Arthur González.
Ya es costumbre escuchar a la congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen
atacar a Cuba, aunque para ello tenga que mentir premeditadamente ante
el Congreso o las cámaras de TV, algo que le encanta. Ahora le tocó el
turno a los casos de cólera detectados en Manzanillo, provincia oriental de Granma; por supuesto era de esperar.
En evidente campaña mediática, la señora Ros-Lehtinen nacida en Cuba de padre colaborador del dictador Fulgencio Batista, responsable del asesinato de más de 20 mil
cubanos, durante su presidencia producto de un golpe de Estado,
denunció hoy que el Gobierno de Cuba rehúsa reconocer que el cólera
“está propagándose” por la isla para evitar ahuyentar a los turistas y
seguir percibiendo las divisas que aportan al país.
Esto es lo que más le duele a ella y a
los mafiosos refugiados en Miami, que Cuba a pesar de las campañas
difamatorias generadas en esa ciudad desde hace 53, tenga un flujo
turístico cada días más alto, incluidos los propios norteamericanos que
lograr llegar emplean las licencias del programa People to People, que por cierto persigue el fin de influirnos para que cambiemos hacia el capitalismo al estilo batistiano de 1958.
Pero un vez más ella pierde su tiempo.
Basta con buscar en Internet el periódico oficial del Partido Comunista
“Granma” para comprobar la nota oficial del gobierno informándole al
mundo la situación real.
En Cuba nunca se ha ocultado ninguna de las enfermedades ni plagas, muchas de ellas introducidas por la CIA, algo que Ileana no dice; como fue el Dengue, causante de la muerte de más de 100 niños, lo que jamás existió en la Isla, le moho azul del tabaco, la roya de la caña de azúcar, la fiebre porcina africana, la tristeza del cítrico, la roya del café, la neuropatía y muchas otras más que alargarían la lista.
Vergüenza le debería dar a ella y sus
compañeros de aventuras contrarrevolucionarias, pues aun se desconoce
cómo llegó a esa ciudad el cólera que no existía antes en Cuba, bien
podría ser otra de las que han traído turistas siguiendo los encargos de la CIA.
Todo el mundo sabe como es el sistema de salud cubano y el apoyo que le hemos dado a Haití durante el terremoto e incluso su epidemia de Cólera,
por tanto que no grite tanto que aquí no es como en los EE.UU. que para
acudir a un hospital hay que tener Medicare u otro seguro parecido. En
Cuba todos los servicios son gratuitos, sin pedirle a nadie el pago de
nada y en cada zona de residencia existe el llamado consultorio del
médico de la familia, el cual brinda una atención primaria y después el
policlínico para la atención secundaria con servicios de urgencia,
laboratorio, y otros más y se fuera necesario el servicio del hospital.
Existe una buena organización de defensa civil para los casos de ciclones, epidemias u otros, y se dispone de centenares de médicos y personal paramédico.
Sobre eso la AP publicó un cable que según un cubano nombrado David Chávez
le expreso “No hay pánico pero se tomaron muchas medidas preventivas”,
en conversación telefónica desde Manzanillo, a unos 700 kilómetros al
este de la capital con el periodista de la AP, “lo cierto es que hay
gente que se asusta y claro cuando una persona tiene diarrea de
inmediato va al hospital”.
Chávez agregó que “en Manzanillo los
médicos pasan por las casas para ver si la gente tiene problemas de
salud y dan consejos sobre las medidas a tomar como hervir el agua,
echarle cloro al agua, lavarse las manos”. “Además carros con altos
parlantes pasan por las calles de esa pequeña ciudad para informar a la
población”.
¿Actuarían así las autoridades norteamericanas? Todos recordamos las imágenes de New Orleans cuando el huracán Katrina
y por cierto donde Ileana no dijo ni media palabra para defender a sus
electores y conciudadanos, entonces ahora que se guarde sus acusaciones
falsas y trate de no contaminarse con tanto veneno.
En Cuba estas situaciones no son un grave problema, pues si algo hizo la Revoluciona fue crear un fuerte servicio de Salud para todos, después que los yanquis se llevaron casi tres mil médicos para acabar con la población cubana, introduciéndole enfermedades y plagas, algo que está desclasificado por el gobierno norteamericano, para vergüenza de sus dirigentes y congresistas como ella.