Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
Posicionamiento
Web
<a href="https://twitter.com/share" class="twitter-share-button" data-url="www.fidel-elcedro.blogspot.com" data-count="vertical" data-via="WILBERDAVID"
Seguidores
viernes, 25 de febrero de 2011
CONGRESISTA, (LOBA FEROZ), ROS-LEHTINEN MARCHA AL LADO DE CONNOTADOS TERRORISTAS
Visión asombrosa de la falta de decencia de la “líder” ultraderechista, encabezó una verdadera colección de terroristas, cuando en la cámara federal proclama, con su colega Connie Mack, que prioriza inscribir a Venezuela en la lista de los países “patrocinadores del terrorismo” donde se mantiene bochornosamente a Cuba y otros países que molestan al poder imperial.
Cumpliendo con su misión, El Nuevo Herald se limitó a mencionar entre las “personalidades” que rodeaban a Ros-Lehtinen, al ex representante Lincoln Díaz-Balart, un ahijado del dictador Batista, su hermano Mario, que sigue miembro de la Camara Baja federal, el alcalde de Miami, Tomás Regalado (él que no llega a resolver la verdadera masacre de afroamericanos en sus barrios segregados), y el de Hialeah (municipio cubanoamericano), Julio Robaina, así como al actual jefe de Unidad Cubana, Frank “Frankie” Alonso.
El rotativo no hizo mención alguna de la presencia de “capos” de la mafia cubanoamericana tales como los miembros de la “jefatura” del grupo terrorista Alpha 66, tolerado por las autoridades judiciales a pesar de un pasado de crímenes sangrientos.
No se mencionó tampoco a cabecillas como Roberto Martín Pérez, hijo de un torturador famoso de la policía batistiana, y hoy uno de los mayores padrinos de la red terrorista reagrupada alrededor de Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros asesinos generados por la CIA en cincuenta años de operaciones “anticastristas”.
El silencio cómplice se extendió hasta a Armando Pérez Roura, vinculado a Alpha 66 y director de Unidad Cubana, cuya presencia en esta actividad era inevitable.
Lo mismo con el asesino del ex canciller chileno Orlando Letelier, el actual Presidente de la Junta Patriótica Cubana, Antonio Esquivel, indultado por George W. Bush a unas semanas del 9-11.
La Junta Patriótica Cubana tiene como vicepresidente al traficante de armas Osvaldo Mitad, brazo derecho del cómplice de Luis Posada Carriles, el terrorista Santiago Álvarez Fernández-Magriña.
Otro terrorista con largo historial de actividades criminales, Jesús Permuy, encabeza esta Junta Patriotica que lidereó la marcha de Ros_lehtinen. Permuy es un socio declarado de ocio de Orlando Bosch y de Luis Posada Carriles.
El 17 de febrero de 2010, el “Presidente” Esquivel, junto a cabecillas tales como el estafador y asesino Tony Calatayud del Congreso Nacional Cubano (CNC), Rodolfo Frómeta de los Comandos F-4 y los “jefes militares” de Alpha 66, proclamaban la creación de un comité para «tumbar a bombazos» a la Revolución cubana.
La manifestación de Ros-Lehtinen coincidió con “actos de recordación” que se organizaron esta semana en la ciudad por el primer aniversario de la muerte del “disidente” Orlando Zapata, delincuente reciclado, una fabricación de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana que lo manejo hasta el final por fines de propaganda en el exterior.
Una verdadera falta de respeto cuando los cubanos en esta fecha que marca el 116 aniversario del comienzo de la Guerra de la Independencia conocido como "Grito de Baire'', celebran a sus más grandes héroes.
Los fanáticos reagrupados este jueves alrededor de Ros-Lehtinen son estos mismos que denunció, hace unos meses, el ex ayudante de Posada Carriles, el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, detenido en Venezuela y extraditado a La Habana donde fue enjuiciado y condenado por su participación en la campaña de terror de 1997 en Cuba.
LA LOBA Y SUS LOBEZNOS
Las declaraciones de Chávez Abarca y los planes que se tramaban contra Venezuela, revelaron la continuidad de las acciones terroristas contra Cuba y Venezuela, monitoreados y encubiertos por los servicios especiales norteamericanos.
Cumpliendo con su misión, El Nuevo Herald se limitó a mencionar entre las “personalidades” que rodeaban a Ros-Lehtinen, al ex representante Lincoln Díaz-Balart, un ahijado del dictador Batista, su hermano Mario, que sigue miembro de la Camara Baja federal, el alcalde de Miami, Tomás Regalado (él que no llega a resolver la verdadera masacre de afroamericanos en sus barrios segregados), y el de Hialeah (municipio cubanoamericano), Julio Robaina, así como al actual jefe de Unidad Cubana, Frank “Frankie” Alonso.
El rotativo no hizo mención alguna de la presencia de “capos” de la mafia cubanoamericana tales como los miembros de la “jefatura” del grupo terrorista Alpha 66, tolerado por las autoridades judiciales a pesar de un pasado de crímenes sangrientos.
No se mencionó tampoco a cabecillas como Roberto Martín Pérez, hijo de un torturador famoso de la policía batistiana, y hoy uno de los mayores padrinos de la red terrorista reagrupada alrededor de Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y otros asesinos generados por la CIA en cincuenta años de operaciones “anticastristas”.
El silencio cómplice se extendió hasta a Armando Pérez Roura, vinculado a Alpha 66 y director de Unidad Cubana, cuya presencia en esta actividad era inevitable.
Lo mismo con el asesino del ex canciller chileno Orlando Letelier, el actual Presidente de la Junta Patriótica Cubana, Antonio Esquivel, indultado por George W. Bush a unas semanas del 9-11.
La Junta Patriótica Cubana tiene como vicepresidente al traficante de armas Osvaldo Mitad, brazo derecho del cómplice de Luis Posada Carriles, el terrorista Santiago Álvarez Fernández-Magriña.
Otro terrorista con largo historial de actividades criminales, Jesús Permuy, encabeza esta Junta Patriotica que lidereó la marcha de Ros_lehtinen. Permuy es un socio declarado de ocio de Orlando Bosch y de Luis Posada Carriles.
El 17 de febrero de 2010, el “Presidente” Esquivel, junto a cabecillas tales como el estafador y asesino Tony Calatayud del Congreso Nacional Cubano (CNC), Rodolfo Frómeta de los Comandos F-4 y los “jefes militares” de Alpha 66, proclamaban la creación de un comité para «tumbar a bombazos» a la Revolución cubana.
La manifestación de Ros-Lehtinen coincidió con “actos de recordación” que se organizaron esta semana en la ciudad por el primer aniversario de la muerte del “disidente” Orlando Zapata, delincuente reciclado, una fabricación de la Sección de Intereses Norteamericanos en La Habana que lo manejo hasta el final por fines de propaganda en el exterior.
Una verdadera falta de respeto cuando los cubanos en esta fecha que marca el 116 aniversario del comienzo de la Guerra de la Independencia conocido como "Grito de Baire'', celebran a sus más grandes héroes.
Los fanáticos reagrupados este jueves alrededor de Ros-Lehtinen son estos mismos que denunció, hace unos meses, el ex ayudante de Posada Carriles, el terrorista salvadoreño Francisco Chávez Abarca, detenido en Venezuela y extraditado a La Habana donde fue enjuiciado y condenado por su participación en la campaña de terror de 1997 en Cuba.
LA LOBA Y SUS LOBEZNOS
Las declaraciones de Chávez Abarca y los planes que se tramaban contra Venezuela, revelaron la continuidad de las acciones terroristas contra Cuba y Venezuela, monitoreados y encubiertos por los servicios especiales norteamericanos.
OBAMA DESOYE A FARRAR Y SE EMBARCA EN MIAMI
Por Juan Fernández López
El jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana, Jonathan Farrar, había alertado desde abril de 2009 al naciente gobierno de Barack Obama que la llamada “oposición cubana” no era más que “un grupo desconectado de la sociedad”, más preocupado por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad”.
Afirmaba el diplomático en su mensaje al Departamento de Estado que los “disidentes o sus agendas” eran prácticamente desconocidos y sugería emprender esfuerzos para que “dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
A casi dos años del alerta de Farrar -revelada recientemente por los destapes de WikiLeaks- la Casa Blanca presta más atención a las presiones de Miami y de sus mafiosos en el Capitolio, que a los diplomáticos.
Con el lenguaje de los banquetes miamenses de los 20 de mayo, Obama este 23 de febrero fue émulo de su predecesor George W. Bush en el abuso de adjetivos y elogios, como en las imprecisiones o embarques de sus amistades floridanas.
Nadie olvida el precedente de la cena organizada por una pareja de famosos y ostentosos “artistas” de Miami, a la que asistió Obama como invitado especial, días después de que el acaudalado matrimonio tuviera como invitado de honor a Luis Posada Carriles en un mitin recaudador a favor de las “Damas de Blanco”.
Cómo si no bastara con los 20 millones del gobierno que se extravían en el corto espacio de las 90 millas o en los pocos bolsillos de las “personalidades disidentes” ávidas de premios, tantas veces sospechosos de los auditores del Departamento de Estado.
La reputación de los asalariados, protegidos, entrenados, explotados, manipulados y finalmente admitidos como refugiados ha estado tan en tela de juicio, que resulta sorprendente y al mismo tiempo desconcertante que a tales personajes le conceda tal prioridad un presidente tan agobiado por las protestas y crisis domésticas, como con las guerras y revueltas que rodean sus intereses foráneos.
Si no bastaran las sospechas de las ataduras a Miami, resultaría llamativo que un día antes del inesperado comunicado de la Casa Blanca, la nueva presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU., la legisladora anticubana Ileana Ros-Lehtinen, utilizara un lenguaje con no menos epítetos, aunque algunos indirectamente contra el propio Obama.
En tiempos en que los periódicos tienen más mentiras que anuncios y los negocios arrastran más que la ética profesional o la filiación política, es difícil discernir quién embarcó al Presidente si The New York Times o un asesor del Consejo de Seguridad Nacional. Quizás ambos, desinformados por un “periodista independiente” o un ciberdisidente, inventores de noticias cuando el bolsillo no les suena.
La “desinteresada y trágica muerte” referida por Obama en su comunicado del 23 de febrero, no tuvo una connotación política hasta que Washington, la Unión Europea y sus mercenarios no se la concedieron. El muerto que manipula tanto Ileana Ros como el Presidente era un recluso sancionado por delitos despreciados por cualquier sociedad civilizada. Eso no se puede decir. No conviene. Pero se sabrá.
“La valerosa acción” que aplaude el mandatario norteamericano fue más bien un crimen o un suicidio estimulado hasta por familiares cercanos de la víctima que apostaron más al capital que a la vida de un hijo, sin embargo ya le han “premiado” con la condición de refugiados políticos en los Estados Unidos. Ese es el mensaje que nunca llegó a The New York Times ni al Consejo de Seguridad Nacional. Al Presidente quizás tampoco le convenga escucharlo o se lo impiden.
Tomado de Cambios en Cuba
El jefe de la Sección de Intereses de EE.UU. en La Habana, Jonathan Farrar, había alertado desde abril de 2009 al naciente gobierno de Barack Obama que la llamada “oposición cubana” no era más que “un grupo desconectado de la sociedad”, más preocupado por conseguir dinero que en llevar sus propuestas a sectores más amplios de la sociedad”.
Afirmaba el diplomático en su mensaje al Departamento de Estado que los “disidentes o sus agendas” eran prácticamente desconocidos y sugería emprender esfuerzos para que “dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
A casi dos años del alerta de Farrar -revelada recientemente por los destapes de WikiLeaks- la Casa Blanca presta más atención a las presiones de Miami y de sus mafiosos en el Capitolio, que a los diplomáticos.
Con el lenguaje de los banquetes miamenses de los 20 de mayo, Obama este 23 de febrero fue émulo de su predecesor George W. Bush en el abuso de adjetivos y elogios, como en las imprecisiones o embarques de sus amistades floridanas.
Nadie olvida el precedente de la cena organizada por una pareja de famosos y ostentosos “artistas” de Miami, a la que asistió Obama como invitado especial, días después de que el acaudalado matrimonio tuviera como invitado de honor a Luis Posada Carriles en un mitin recaudador a favor de las “Damas de Blanco”.
Cómo si no bastara con los 20 millones del gobierno que se extravían en el corto espacio de las 90 millas o en los pocos bolsillos de las “personalidades disidentes” ávidas de premios, tantas veces sospechosos de los auditores del Departamento de Estado.
La reputación de los asalariados, protegidos, entrenados, explotados, manipulados y finalmente admitidos como refugiados ha estado tan en tela de juicio, que resulta sorprendente y al mismo tiempo desconcertante que a tales personajes le conceda tal prioridad un presidente tan agobiado por las protestas y crisis domésticas, como con las guerras y revueltas que rodean sus intereses foráneos.
Si no bastaran las sospechas de las ataduras a Miami, resultaría llamativo que un día antes del inesperado comunicado de la Casa Blanca, la nueva presidenta del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de EE.UU., la legisladora anticubana Ileana Ros-Lehtinen, utilizara un lenguaje con no menos epítetos, aunque algunos indirectamente contra el propio Obama.
En tiempos en que los periódicos tienen más mentiras que anuncios y los negocios arrastran más que la ética profesional o la filiación política, es difícil discernir quién embarcó al Presidente si The New York Times o un asesor del Consejo de Seguridad Nacional. Quizás ambos, desinformados por un “periodista independiente” o un ciberdisidente, inventores de noticias cuando el bolsillo no les suena.
La “desinteresada y trágica muerte” referida por Obama en su comunicado del 23 de febrero, no tuvo una connotación política hasta que Washington, la Unión Europea y sus mercenarios no se la concedieron. El muerto que manipula tanto Ileana Ros como el Presidente era un recluso sancionado por delitos despreciados por cualquier sociedad civilizada. Eso no se puede decir. No conviene. Pero se sabrá.
“La valerosa acción” que aplaude el mandatario norteamericano fue más bien un crimen o un suicidio estimulado hasta por familiares cercanos de la víctima que apostaron más al capital que a la vida de un hijo, sin embargo ya le han “premiado” con la condición de refugiados políticos en los Estados Unidos. Ese es el mensaje que nunca llegó a The New York Times ni al Consejo de Seguridad Nacional. Al Presidente quizás tampoco le convenga escucharlo o se lo impiden.
Tomado de Cambios en Cuba
Suscribirse a:
Entradas (Atom)