Quien es considerado por muchos un
hombre de leyenda en la literatura norteamericana y el escritor vivo más
importante de Estados Unidos afirmó en una entrevista al periódico
argentino La Nación
que admira enormemente al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, y
se preguntó: “¿Quién no lo admira? Cualquiera que sepa algo de política
sabe que Castro estaba pensando como cubano. Él fue un reformador. Pasó
por malos momentos y soportó sus propios errores. Pienso en él como una
figura noble.”
Ingrid Bajeman
Gore Vidal tenía 22 años en 1948, cuando la publicación de su novela La ciudad y el pilar de sal conmocionó
a la comunidad literaria estadounidense. Se trata de una cándida
historia sobre un joven que, en el pasaje de la adolescencia a la edad
adulta, descubre su propia homosexualidad. Bajo el puño firme de Orville
Prescott, editor de la sección literaria, el The New York Times
se negó a publicar reseñas de los siguientes libros de Vidal que, desde
entonces, no ha dejado de criticar a ese diario y lo que él llama su
reacción “histérica”.
Archiconocido por sus relaciones (desde
Roosevelt hasta Kennedy, Fellini, Garbo y Capote, a quien no consigue
leer -dice- “porque soy diabético”) y por su sangre azul, Eugene Luther
Gore Vidal adoptó como nombre propio el apellido de su abuelo materno,
Thomas P. Gore, que fue senador demócrata por Oklahoma. Además de su
abuelo, Vidal tiene otras conexiones con el Partido Demócrata: su madre,
Nina, se casó con Hugh D. Auchincloss Jr., quien luego se convertiría
en padrastro de Jacqueline Bouvier Kennedy. Vidal es también primo de
Jimmy Carter y del ex vicepresidente Al Gore. Pero son la perspicacia y
la agudeza mental de este novelista, ensayista y dramaturgo; su look de
galán de cine, su estilo y elegancia, sumados a un humor de perros y un
ego que sobrepasa el del más orgulloso argentino (“Un narcisista es
alguien más guapo que tú”, ha dicho), los rasgos que lo han hecho uno de
los intelectuales más famosos del mundo.
Ahora, a los 84 años, ha llegado a
Montreal invitado por Blue Metropolis, el festival literario
internacional de esta ciudad, donde dio dos charlas repletas de
sagacidad y picardía, aunque en algunos momentos le falló la memoria
(contó dos veces la misma anécdota sobre el político estadounidense John
Milton Hay, secretario de Estado durante la presidencia de Roosevelt,
que se refirió a Canadá como “Our Lady of the Snows”) y a veces sus
respuestas no tuvieron nada que ver con la pregunta que le habían hecho o
fueron demasiado nebulosas (de la “situación entre judíos y árabes”,
para usar los términos de Vidal, dijo: “Sólo pásalo por alto, que va a
desaparecer. Y si no desaparece, desapareceremos nosotros”).
Cuando finalmente, a las once de la
noche, bajó al bar del hotel para esta entrevista, en su silla de
ruedas, acompañado por su asistente Ernie y un whisky cuádruple, traía
mucho de su gorevidalidad : entre un gruñido y una respuesta de
una sola línea (y a veces, de una sola palabra), se soltaba y hablaba
de sus temas preferidos, el imperialismo y la incultura yanqui, entre
otros. Y claro, de Norman Mailer. De Capote, esta vez, no dijo nada. Sin
embargo, de Borges?
-En América latina, los
escritores como Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas
Llosa tienen tradicionalmente una opinión política de mucho peso y muy
respetada. ¿Cuál es el papel del intelectual/artista en el siglo XXI?
-Monótono. A los estadounidenses no les gustan los intelectuales ni el intelecto, odian la lectura y odian la cultura.
-¿Y odian el pensamiento?
-Puede ser. Ni siquiera saben que lo odian.
-¿Así que usted es pesimista sobre el papel del intelectual?
-Creo que todos lo somos.
-¿Cuál es el futuro de la literatura y la industria editorial, dada la disminución del interés por la lectura?
-Estados Unidos es el país más grande y
más rico del mundo, o piensa que lo es, pero en realidad estamos peor
educados que cualquier gran potencia del mundo. La educación es
espantosa. Nadie lo sabe porque somos número uno en todo. Incluso en el
jardín de infantes somos número uno, pero no somos número uno en nada, a
excepción de algunas cosas embarazosas, de las cuales creo que no
conviene hablar. Por lo tanto, somos un país de segunda línea… que sé
yo, algo así como Uruguay, probablemente.
-Usted declaró a The Independent
que Estados Unidos debería figurar en algún lugar entre Brasil y la
Argentina y esta entrevista está dirigida a un público argentino.
¿Podría ser un poco más específico acerca de qué quiso decir con eso?
-Yo fui más específico: dije que así tendremos un mejor equipo de fútbol. [Risas]
-¿Y qué piensa de Cristina Kirchner y de Dilma Rousseff?
-Bueno, estoy totalmente a favor de que
las damas gobiernen países. Los muchachos no lo hacen muy bien. A los
muchachos les gusta pelear.
-Pero si Estados Unidos es un fracaso, ¿qué es la Argentina, en su opinión?
-Está trabajando en eso.
-Brasil sería el caso inverso. Obama y todo el mundo dicen que Brasil es el país del futuro y el futuro es ahora.
-Yo prefiero lo que dijo Charles de
Gaulle: Brasil es el país del futuro y siempre lo será. No subestimemos
la malicia del buen general.
-¿Cómo ve la relación de Estados Unidos y la Argentina en el siglo XXI?
-Nerviosa. Nosotros no estamos haciendo
demasiado bien nada. Creo que siempre habrá un poco de vigilancia en
nuestra relación con otros países. Al no tener una tradición de cultura
literaria, o cultura de cualquier tipo, siempre vamos a quedarnos atrás.
Es bastante embarazoso para los países más agresivos, que llevan las
artes más en serio. ¿Esto cambiará? Todo en la vida cambia, con la
excepción, como dijo cierto francés, del teatro de vanguardia. Ese nunca
cambia…
-¿Qué influencia tiene la lengua española en Estados Unidos, en particular, en el arte?
-Es una lengua hermosa. Creo que es bueno
para Estados Unidos calmarse un poco. Realmente somos un país muy torpe
para meternos con las artes. En realidad no hemos hecho nada bueno
desde Mark Twain… Y eso fue hace mucho tiempo.
-Entonces, ¿cómo ha evolucionado la cultura latinoamericana en Estados Unidos? ¿Qué piensa de artistas como Jennifer Lopez?
-Ella y yo cantamos juntos. Yo estaba satisfactoriamente fuera de tono.
-¿Quién diría que fue una figura literaria significativa de raíz latina en el siglo XX?
-Italo Calvino. Está muy por encima de todos los demás.
-Por supuesto, Calvino nació en La Habana pero apenas vivió allí dos años. ¿Le parece más relevante que Borges?
-¡Oh, que se joda Borges! [N. de la R.: Oh, Fuck Borges! , dijo en inglés en la entrevista]. Me parece un chanta de otro tiempo.
-Ha sido puesto en un pedestal…
-Y es donde merece estar. Él escribe esos cuentitos y se sale con las suyas.
-¿Por qué cree que nunca escribió novelas?
-¡No me importa! ¿Por qué nunca se hizo la raya del pelo del lado izquierdo? Yo qué sé.
-¿Así que no lo ve como una figura literaria importante?
-¡Por supuesto que no! No existen muchas figuras importantes en la literatura. Y ciertamente esa figura no va a ser Borges.
-¿Hay otros escritores latinoamericanos que le hayan gustado, tal vez no entre los grandes, pero entre los buenos?
-No me preocupa la grandeza. Es la gente
de tercera categoría la que se preocupa por grandeza. Y en verdad tienen
que preocuparse, ya que nunca harán nada de sí mismos que sea grande.
Se trata de una condición de servidumbre, y al diablo con ellos.
-¿Qué otros escritores latinoamericanos le han gustado?
-Pues bien, el amor a la fantasía no es
algo que yo comparta. Me muero si llego a leer en otro libro
latinoamericano: “El general medía cinco mil kilómetros de altura…”. No
quiero volver a encontrar esa frase nunca más, ¡en ninguna forma! Hay
que desechar el realismo mágico.
-¿Hay alguna manera de rescatar el periodismo?
-Yo no me molestaría en rescatarlo, si pudiera. No me importa.
-Usted declaró que se había
postulado para el Congreso porque pensaba que podría hacer una
diferencia… ¿Cree que el compromiso es una obligación de los escritores,
intelectuales y profesores?
-La noción de las obligaciones lleva a la dictadura. Piensa así y tendrás una.
-Escribió numerosos ensayos sobre política y sobre Estados Unidos. ¿No son una forma de periodismo?
-Entonces se puede decir que todo es una forma de periodismo. Visto así, hasta Jesucristo fue periodista.
-¿Hay periodistas a los que haya respetado a lo largo de los años? Debe de haber conocido a miles de ellos…
-Por desgracia.
-¿Puede nombrar a alguno excepcional?
-No, porque la mayoría de ellos eran corruptos.
-¿Los buenos?
-Sobre todo los buenos. Y también tendían
a la estupidez, eran limitados. ¿Qué experiencia tenían del mundo?
Ninguna. Los alentaron a tener opiniones. Ahora bien: la opinión es la
peor cosa del mundo, especialmente tratándose de hombrecitos de polvo
que creen saber todo porque sus madres los alabaron hasta convertirlos
en vanidosos.
-Usted vivió en Guatemala en las
décadas de 1940 y 1950, cuando Guatemala fue copada por la CIA, y fue
muy amigo de Juan José Arévalo, el primero de los presidentes
reformistas de ese país. ¿Cuál es su lugar favorito en América latina?
-El lago de Atitlán, en Guatemala. Siempre me pareció bastante mejor que cualquiera de los que hay en Italia.
-No conoce la Argentina pero ¿qué lo impresionó de Brasil?
-La energía. Me recordó a Estados Unidos durante los años 30.
-¿Qué tipo de energía?
-Nuestra energía es, en su mayoría,
maligna. Tiene que ver con matar gente, una gran manía de los
estadounidenses. Yo sentí que en Brasil no había algo tan cruel como
eso, aunque me parecieron tan descuidados e indiferentes como nosotros.
En eso sí hay similitud: es un gran país, loco y desprolijo.
-¿Qué aportaría Latinoamérica si fuera tan poderosa como Estados Unidos?
-Un escritor como Calvino puede agregar
un poco de civilización a un país tan vulgar y tan tonto como Estados
Unidos. Creo que sería algo bueno. Como ve, he hecho todo lo posible
para promover a Calvino…
-¿Qué piensa de la literatura
actual? Usted mencionó que no le gustan los que escriben sobre ser
novelistas, hablando de sus propias frustraciones insignificantes…
-”Insignificante” es la palabra clave…
-¿Hay algo alentador en la literatura de hoy en día?
-No me preocupo por eso la mayoría del
tiempo. Quiero decir: ¡hay tantos malos escritores que insisten en que
diga que los admiro y que quieren que los promueva!
-¿Por qué admiran los estadounidenses a los malos escritores?
-Creo que admiramos todo lo malo. Mire cómo comemos.
-¿Cuáles fueron los efectos de largo plazo de la guerra entre España y Estados Unidos?
-Malos para Estados Unidos. Henry James
hizo un comentario muy bueno acerca de esa guerra. Dijo que si bien un
imperio civilizó a los británicos, corrompería totalmente a los
estadounidenses. Estoy muy de acuerdo con el señor James. No somos nada
más que británicos desplazados. Tenemos exactamente el mismo apetito
voraz, el mismo amor por la delincuencia, el mismo amor por lo criminal.
-¿Qué piensa sobre la historia de las intromisiones de Estados Unidos en los países latinoamericanos?
-Cuando la CIA decidió conquistar todo lo
que tenía por delante, lo hizo. Yo reprobaba fuertemente esas
interferencias. Fueron algo obsceno. No tendríamos que habernos metido
en esos países: somos un pueblo ignorante, incapaz de aprender idiomas,
que no lee libros y que está lleno de mierda. Nada de lo que decimos
tiene sentido. Siempre estamos prescribiendo cosas para las razas
inferiores. Bueno, el hecho es que nosotros mismos somos una raza
inferior en la escena mundial. Pero eso en nuestro país nadie nos lo
dice.
-¿Existe alguna esperanza de que
Estados Unidos llegue a verse a sí mismo como parte de una familia de
países americanos y no como el dueño o administrador?
-No: siempre vamos a ver a esos países
como los únicos que pueden cultivar bananas y venderlas con alegría.
Sobre todo cuando están maduras.
-¿Cree que se podrá desarrollar un diálogo más respetuoso, entre iguales, con Obama y los demócratas?
-Yo desconfío del término “entre iguales”
que, por lo general, suele ser egoísta y se refiere al dictador? Que es
igual a todo el mundo, como él mismo ha descubierto. Hubo un diálogo
real con los vecinos en épocas de Franklin Delano Roosevelt, Sumner
Welles y un puñado de muy buenas personas que actuaron en la política
exterior. Fuimos gobernados admirablemente por un tiempo. Pero a FDR lo
contagió el virus del imperio y se vio como un emperador. Por otro lado,
los hubo peores, como Hitler, así que tampoco fue tan malo.
-¿Cuáles fueron los buenos momentos entre Estados Unidos, la Argentina y, en general, América latina?
-Bueno, ustedes no nos dieron muchas
oportunidades: siempre estaban experimentando con dictadores y a
nosotros nos tocaba adaptarnos a todos esos dictadores que se tiraban
lances para obtener préstamos de nuestros presidentes corruptos? ¡y
hemos tenido unos cuantos! Pensé que el sistema educativo podría haber
sido utilizado de mejor manera. Nuestro sistema universitario es, en
realidad, bastante bueno. No es excelente, pero es bastante bueno y de
ahí podrían haber surgido algunas visiones.
-Fue como invitado a Cuba en junio*. ¿Qué piensa de los años de Fidel Castro en el poder?
-Lo admiro enormemente.
-¿Lo admira por lo que ha hecho en Cuba, en América latina?
-¿Quién no lo admira? Cualquiera que sepa
algo de política sabe que Castro estaba pensando como cubano. Él fue un
reformador. Pasó por malos momentos y soportó sus propios errores.
Pienso en él como una figura noble. Estoy más interesado en Chávez,
porque parece ser muy radical.
-¿Pero cuáles son las posibilidades de que al final tenga éxito?
-Al final, todos estaremos muertos, mi querida.
-Si América Latina tiene cada vez más presencia en su país, ¿qué efectos tendrá ese fenómeno?
-Vamos a tener un buen equipo de fútbol.
Eso es un plus. El béisbol es probablemente el juego más estúpido
inventado por el hombre. Y, por supuesto, lo inventamos nosotros.
-¿Hay algún escritor actual que respete?
-Bueno, no me gustan los malos, de modo
que eso descarta a Norman Mailer. Él es realmente malo y eso significa
que al público le gusta mucho. Le gustan, sobre todo, los que pasan por
machos: yo-Ernest Hemingway, yo-cazador, yo-grande-pelear-en-bosque…
Todo está tan lleno de basura. Mailer tiene la cabeza llena de papel
picado. Simplemente no funciona. Estoy hablando de cuando estaba vivo.
Supongo que es mejor ahora que está bajo tierra.
-Cuenta la leyenda que una vez Mailer trató de pegarle un puñetazo en una fiesta…
-Y terminó en la pared. Norman se acercó
diciendo: “¡Oh, Gore, ¿por qué siempre me atacas?”. Y yo le contesté:
“Yo nunca menciono su nombre, porque ni siquiera pienso en usted como un
escritor. Ahora váyase”. Entonces él me lanzó su puñito diminuto. Tenía
el puño de una niña. Yo le dije que era del sur y que nosotros tenemos
un gatillo mucho más rápido que el de los lindos niños de Sudáfrica?
Mailer era un cobarde nato. Sin embargo, a mí me caía lo suficientemente
bien como para darle algunos roles durante años, y en el teatro en
particular, ya que a él siempre le gustó actuar. Por supuesto que era el
peor actor del mundo. Yo hacía Don Juan en los infiernos , al
menos una vez al año con Norman. Él no tenía oído para el lenguaje. No
tenía idea de quién había sido Bernard Shaw. Si algo podía hacerse mal,
él lo hacía mal. Le advertí: “¿Sabes que tienes que dejar de actuar?
Esto se está poniendo muy mal para tu personaje, y está mal para el
teatro, también”.
-Su obra teatral The Best Man se
estrenará en Broadway en 2012, con James Earl Jones en el papel
principal del alegre, folklórico y astuto ex presidente de Estados
Unidos Arthur Hockstader. ¿Usted trabaja activamente en los preparativos
para el estreno?
-Siempre estoy; los escritores tienen que estar.
-¿Cree que Internet puede salvar la literatura estadounidense, alimentando el interés por la lectura?
-Lo que motiva a la gente a leer es
siempre algo muy personal. Si has crecido en una casa sin libros, que es
la condición de Estados Unidos en todos los niveles de la sociedad, vas
a tener una población bastante torpe. Es tan simple como eso.
-¿Pero hay algo alentador en lo que está pasando con la informática? Ahora tenemos los e-readers , estos pequeños dispositivos que contienen muchos libros y que parecen páginas…
-A mí no me parecen una página.
-¿La tecnología, entonces, contribuye al deterioro de la literatura, de la lectura?
-Depende. No hay una regla universal para
todos esos que están tratando de hacer libros con forma de teteras para
niños. Y eso no es muy saludable.
-¿Está en Facebook?
-Por supuesto que no.
-¿Y usa Twitter?
-Ni siquiera sé lo qué es eso.
-¿Cuál es entonces la forma más eficaz de estar comunicado?
-Obtener tu propio programa de televisión.
-¿Así que cree que la televisión sigue siendo la forma más efectiva de llegar a las masas?
-Yo sé que lo es.
-¿Cuál fue el alcance de la televisión en el siglo XX?
-Me tenían a mí, entre otros. Y la gente
aún recuerda y discute las cosas que yo decía. Cuando aparezco en
público, la gente empieza a hablar de Johnny Carson, que es mucho más
saludable que hablar de Norman Mailer.
-¿Había algo de calidad en la televisión de hace unos años?
-La ley de los promedios algo indica.
-¿Hay algún programa actual que le guste?
-No.
-¿Algún programa de noticias que le guste?
-No.
-Usted ha dicho que cuando quiere
noticias de su país, lee los diarios británicos. ¿Trata de mantenerse
al día con respecto a lo que está pasando en Estados Unidos con esos
diarios?
-He pasado la mayor parte de mi vida en Europa y no me he arrepentido ni de un minuto pasado en el extranjero.
-¿Qué diarios lee?
-El Herald Tribune y el Financial Times.
-¿Le gustan sus enfoques?
-No, todo lo contrario. Por lo general,
no me gustan, porque son demasiado generales y están fuera de la
realidad. A veces, ni siquiera ellos parecen saber de qué están
hablando.