Hace siete años. Parece que fue ayer, pero el hecho conmovió hasta la sensibilidad de sentir en carne propia el sufrimiento de un pueblo que no merecía, ni merece, ni merecerá tal atropello.
En este mundo con seis mil millones de hombres, mujeres y niños, debiéramos estar disfrutando, cada cual en su país de origen, o donde nos plazca, de las bellezas de la naturaleza, de las bondades de la ciencia y la técnica, en función de mejorar la vida en este planeta, que ya está dando señales inequívocas de agotamiento por la actitud irresponsable que lo ha colocado casi al borde del abismo.
Desde hace siete años el mundo comenzó a vivir una etapa plena de inseguridad, debido a los desvaríos de quienes teniendo la tecnología, el dinero y los afanes expansionistas, que han provocado la muerte de más de un millón de personas y de otros millones de desplazados en su propio país.
Se trata de Irak, es nación que hoy sufre las consecuencias de la voracidad imperial, que no se detiene ante la muerte de tantas personas y sigue tratando de dominar a una nación que se resiste a ver todos los días a soldados que no son de su tierra, masacrando a los habitantes.
Ante esa realidad que es una constante desde hace siete años, dónde está la preocupación de aquellos que se consideran los más (ricos) inteligentes del mundo?
Europa está dando un ejemplo de barbarie, no solo por apoyar la injustificada e ilegal invasión a Irak, buscando unas armas que no existían como pretexto para convertir el petróleo en un arma de dominación.
Por qué no se expresan los gobiernos europeos contra Estados Unidos, el principal criminal del pueblo irakí?
Cómo es posible que los países de Europa tengan la venda en los ojos para no ver los asesinatos, las torturas, las desapariciones denunciadas en Irak?
Cómo puede explicarse ese silencio, que ya es cómplice de asesinato ante los ojos de este mundo, que ha visto la esencia, la real esencia de esa invasión?
La Humanidad tiene que estar ofendida por ese desprecio por los pobres que en Irak reciben la in gloriosa acción del Gobierno de Estados Unidos de Norteamérica, que no cesa en su empeño de apoderarse de los recursos de esa nación aunque tenga que exterminar a ese milenario pueblo.
Se trata de un genocidio que desde hace siete años retumba en la conciencia de los pueblos del mundo.
Se trata de una demostración de fuerza por parte de Estados Unidos, con la complicidad de los gobiernos de Europa, hipócritamente autotitulados demócratas y defensores de los maltratados derechos humanos.
Qué moral tiene Europa ante el mundo?
Con qué moral entonces Europa se arroga el derecho de señalar, acusar, condenar a otros por hechos no comprobados, como en el caso de Cuba?
Hay en Cuba cárceles secretas para torturar a los prisioneros?
Hay razones para que Cuba sea acusada de promover el terrorismo?
Quien invadió a Cuba por Bahía de Cochinos en aquel abril de 1961?
Quienes, asesorados, financiados y organizados por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, asesinaron a un joven, casi un niño llamado Manuel Ascunce Domenech, alfabetizador de campesinos en El Escambray?
Los que le destrozaron el cuerpo a ese joven cubano, son los mismos que asesinan en Irak y Afganistán. Son los mismos que bombardean a asentamientos civiles ante la mirada aprobatoria de la señora Secretaria de Estado de Estados Unidos, un pedestal a la hipocresía, llamado Hillary Clinton.
Irak, Cuba, Afganistán, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, enfrentan, desde diferentes campos al mismo enemigo jurado de los pueblos libres que tiene su gobierno imperial en Washington.
Algún día el pueblo creyente norteamericano ofrendará una misa por los millones de muertos que los gobiernos de ese país han provocado en el mundo, desde Hiroshima y Nagasaky, pasando por Faluya, Tora Bora, sin olvidar jamás a Vietnam.
La Unión Europea acusa a Cuba por la muerte lamentable de un delincuente, que gracias a la fuerza del dólar, es elevado a la categoría de héroe por quienes han despreciado siempre a los verdaderos patriotas cubanos, desde Carlos Manuel de Céspedes hasta esos cinco hombres presos en Estados Unidos, símbolos del amor y el antiterrorismo.
En fin, ¿Quién acusa a Estados Unidos?