Autor: Frei Betto, teólogo brasileño
Durante la travesía del Granma, barco que en 1956 condujo desde México hasta las costas de Cuba a 82 guerrilleros para iniciar los combates que culminaron con la victoria de la Revolución en 1959, uno de ellos, por la noche, cayó al mar. Se originó una discusión a bordo. Unos opinaban que el desembarco no podía ser retrasado, bajo pena de ser agarrados por la represión. En nombre de la causa se debía imponer el sacrificio del compañero… Fidel se opuso, argumentando que la Revolución se haría para salvar vidas. Y que por tanto sería un contrasentido, un grave error ético, abandonar al náufrago a su infortunio. El compañero fue rescatado.
Obama ha hechos algunos intentos por mejorar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, como revisar las leyes migratorias (lo que ya está en marcha) y cerrar, a mediano plazo, la prisión de Guantánamo, cárcel clandestina de supuestos terroristas. Cuba, sin embargo, no está dispuesta a negociar sin que antes sean liberados de cárceles norteamericanas los cubanos Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González. Los cinco héroes cubanos, presos desde setiembre de 1998, están acusados de terrorismo. En verdad trataban de evitar, en la Florida, iniciativas terroristas de grupos anticastristas. Y fueron utilizados como carne de cañón por el FBI y por grupos de derecha para impedir la reaproximación entre Estados Unidos y Cuba.
El 16 de junio la Corte Suprema rechazó el recurso presentado a favor de ellos, a pesar de ir respaldado por 10 Premios Nobel y otras personalidades. Hasta el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU considera injustificado el proceso. Hernández recibió condena de doble prisión perpetua y quince años de reclusión… Necesitaría tres vidas para cumplir tan absurda sentencia. René fue condenado a quince años. Respecto a los demás la Corte Suprema admitió la revisión de sus sentencias por el Tribunal Federal de Miami. Labañino está condenado a prisión perpetua más dieciocho años; Guerrero a prisión perpetua y diez años; Fernando a diecinueve años. El tribunal de Atlanta admitió por unanimidad que las sentencias aplicadas a tres de los cinco cubanos (Hernández, Labañino y Guerrero) carecen de fundamento jurídico: no hubo transmisión de información militar secreta, ni puso en peligro la seguridad de los Estados Unidos.
Y las leyes estadounidenses permiten que el Presidente retire las acusaciones contra un reo antes, durante y después del proceso, como ya ha sucedido en ocasiones. Es inútil suponer que habrá mejoría de relaciones de Washington con la América Latina, y una nueva era pos-Bush, haciendo la vista gorda sobre el golpe en Honduras y sin mejorar, primero, sus relaciones con La Habana. Obama ganó también en la Florida, e incluso en Miami, sin depender de tretas sucias en la Corte Suprema o del apoyo de grupos de derecha, como aconteció con Bush. Le queda por demostrar que su política exterior está por encima de la manipulación de terroristas anticastristas, autores de 681 atentados comprobados, que asesinaron a 3.478 personas y les causaron daños irreparables a otras 2.099.