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viernes, 18 de abril de 2014

CESPEDES: A LA LUZ DE SUS 195 AÑOS





Quizás alguien puede pensar que el tiempo ha permitido decir todo lo que merece uno de los hombres excepcionales de la historia patria.

Quizás alguien puede pensar que ya no quedan resquicios que estudiar, investigar acerca de tan excelsa figura de nuestros afanes independentistas.

La propia historia y el propio tiempo señalan que de los próceres nunca se habrá dicho todo pues la osadía protagonizada por ellos siempre merece diferentes y objetivas miradas  de los estudiosos.




Por ello los cubanos guardamos con mucho celo los andares de aquellos que nos legaron tantos hechos, auténticos, sinceros, que han resistido los huracanes de los años.

La historia cubana no es vieja, no está añejada ni enclaustrada en los textos que hablan de las proezas escritas por hombres muy cultos que dieron al traste con la esclavitud de entonces.

Cierto que la historia cubana no envejece y no pasa por ese proceso de transformación, todo lo contrario, se mantiene viva, útil, lozana, ejemplar.

Y es que quienes escribieron las brillantes páginas de la libertad podrán estar esculpidos en mármol, pero definitivamente vigentes en el pensamiento del pueblo de Cuba.

Todo ello nos señala que aquel hombre que brillo en La Demajagua, anda y desanda por nuestros campos y ciudades, por las playas y por las montañas a 195 años de su natalicio.

Carlos Manuel de Céspedes no solo es una referencia, es una necesidad para los cubanos, en tiempos holgados o difíciles, en momentos de sequia o ciclones. Siempre nos hace falta.

Por suerte tenemos su legado muy cerca y en este podemos encontrar la fuerza, la entereza y la virtud que emana desde ese digno hombre que puso a un pueblo sobre sus espaldas.

Aquel 18 de abril de 1819, en Bayamo, nacía quien con el paso de los años se convertiría en el Padre de todos los cubanos cuando intentaban chantajearlo a cambio de la vida de su hijo.

Fue un momento de hidalguía y de un absoluto ejemplo de patriota, incapaz de una irreverencia a los que habían luchado y caído desde el 10 de octubre de 1868.

La estatura moral del mártir de San Lorenzo es tal que a casi 200 años de haber nacido, sus luces trascienden, siguen iluminando  como un ´´sol de llamas¨¨.