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FIDEL CON INTELECTUALES
De
22 países eran; la mayoría escritores que asisten a la XXI Feria del
Libro e intelectuales de diversas disciplinas académicas y
científicas, unidos por la Red En Defensa de la Humanidad a favor de
"la paz y el medio ambiente."
Zuleika Romay, Premio Casa de las Américas y Presidenta del
Instituto Cubano del Libro (ICL), presentó a las personalidades más
prominentes entre los invitados y comentó las generalidades del
conjunto: Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz; Sergio
Pitol, Premio Cervantes 2005. También Stella Calloni, Carlo Frabetti,
Francois Houtart, Frei Betto, Ignacio Ramonet, Atilio Borón, Farruco
Sesto, Miguel Bonasso, Carmen Bohórquez, Peter Phillps, Santiago
Alba y Mayda Acosta.
Importantes escritores e intelectuales caribeños, representantes
de las culturas invitadas a nuestra feria: Norman Girvan, Chiqui
Vicioso, Kendel Hyppolite, Alejandro Carpio, Daniel Ferreira, Lenito
Robinson, Bárbara Chase, Carlos Roberto Gómez, René Baptiste,
Cynthia Abrahams, Lasana Sekou, Pedro Antonio Valdés, Johan Roozer,
así como Kari Polanyi Levitt, estudiosa del Caribe. Por Cuba, varios
premios nacionales de Literatura, de Historia y de Ciencias
Sociales, además de científicos cubanos de varias especialidades.
Entonces preguntó al anfitrión qué le parecía el auditorio.
"Infinito", respondió Fidel sonriendo y seguramente imaginando
cuánto podría extenderse el diálogo con esta sólida representación
de la intelectualidad de izquierda que, desde el año 2003 y por
iniciativa del líder de la Revolución cubana, se nucleó en la Red.
Más de nueve horas se extendió el intercambio, iniciado con una
introducción reflexiva de la Presidenta del ICL en torno a los
motivos del encuentro, que se inspira en el alerta que hace 20 años
lanzara Fidel en la Cumbre de la Tierra sobre el riesgo de extinción
que amenaza a la especie humana, más grave hoy que hace dos décadas.
Por parte de los invitados abrió el diálogo el escritor y
periodista español Ignacio Ramonet con una síntesis de sus palabras
al recibir en la mañana el título de Doctor Honoris Causa de la
Universidad de La Habana. Centrado en las prácticas del sistema
mediático global, donde la información funciona como una rara
mercancía gratuita debido a que por intermedio de ella —cada vez más
vaciada de contenido— las personas son vendidas a los anunciantes,
la tesis de Ramonet puso a girar el debate en torno a todo lo que
pueden y deben hacer los intelectuales para evitar la catástrofe
planetaria cuando sus esfuerzos chocan, diría Abel Prieto, "contra
la manipulación o el silencio".
La escritora y periodista argentina Stella Calloni demandó una
urgente reactivación articulada de la red, porque, se lamentó
angustiada, "es aterrador el silencio con el que la Humanidad está
asistiendo a sucesivas guerras" y las nombró una por una desde
Afganistán hasta Libia, llamando la atención sobre el guión repetido
que amenaza ahora a Irán y Siria.
Casi ocho horas más tarde, sus palabras tendrían eco en las del
intelectual brasileño Frei Betto, quien demandó una autocrítica para
valorar "nuestra inserción social" y generar proyectos, no solo
indignación, porque esta no basta para resolver la injusticia
global.
El encuentro, iniciado a la 1 y 20 de la tarde, concluyó pasadas
las diez y veinte de la noche, con apenas dos breves interrupciones
de receso. Impresionados por la vitalidad y entusiasmo de Fidel,
todos los que intervinieron se congratularon por su visible
recuperación, pero fue el fraile dominico brasileño quien mejor lo
sintetizó al advertir jocosamente que debían terminar porque aún
Fidel tenía que atender "tres delegaciones, leer muchas
informaciones y unos cuantos libros", y que nadie preguntara cuál es
el milagro que se lo permite porque es un secreto del Estado cubano.
Después Betto agradecería a Fidel "por su paciencia, su diálogo,
su capacidad para escuchar¼ " y pediría
que Dios bendiga "a este país y la vida y la salud" del líder de una
Revolución cuya obra definió como evangélica "porque alimentó al
hambriento, curó al enfermo, dio trabajo al desocupado, tal como
piden las Sagradas Escrituras."
Entonces tomó la palabra Fidel, levantando un paquete de cables
de prensa entre las manos. Son noticias solo de los tres últimos
días, advirtió, y propuso leer y comentar algunas para confirmar la
gravedad de la alarma que los había reunido. Faltaba todavía más de
una hora de conversación, sentados o de pie.
"Lo menos que podemos hacer es lograr que la población esté
informada", dijo al terminar y propuso armar un libro con todas las
ideas y propuestas vertidas en las más de 9 horas de diálogo. "Hay
que luchar", repitió como otras veces, "no nos podemos dejar vencer
por el pesimismo. Es nuestro deber."
Imágenes del encuentro