpizas recibidas por la policía. No será verdad, pero es verosímil: es algo que sucede en muchos países de la culta Europa y en Estados Unidos. Las trasnacionales no necesitan saber la verdad, porque no se proponen difundirla; caramba, se trata de bombardeos de “contención” para que los lectores no sepan la verdad. Los gobiernos que los dueños de las trasnacionales eligen en el mundo “libre” –ellos, por cierto, sí conocen la trama interior de cada mentira--, se muestran consternados. El gobierno alemán, por ejemplo, siente la irreprimible necesidad de expresar su decepción: “La información sobre los maltratos que sufrió Soto por parte de las fuerzas del orden cubanas contradicen la esperanza (de) que se produciría una mejora en el respeto a los Derechos Humanos en la isla”, dice un comunicado que firma el viceministro de Relaciones Exteriores.
Es evidente, digo yo, la relación que existe entre las trasnacionales que fabrican buques de guerra, las que fabrican noticias y las que fabrican gobernantes. De lo contrario, ¿cómo entender que un buque de la OTAN deje morir de hambre y de sed, en alta mar, a 61 inmigrantes etíopes, eritreos, nigerianos, sudaneses y ghaneses, entre los que había mujeres y niños, y las trasnacionales de la desinformación en lugar de gritar la noticia, la susurren apenas, y los gobernantes europeos y norteamericanos guarden discreto silencio?, ¿por qué la investigación periodística difundida por The Guardian –esta vez sí, haciéndole honor a la profesión--, no provoca el escándalo y la decepción de los gobiernos europeos?, ¿por qué el gobierno alemán emite un comunicado que condena a Cuba y no a la Unión Europea?, ¿por qué no cuestiona el respeto a los derechos humanos en “la casa común”? El presidente del Parlamento Europeo se suma a la campaña, como si no tuviese asuntos propios que atender. No es que los cubanos valgamos más que los africanos: todos los habitantes del Tercer Mundo somos desechables para las trasnacionales y sus dueños, y para los gobernantes que las sirven. Los misiles desinformativos no afectan a los cubanos, sino a los propios ciudadanos europeos y norteamericanos que se creen informados. Son instrumentos de manipulación política contra sus propios pueblos. Hay diferentes maneras de cometer crímenes, y los que fabrican armas, noticias y gobernantes, son criminales de guerra.

YOANIS, ELIZARDO, FARIÑAS, EL PAIS Y EL NUEVO HERALD SE DESINFLARON CON EL GLOBO

Una vez mas, la Revolución Cubana da muestra de su fortaleza, al desinflar el globo contentivo de una nueva campaña contra la Isla, en relación con el fallecimiento de Juan Wilfredo Soto García.

Para los enemigos de la Revolución, dentro y fuera de Cuba, cualquier hecho, incluida la muerte de una persona, magnificado hasta la indecencia, les sirve para alcanzar sus innobles objetivos de denigrar del sistema social instaurado en la Isla.

No ha bastado la explicación del médico que atendió al occiso. No ha bastado la inexistencia de signos violentos en su cuerpo. Para estos mercenarios no existe la rectificación, y aún con esas evidencias, insisten en la ratificación del mal intencionado mensaje.

Juan Wilfredo Soto García falleció debido a complicaciones en su salud, profesionalmente explicadas por el galeno y por la Nota Oficial del Gobierno Revolucionario, pero eso es insuficiente para convencer a aquellos que no admiten la verdad como elemento consustancial de la moral.

Las voces de siempre se dejaron escuchar: Yoani Sánchez, Elizardo, (el camaján), Sanchez Santa Cruz y el imprescindible Guillermo Fariñas, propietario de varias marcas olímpicas y mundiales en huelgas de hambre.

La campaña mediática tiene repercusión en el diario El País, de España y en el Nuevo Herald, (dónde si no, como se expresa en un seguido programa de la televisión cubana).

El representante en Cuba del medio de prensa español, el muy español Mauricio Vincent, no quiso gastar sus euros, los que le da la empresa PRISA para tratar de desprestigiar a la Revolución Cubana, yendo a Santa Clara, a comprobar en el sitio de los hechos las aseveraciones de los mercenarios.

Sin duda alguna El País, es un periódico capaz de publicar una noticia sin necesidad de verificar su autenticidad. ¿Eso es periodismo?. Mauricio no comprueba y publica las barbaridades que los asalariados de la SINA le dicen.

Para mi gusto ya este corresponsal de la gusanera en Cuba, debió haber sido despojado desde hace mucho tiempo de su credencial como corresponsal extranjero en La Habana, para que vuelva a su madriguera en Madrid a escribir el libro de turno sobre la ¨´dictadura¨¨ cubana.

El globo acerca de la muerte de JWSG, se iba inflando poco a poco, pero un alfiler le salió al paso y ha explotado con Yoanis, Elizardo, Fariñas, El País y El Nuevo Herald dentro.

La verdad puede ser ocultada un tiempo pero no todo el tiempo y ya algunas agencias de prensa, ligadas también al negocio del anticastrismo, han comenzado a patalear ante la contundencia de la Nota del Gobierno Revolucionario de Cuba.

Esa rapidez demostrada por las autoridades cubanas debe caracterizar las respuestas de la Isla, ante esta, como se evidenció, u otra campaña que se orquesta en detrimento de la Revolución.

Cuando se defiende de esa forma una causa como la nuestra, asentada en la verdad y la decencia, la mentira cede y la indecencia también. Tal es el caso.