Seguidores

jueves, 29 de abril de 2010

LA MESIÁNICA YOANI SÁNCHEZ Y EL MERCENARISMO EN CUBA

En vez de dedicarse a leer sobre historia de Cuba para evitar los ataques e insultos contra su persona, la mercenaria Yoani Sánchez prefiere hacer Taichi en el balcón de su casa.
Así lo ha declarado en una reciente entrevista donde, una vez más, ha desaprovechado la oportunidad de dejar en claro cuáles son las ideas que el profesor francés Salim Lamrani manipuló y censuró en una entrevista que le concedió hace unos meses en La Habana.
De hecho Yoani, en sus últimas declaraciones -¿a dos voces?, la de ella y la de su esposo Reynaldo Escobar-, ahora concedidas a un periodista de provincias, lo que hace es reafirmar su categoría de analfabeta política.
Para no perdernos entre la infinidad de elogios que le dedica a ambos el provinciano reportero y en las que afloran asociaciones de su persona, nada menos que con Cristo, que la propia megalomaniaca bloguera hace, nos ocuparemos, por ahora, sobre el “inmerecido” insulto que suele hacérsele de mercenaria.
A la pregunta del entrevistador: “¿Es Yoani Sánchez un soldado que obedece órdenes, es una empleada, una pieza de algún juego?”, la bloguera responde:
“Como soy una ciudadana que vive en un país donde el Estado hace y rehace las leyes a su antojo, tiene el monopolio de los medios informativos, lo único que me queda es hacer mucho Tai-Chi, tener un pensamiento Zen, hacer mucho Yoga en el balcón de mi casa, para no deprimirme ante los insultos que no puedo rebatir públicamente. El día que pueda estaré en un Tribunal y diré “Dónde están las pruebas. Enséñenme la factura, enséñenme el acta de pago o como se le llame, enséñenme el carné de la CIA, tráiganme las fotos del supuesto encuentro, y entonces llegaremos a un acuerdo.” Mientras tanto son insultos que no se responden”.
¿De dónde habrá sacado nuestra “genial” bloguera que los agentes de la CIA andan por el mundo con pasaportes que los acreditan cómo tales?
Estoy seguro que Alan P. Gross, el contratista apresado en La Habana el pasado diciembre por introducir tecnología destinada a ser repartida entre los “cibergusanos” cubanos, no portaba ninguna credencial de ese tipo.
Sin embargo, su trabajo en Cuba coincide perfectamente con las intenciones subversivas, que además son públicas, o sea, declaradas por el propio gobierno norteamericano, de organizaciones como la USAID o el IRI.
Yoani, ya lo he dicho otra veces, es la mejor muestra de los progresos del plan Bush, un engendro creado en Washington para acelerar la transición de la Isla hacia la “democracia” made in USA. De hecho, la conferencia que ofreció el bloguero Ernesto Hernández Busto durante el reciente encuentro de ciberdisidentes, organizado por el mismísimo George W. Bush en Texas, no pasa de ser un parte -centrado en la figura de Yoani Sánchez-, de lo que ha logrado, en materia de propaganda subversiva, hasta ahora dicho plan.
En cuanto al dinero, por supuesto, que con tantos agentes que, según ella afirma, la vigilan, se supone que sus amigos de la SINA no se lo entreguen en la mano y con facturas. Para ello han encontrado un canal más noble: el de otorgarle una cantidad indiscriminada de premios internacionales por sólo repetir, en primera persona, la misma línea de mensajes que suelen transmitir las emisoras del gobierno norteamericano dedicadas a agredir mediáticamente a Cuba. Pero si a alguien le queda duda de su condición mercenaria, en la misma entrevista que nos ocupa, su esposo Reynaldo Escobar afirma:
“Hace mucho tiempo yo escribí un artículo que se titulaba “Las espinas del dinero”, donde tocaba este tema y decía que no se puede hacer política sin recursos económicos, porque es imposible hacer política si tú no puedes imprimir un documento, viajar por el territorio, hacer llamadas telefónicas, contactar personas a través de Internet… La política cuesta dinero como cualquier otra actividad humana. Este Gobierno prohíbe que se hagan gestiones económicas privadas para poder sufragar los gastos de la política, y entonces aquellos que están haciendo alguna actividad política se ven en la disyuntiva de 1. recibir financiación para hacer sus labores, o 2. renunciar a hacer política. De ahí que los grupos de oposición se vean obligados tarde o temprano a recibir ayudas que ¿de dónde vienen?, del único lugar de dónde podrían venir: de fuera de Cuba”.
Y Yoani, con su habitual don de hablar de lo que no sabe, agrega:
“- Yoani: Como una vez Fidel Castro recibió ayuda proveniente de millonarios cubanos radicados en el exterior, pequeños grupos mexicanos, Carlos Prío Socarrás… Como antes había recibido ayuda José Martí, que había recaudado fondos para hacer política entre los tabaqueros de Tampa…”
¿Sabrá nuestra multipremiada “intelectual” que el dinero que pudo haber recaudado Fidel Castro tenía como fin el derrocamiento de una dictadura financiada por el gobierno de EE.UU., que además representaba la última expresión de una Cuba neocolonial?
¿Sabrá acaso que las recaudaciones hechas por Martí entre los tabaqueros de Tampa, tenían que hacerse a espaldas de los agentes de la agencia Pinkerton, -el servicio secreto norteamericano, de entonces-, subordinado a un gobierno que se oponía a reconocer, por todos los medios, la beligerancia de los cubanos contra el poderío de la metrópoli española?
Yoani, curiosamente, hace lo contrario. Recibe dinero de las potencias que Fidel y Martí enfrentaron.
Y no lo digo yo, por supuesto, lo afirma cínicamente el gobierno norteamericano. ¿Para quienes son los casi seis millones de dólares que dicho gobierno está a punto de descongelar para ayudar a fomentar el movimiento de blogueros contrarrevolucionarios en Cuba?
Lo dice también su representante ante Bush en Texas, el ciberdisidente Hernández Busto: ”No hay que tener ningún tipo de vergüenza ni sumarse a esa demonización del dinero extranjero con la que el castrismo azuza y trata de excomulgar socialmente a la oposición”. ¿Dejarán los inspiradores de la ciberguerra contra Cuba, -a nuestra bloguera insigne, rectora de la única academia blogger que existe en la Isla-, fuera de la millonaria tajada?
Creo que Yoani debía optar por la alternativa número 2 que, según su esposo, le queda a la llamada oposición en Cuba. Dedicarse al taichi, el Zen y el yoga y evitar, en lo posible, hablar de política porque cada vez que lo hace lo único que consigue es insultarse a sí misma.