Desde hace algún tiempo me propuse escribir acerca de una mujer muy conocida, primero, en Bayamo y otras regiones de Cuba, y posteriormente en sitios de la geografía mundial.
No se trata de una de esas mujeres destacadas en el ámbito de la ciencia, la técnica, el deporte o la política. Fue una de las muchas representantes del irreal sexo débil, que paseó su miseria por las calles de la ciudad, arrastrando con ella la pobreza que la envolvía entonces.
La recuerdo caminando de un sitio a otro, acompañada por algunos de sus hijos, pero también acompañada por el hambre que la obligaba a tocar puertas especialmente en las horas del mediodía, para pedir el alimento que aplacara sus necesidades.
Por sus desajustes mentales se ponía a bailar al son de cualquier música y en ese momento algunas monedas caían al piso, las que también contribuirían a pasarla mejor, pero casi siempre estaba alegre, hablando algún disparate que la gente disfrutaba y aplaudía.
Ella era reflejo de la sociedad que le tocó vivir y sin proponérselo era una denuncia contra un sistema que propiciaba la inequidad y los desequilibrios en la vida de una persona como ella carente de una familia que la protegiera.
Así anduvo mucho tiempo, quizás demasiado tiempo, hasta que le llegó la hora del disfrute que le propició el Estado Cubano, que la recluyó en el Hogar de Ancianos Lidia Doce de la ciudad de Bayamo.
Pero antes de ingresar en ese centro geriátrico, un par de músicos cubanos la pusieron alrededor del mundo: El Dúo Los Compadres cantó en disímiles sitios geográficos aquel tema: Como Baila Rita…… La Caimana.
¨¨ Bayamo tiene dos cosas que no las tiene La Habana, una
historia muy hermosa, y una
Rita La Caimana ¨¨¨.
Eso dice la composición del famoso dúo cubano.
Posteriormente, Faustino Oramas, El Guayabero, uno de los juglares cubanos, quizás el último juglar de nuestro país, se percató de la pifia y entonces escribió una respuesta que expresa:
¨¨ Bayamo como La Habana tiene símbolos de gloria,
No hay que mezclar en su historia.
a una Rita La Caimana¨¨.
Ya Rita falleció. Su muerte, rodeada del cariño de los trabajadores del Hogar de Ancianos Lidia Doce y del resto de los ancianos de esa institución, conmocionó a los habitantes de la ciudad.
Las generaciones actuales de bayameses tienen ahora la posibilidad de acercarse a la figura de Rita en el Museo de Cera de la ciudad de Bayamo, gracias al talento de la familia Barrios del municipio de Guisa.
Ella no se destacó ni en la ciencia, ni el la técnica, ni el deporte ni en la política, pero ocupa espacios en la memoria de los bayameses, quienes la veneran y le muestran a sus hijos la imagen de tan mencionada mujer.
Autor: David Rodriguez Rodriguez