Un
instrumento musical, cualquiera que sea, no es importante hasta que las manos
de ese orfebre que es el ser humano, lo abrazan, estudia y hace del mismo una
herramienta para la felicidad de quienes escuchan sus sonidos.
Trompetas,
clarinetes, saxofones, tumbadoras, pianos podrían convertirse en objetos
museables, a no ser que alguien que los ame los utilice con talento y
vehemencia para agregar sus sonidos a los cantos de la naturaleza.
Asi
es que se establece esa comunicación entre el músico y el instrumento, fundando
notas y haciéndolas hermosas, enviando mensajes a los sentimientos de los
amantes de esos tiernos sonidos que hacen mejores a los hombres.
Es
asi como el instrumento alcanza esa dimensión necesaria gracias a las
habilidades de quienes necesitan expresar lo que piensan, colocando sus ímpetus
de manera que el resultado final sea la conjunción exacta de lo bello.
En
Bayamo tenemos a músicos dotados de una capacidad tremenda, que en cada
presentación se empeñan en llevar los sonidos a la más alta cúspide para
ennoblecer, para educar a los amantes de la buena música.
Uno
de los tantos buenos músicos bayameses tiene el nombre de Andrés Rodríguez,
integrante de la Banda Municipal de Conciertos y nomina del Grupo Oro Son,
dedicado a lo mejor del pentagrama cubano.
Desde
pequeño Andrés ya mostraba su predilección por ese instrumento maravilloso que
es el clarinete, quizás influenciado por un tío que en tiempos anteriores
también integro la Banda Municipal de Conciertos de Bayamo.
No
fue fácil para el dedicarse a los estudios de su instrumento siendo hijo de un
carpintero y de una ama de casa, los que jamás se interpusieron en su camino
hacia el dominio de ese instrumento que es el clarinete.
Andrés
es considerado por los conocedores de
música como uno de los más aventajados a la hora de exponer su talento en cualquier
sitio, sea un restaurante, una plaza pública que en un teatro.
Tiene
la sencillez propia de los buenos artistas, no se vanagloria de su capacidad de
interpretación y ha ayudado a formar a otros instrumentistas, que han ido
bebiendo de su experiencia basada en el estudio constante.
Como
integrante de la Banda Municipal de Bayamo, Andrés se presenta en las retretas
que tienen como sede la Plaza de la Revolución de la capital granmense, donde
brilla en la ejecución del clarinete.
Nuestra
ciudad tiene en él a un avezado músico, humilde, respetuoso, amante de las
buenas obras y con una modestia propia de los grandes porque para ascender a su
pináculo no solo basta el talento, también la sencillez humana.