Los
cubanos debemos andar con el pecho apretado porque recordamos hoy a un
extraordinario hombre que no creyó en la grandeza entrando honorablemente en la
historia de su pueblo.
Acosado
por sus correligionarios más furibundos, se vio de repente en medio de la
hermosa floresta serrana, llevado allí por los egoísmos y las divisiones de
entonces.
Buscó
el resguardo de esos seres maravillosos y nobles que son los campesinos de las
montañas, los que no solo le dieron abrigo y alimentos, sino amor, ternura,
respeto, consideración.
Cómo
habrán sido esos momentos para el iniciador de las luchas contra la presencia
del colonialismo español en la Isla, él que llamó a la unidad, él que previó
todo, pero que no esperó la ingratitud de algunos?
Cuáles
serían las últimas imágenes que su mente dibujó en su cerebro en el momento
crucial del intercambio de disparos, él, en solitario, los soldados en mayoría
absoluta?
Es
un día para la reflexión que nos lleve a la imprescindible unidad para
enfrentar todas las dificultades, pues parece que él, desde el altar de la
patria, nos estuviera advirtiendo de esa necesidad tan evidente hoy.
Es
momento exacto para que los cubanos abracemos aún más a Carlos Manuel de
Céspedes, el Padre de la Patria, hombre de una actitud vertical a la hora de
definir el concepto de libertad, soberanía e independencia.
El
Iniciador lo demostró a lo largo de su pundonorosa trayectoria, siempre puso
por delante los intereses de la patria antes que imponer sus criterios de
manera absoluta.
Desde
lo más profundo de la historia cubana, Céspedes señala los derroteros que los
cubanos debemos asumir porque de lo contrario dejaríamos de existir como
nación.
Aquel
dedo que apretó el gatillo de su revólver para defenderse allá en San Lorenzo sigue
siendo el mismo que utilizaremos hoy los cubanos para preservar la verdadera
libertad imperante hoy en Cuba.
Céspedes
sigue siendo la guía, el estandarte, el ejemplo, un hombre absolutamente
comprometido con su pueblo, al que llevó en sus espaldas en el afán de alcanzar
la total independencia nacional.
El
27 de febrero de 1873 los disparos anunciaron que algo triste estaba pasando.
El
eco se llevó el sonido de los estallidos multiplicándolos por valles y llanos.
Caía
en combate el Padre de la Patria.
Honor y gloria para el hijo de Bayamo