El tráfico humano crece
en todo el mundo, pero ha llegado a incrementos monstruosos en Irak,
debido a la inestabilidad producida por la odiosa invasión de EEUU y la
consiguiente guerra de casi una década. Muchas mujeres y niñas irakíes
quedaron viudas o huérfanas por la muerte de sus maridos o la pérdida de
sus padres precisamente por causas derivadas de esa invasión y guerra,
afirma la 11ª historia de las 25 noticias más censuradas por los grandes
medios de EEUU rescatada por el Proyecto Censurado de una publicación
de
Alternet.org (del 25 de agosto 2010), que a su vez tomó el tema de la revista
The Nation.
Hoy, más de 50.000 mujeres de Irak que huyeron a Jordania y Siria están
atrapadas en redes de esclavitud y servidumbre sexual, sin posibilidad
de escape. Al vivir en condiciones que les imposibilitan valerse por sí
mismas, o de apoyarse en sus hogares, y ante la creciente incapacidad
gubernamental de generar políticas de protección social, millares de
mujeres irakíes han sido presa fácil de los cazadores que trabajan con
los traficantes de sexo que florecen en este caótico ambiente social,
económico y político. El gobierno de EEUU, que es el principal
causante del caos en Irak, y en otros lugares del mundo como Afganistán,
con la habitual hipocresía estadounidense “reafirmó su compromiso de
terminar con este flagelo”, según el informe anual “Reporte sobre
Tráfico de Personas” del departamento de Estado emitido en junio 2010 y
llamado “TiP Report”, por su abreviación en inglés.
Este
tráfico de mujeres ha merecido escasa atención de quienes establecen las
políticas estadounidenses, poseen el poder real de aliviar ese
sufrimiento femenino y condenar a los países que consienten el
florecimiento de ese comercio de seres humanos.
EEUU tiene en
sus manos la solución: puede proteger a esas mujeres vulnerables
haciendo del tráfico femenino una prioridad de su política exterior para
reasentar a ese grupo y dar un ejemplo, sólo aplicando mayor presión
sobre el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR). Hacer esto, finalmente, crearía una rápida y bastante eficaz
opción de restablecimiento para las víctimas del tráfico en Irak y
realmente ayudarlas.
La historia censurada
El artículo de
Alternet.org apareció originalmente en la prestigiada revista
The Nation,
firmado por Sebastian Swett y Cameron Webster, bajo el título "Tráfico
desenfrenado de mujeres irakíes a pesar del compromiso de EEUU para
terminarlo". Swett es estudiante de la escuela de derecho de la
Universidad de Yale y trabaja con el Proyecto de Asistencia al Refugiado
Irakí, que forma parte del Centro Urbano de Justicia. Webster estudió
ciencias políticas en Yale y, desde su graduación, realiza su práctica
legal en inmigración y refugiados, y también trabaja con el Proyecto de
Asistencia al Refugiado Irakí, del Centro Urbano de Justicia.
Las líneas siguientes, hasta el final de este informe, más o menos
traducen al pie de la letra el texto de Swett y Webster (aunque todos
los subtítulos son del autor):
Una significativa ayuda
norteamericana contribuiría a contrarrestar la indiferencia siria y
jordana hacia estas mujeres. Ambos gobiernos sólo están comenzando
recién a admitir que el tráfico humano es un crimen desenfrenado dentro
de sus fronteras. Según el “TiP Report”, ninguno de los dos países
cumple a cabalidad “con los estándares mínimos para la eliminación del
tráfico”. Aunque el gobierno sirio reconoció recientemente el problema
más amplio del tráfico humano en ese país y aprobó una legislación que
lo considera un crimen, el departamento de Estado reportó que no aumenta
notoriamente la aplicación de esa ley. Además, las mujeres víctimas en
Siria son derivadas a refugios por denuncias ‘inconsistentes’.
Detalles del tráfico de mujeres
La tasa de divorcio oficial se duplicó en Irak a partir de la invasión
de EEUU, particularmente en los matrimonios mixtos entre sectas sunita y
chiíta y, probablemente, todavía se disimulan muchas separaciones de
hecho, pero ambas situaciones convirtieron a gran cantidad de mujeres en
únicas cabezas de sus hogares. La enajenación social, que trajo consigo
la fractura de los sistemas tradicionales de apoyo familiar -bajo la
presión del conflicto civil, la inseguridad y la soledad- impulsó a
muchas mujeres a huir a Siria y Jordania, y continúan haciéndolo.
Sin embargo, las perspectivas en Siria y Jordania son tristes. Ninguno
de los dos gobiernos reconoce como refugiados a los irakíes que ingresan
al país, ni les concede el derecho a trabajar. En Siria otorgan visas
temporales a algunos irakíes, pero las disminuyeron desde 2007,
convirtiendo a la gran mayoría en inelegibles para un trabajo. En Siria y
Jordania reclutan a las mujeres irakíes como bailarinas de cabaret y
después las fuerzan a la prostitución, luego que sus patrones requisan
sus pasaportes y las confinan en sus lugares de trabajo. Otras son
secuestradas en las calles de Irak y traficadas a Siria y Jordania para
trabajar en la industria de sexo.
Los autores del artículo
afirman que irakíes desesperados llegan a traficar a los países vecinos a
mujeres de su propia familia, algunas tan jóvenes como de 11 años, para
pagar deudas o resolver conflictos. Y a otras muchachas jóvenes las
venden para el matrimonio temporal islámico llamado “Muta’a”, donde la
familia de la “novia” recibe una dote del marido y la “boda” es
esencialmente un acuerdo de prostitución a corto plazo, por un tiempo
específico.
Cuando estas mujeres arriban a los hogares de sus
maridos en Jordania o Siria, a menudo se encuentran atrapadas en un
anillo de tráfico donde las explotan sexualmente y nunca se les permite
volver a casa. Antes de la guerra ya existían esas bodas temporales,
pero el caos y la desesperación que llevaron a Irak la invasión y la
guerra hicieron mucho más frecuentes estos casamientos “Muta'a”. Incluso
familias iraquíes que emigran intactas a Siria o Jordania a menudo se
disuelven bajo las presiones económicas y culturales de la forma de vida
del refugiado, dejando a sus niños como presa fácil para los
traficantes de sexo.
A pesar de la clara trayectoria que
convierte en prostitutas a madres e hijas irakíes, contra su voluntad,
estas mujeres traficadas han recibido escasa atención de los
responsables políticos norteamericanos que tienen el poder de aliviar
estos sufrimientos y de condenar a los países que permiten su
crecimiento.
Jordania concluyó recientemente un plan general de
acción anti-tráfico, aunque el departamento de Estado confirmó que tal
plan es “inadecuado” y resaltó la problemática ausencia de refugios para
las víctimas del tráfico en ese país. Ni Siria ni Jordania han
reconocido específicamente el problema del tráfico de mujeres iraquíes
en ambos países. Tampoco han tomado medidas para proveer refugio o
asistencia a estas víctimas. De hecho, en vez de encontrar refugio en
Siria o Jordania, algunas prostitutas iraquíes han sido arrestadas y
deportadas a Irak como criminales, donde las matan para preservar el
honor de su familia.
Doble estándar de EEUU ante el tráfico de mujeres irakíes
La "Ley Crisis de Refugiado en Irak" de 2008 otorgó al secretario de
Estado la autoridad de catalogar a las “poblaciones vulnerables” irakíes
como "refugiados P-2" que [en teoría] aplican directamente al Programa
de Admisión de Refugiados de EEUU, saltando los obstáculos burocráticos
típicos de empezar solicitando al ACNUR que primero determine su estatus
de refugiado y entonces podría ser asignado a un país de acogida. Los
refugiados en “situación P-2” sólo deben demostrar que son parte de un
grupo considerado vulnerable, pero una vez que lo han hecho así
[teóricamente] debería concedérseles la situación de reasentamiento.
EEUU utilizó en el pasado esta condición de prioridad para ayudar a los
grupos de refugiados cuya dislocación comenzó después de operaciones
militares estadounidenses. El ejemplo más claro fue que EEUU de América
abrió sus fronteras a los “amerasians”, los niños de soldados
norteamericanos que se hallaban en el sureste asiático después de la
guerra de Vietnam. El Congreso autorizó al departamento de Estado a
adoptar un trato similar con los refugiados irakíes, pero el
departamento de Estado no ha creado ningún nuevo grupo "Irakí P-2" desde
que la legislación se aprobó en 2008 y asignó la categoría P-2 a los
“irakíes que trabajaron para el gobierno de EEUU, para contratistas,
ONGs de EEUU u organizaciones mediáticas de EEUU, y a los miembros de
sus familias” y “religiosos perseguidos o miembros de grupos
minoritarios con familiares cercanos en EEUU”. Esta inacción se coloca
en agudo contraste, no sólo con las severas necesidades de las víctimas
irakíes de tráfico, sino también con la enorme responsabilidad de EEUU
en su situación.
Más allá de la solidez de su propio compromiso
de asistir a las víctimas irakíes de tráfico, EEUU debe alentar al
ACNUR a centrarse en las víctimas de tráfico en Jordania y Siria.
Nuestro trabajo con el Proyecto de Asistencia al Refugiado nos ha
mostrado que actualmente el ACNUR está mal equipado para proporcionar un
restablecimiento urgente a las víctimas de tráfico en situaciones
amenazantes para su vida. En Siria, donde el tráfico particularmente es
un severo problema, los refugiados pueden contar con una pobre ayuda
monetaria y una espera de dos años antes de ser reasentados. Peor aún,
identificándose a sí misma como víctima de tráfico, la mujer solamente
consigue que la espera sea más larga y se añaden más pasos al proceso de
reasentamiento. Para las víctimas que buscan la protección del ACNUR,
este retraso significa explotación sexual adicional, si no una ocasión
perdida para su restablecimiento. EEUU, que en lo grueso proporciona al
ACNUR la mitad de su financiación y acoge a más refugiados que
cualquiera otra nación, tiene cómo influir para inclinarlo a dinamizar
el proceso de reasentamiento de las víctimas de tráfico en Siria y
Jordania.
EEUU ahora está preparando el retiro de todas sus
tropas de combate en Iraq. Sin embargo, las mujeres y niñas iraquíes
atrapadas en la esclavitud sexual permanecerán largamente después que se
haya ido el último de los soldados norteamericanos, a menos que estemos
dispuestos a aceptar nuestra responsabilidad de aliviar este problema.
Cuando la secretaria de Estado Clinton anunció que el informe “TiP
Report” juzgaría ahora a Estados Unidos “basado en los mismos estándares
con los cuales sostenemos a otros países”, añadió que “este abuso de
derechos humanos es universal y nadie debe demandar inmunidad de su
alcance o de la responsabilidad de enfrentarlo”. No podemos abdicar de
nuestra responsabilidad hacia estas mujeres y debemos proporcionar
medios seguros y rápidos para su restablecimiento.
Además, EEUU
debe asegurarse que el ACNUR corrija las ineficiencias que hacen tan
difícil el reasentamiento de estas mujeres. No basta con observar
pasivamente, pues estas mujeres luchan contra un proceso quebrado de
rehabilitación del refugiado. Tenemos la obligación de reparar ese
sistema, para quitar los grillos que mantienen a estas mujeres en la
degradación.
Fuentes:
●
“Trafficking of Iraqi Women Rampant Despite U.S. Commitment To End It.” Sebastion Swett, and Cameron Webster, Alternet, August 25, 2010.
www.alternet.org/news/147962/trafficking_of_iraqi_women_rampant_despite_u.s._commitment_to_end_it
● Proyecto Censurado
http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/09/trafficking-of-iraqi-women-rampant/
Student Researcher: Allison Holt, San Francisco State University
Faculty Evaluator: Kenn Burrows, San Francisco State University
Fuente: h
ttp://www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_content&view=article&id=2861:el-doble-estandar-de-eeuu-ante-el-horroroso-trafico-de-mujeres-de-irak-hacia-siria-y-jordania&catid=4:internacional&Itemid=5