Reporteros sin Fronteras ha establecido el 12 de marzo como día internacional de la cibercensura y presenta en su página web la “lista de los países enemigos de Internet”, un listado que sólo está en inglés y que incluye nueve países enemigos de Internet y 16 países que establecen Internet bajo vigilancia. La primera curiosidad es que en la portada en español los únicos países que aparecen en la pestaña de “enemigos de Internet” e “Internet vigilada” son Cuba y Venezuela respectivamente.
Veamos las argumentaciones para el caso de Cuba. Reconocen que:
El régimen no posee los medios para instalar un sistema de filtraje sistemático, pero cuenta con varios factores para limitar el acceso a Internet: la lentitud de las conexiones y el costo exorbitante de éstas –cerca de 1,5 dólares la hora desde los puntos de acceso a la intranet controlados por el Estado y 7 dólares la hora en un hotel para tener acceso a la red internacional, mientras que el salario medio mensual es de 20 dólares–. Estos obstáculos explican por qué el número de internautas y el tiempo de conexión continúan siendo restringidos.
Obsérvese que reconocen que el gobierno no establece ningún tipo en función del contenido, los motivos son la lentitud y el coste. Afirmar que eso es censura sería como acusar al gobierno de un país de atentar contra la libertad de movimientos de los ciudadanos por no tener unas buenas carreteras o porque son caras las autopistas.
A continuación señalan:
Durante años el régimen cubano ha responsabilizado al embargo estadounidense de la mala calidad de su conexión a la Red, que impide a la isla acceder a las redes internacionales. Este problema se está resolviendo gracias a la instalación del cable submarino de fibra óptica ALBA-1, que conecta a Cuba con Venezuela desde febrero de 2011, lo que multiplica por tres mil la capacidad de conexión de Cuba con el resto del mundo. Se prevé que comience a funcionar en julio de 2011.
Las conexiones a la red internacional se realizan por ahora vía satélite, cuyos costos son prohibitivos. Teóricamente, la fibra óptica permitiría bajar los precios de acceso a la Red y mejorar la velocidad de conexión.
Sin embargo, no hay que esperar una democratización de Internet en el país o un acceso libre y generalizado a corto plazo.
No es que el régimen responsabilice al bloqueo, es una realidad técnica que ellos mismos están confirmando cuando señalan que los costos vía satélite a los que se ve obligada Cuba son “prohibitivos”. Atención al término, “costos prohibitivos” no “gobiernos prohibitivos”. No deja de ser paradójico que los dos países que son enemigos de Internet vayan a instalar un cable submarino de fibra óptica para multiplicar por tres mil la capacidad de conexión de uno de ellos.
Todo ello no parece suficiente a Reporteros sin Fronteras y continúa:
Sin embargo, no hay que esperar una democratización de Internet en el país o un acceso libre y generalizado a corto plazo.
Las autoridades toman sus precauciones cuando hablan de esta novedad. El Viceministro de Informática, José Luis Perdomo, subrayó en febrero de 2011 que el cable “no es una varita mágica” y que aún habrá que invertir mucho en infraestructura para abrir a los cubanos el acceso a Internet. Según él, no existe “ningún obstáculo político” para esta apertura. Por el momento, el acceso a la Red permanecerá reservado a un “uso social”: instituciones, universidades y a algunos profesionales, como los médicos y los periodistas.
O sea, que precisamente son los periodistas que preocupan a Reporteros sin Fronteras los que van a tener reservado y privilegiado el uso de Internet. Sin embargo, no lo consideran un motivo de felicitación. Quienes en una invasión en Iraq o Afganistán sólo se preocupan por los periodistas y no por los ciudadanos normales y corrientes, cuando se trata de Cuba la prioridad de los periodistas anunciada por el viceministro no les parece significativa y comienzan a denunciar “un verdadero mercado negro” de conexiones entre la gente de la calle, y la “compra o el alquiler de contraseñas y códigos de algunos individuos y sociedades que recibieron por parte del partido el permiso de acceso a Internet”.
La situación de persecución y censura contra los blogueros que denuncia RSF es así de dramática:
Para ello, siguen un procedimiento enrevesado: primero preparan sus escritos, los copian en una memoria USB y luego los envían por correo electrónico desde un hotel u otro lugar.
No parece una misión tan arriesgada para tratarse de una lucha heroica contra una dictadura.
La organización francesa que defiende a los blogueros se preocupa cuando éstos no son anticastristas:
Ahora las autoridades intentan desarrollar su presencia en la Red: en 2009 nació una asociación oficial de blogueros cubanos. El número de blogueros “progubernamentales” no dejaría de crecer. Serían cientos. La agencia informativa Reuters señaló en febrero de 2011 que se trataría de unos mil “blogueros oficiales”.
(…) Puesto que ahora su estrategia es “ahogar” a los blogueros disidentes en la masa de blogueros progubernamentales, el gobierno ya no necesita atacarlos de manera tan clara y puede descansar un poco de este lastre.
Es decir, el gobierno no necesita atacar a los blogueros opositores porque hay otros bloqueros que defienden al gobierno. Otra característica curiosa de la dictadura cubana y su forma de combatir la libertad de expresión.
El documento termina con otra perla:
Una esperanza persiste: Cuba anunció que quiere pasar del sistema de explotación Windows a Linux. Esta iniciativa podría mejorar las competencias técnicas de los informáticos cubanos, quienes estarían más capacitados para evadir la censura.
Entonces ahora al estar con Linux, Cuba será más libre y con menos censura que todos los gobiernos que utilizan Windows.
(Fuente: Rebelión)