Desde niño comencé a conocer a José Martí. Me daba la impresión de que era uno de esos hombres que desde la pequeña altura de un infante, se me presentaba como uno de esos horcones que mantienen fijas al suelo las casas. Luego al crecer, fui adentrándome más en su historia y todo lo que hizo en favor de los cubanos por su independencia nacional.
Martí, como le decimos en Cuba es nuestro Héroe Nacional y nació el 28 de enero de 1853 en la calle Paula en La Habana. Sufrió desde que tuvo capacidad de pensar los sufrimientos a los que era sometido el pueblo cubano y se levantó desde sus 16 años contra la presencia española en la Isla. Fue sometido a juicio y condenado a trabajar de manera forzosa en la Isla de Pinos, al sur de la Isla Grande. Los grilletes le provocaron ulceras en sus tobillos, pero los otros grilletes, los que sometían a Cuba a la metrópolis le dolían mas, por ello juró seguir luchando por la libertad de todos nosotros los cubanos.
Martí escribió hermosos poemas, libros dedicados a los niños, fue desterrado y desde el exilio siguió luchando y recaudando fondos para la guerra que se había iniciado en Cuba el 10 de octubre de 1868 en el ingenio La Demajagua, con Carlos Manuel de Céspedes al frente, quien dio la libertad a sus esclavos y comenzó entonces el enfrentamiento militar a la presencia de los colonizadores hispanos en nuestras tierras.
Vivió gran parte de sus 42 años en Estados Unidos y desde allí realizó ingentes esfuerzos no solo para alcanzar la libertad en Cuba, sino en Puerto Rico, esa Isla que aún no ha alcanzado la independencia debido a la presencia norteamericana que impide su realización como pueblo soberano e independiente.
José Martí no dejó de luchar nunca por la tierra que lo vio nacer aquel 28 de enero de 1853 en la calle Paula. Desde el exterior no descansó jamás, hizo peregrinajes por otros países, siempre uniendo a los cubanos que allí residían para sumarlos a la lucha por la independencia de Cuba.
Siempre he pensado que Martí no nos abandonó aquel infausto día en que cayó combatiendo por nuestra libertad en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Aquel caballo sobre el que galopaba hacia los fusiles del Imperio Español, no concluyó cuando las balas segaron su vida. Como simiente de la cual surgen los frutos continuó viviendo en las ideas que preconizó. Se convirtió desde entonces en estandarte para las generaciones de cubanos que también ansiaban la plena libertad de la Isla.
El Héroe Nacional Cubano asumió en su momento la gloria de pelear por su patria, en el terreno de las ideas y en el propio campo de batalla. Dio su vida por la libertad de Cuba, pero lamentablemente la Isla no fue independiente después de la indiscutible victoria de los mambises cubanos después de 30 años de combates.
La intervención militar de Estados Unidos cercenó aquel momento que debió de ser de alegría para los cubanos. La presencia norteamericana en la Isla desarmó a aquellos valoraros cubanos que habían combatido casi desnudos y desarmados contra uno de los ejércitos más poderosos de la época. El Gobierno de Estados Unidos le robó la victoria al pueblo cubano.
Comenzó entonces un proceso en el que las llamadas autoridades cubanas de entonces, permitían la intervención militar de esa nación en Cuba, cuando la considerasen necesaria.
Así llega la Isla al 20 de mayo de 1902, aunque no había nada que celebrar, se denominó ese día, el de la independencia, una acción que deslegitimaba tres décadas de presencia mambisa en la manigua y posibilitaba las ansias de anexión de la Isla a Estados Unidos, pretensión latente aún en las mentes voraces del actual imperio.
Para ofensa hacia José Martí, se izaba una bandera, la de las barras y las estrellas, no la cubana. Entonces para honrar a quien honró, los cubanos decidieron entonces seguir la lucha, no ya contra el poderío militar español, sino contra la presencia de Estados Unidos, gobierno que decidía qué hacer en cada momento en Cuba.
Esa realidad propició la continuidad de la lucha por parte de un pueblo, que jamás renunció a su soberano deseo de constituirse en un país libre y soberano, teniendo como ideario el de José Martí, pensamiento que se materializa en la Cuba de hoy todos los días.
Si desde niño comencé a conocer a Martí, reconociéndole su liderazgo en todo el proceso emancipador cubano, hoy, cuando sus ideas presiden las acciones de todos los que en esta Isla vivimos, me siento orgulloso de que sea el Héroe Nacional Cubano el que me haya dado la posibilidad, ya en una patria libre, sin amo alguno, sin extrañas banderas ondeando en mi cielo azul, de ser uno de sus seguidores.
Para mí José Martí es uno de los Padres Fundadores de la Patria. Su sangre, derramada en los campos insurrectos, afianzando las ansias de libertad de los cubanos, es referente ineludible para mantener esa libertad, que con su pensamiento, alcancé a ver desde el primero de enero de 1959.
Martí, como le decimos en Cuba es nuestro Héroe Nacional y nació el 28 de enero de 1853 en la calle Paula en La Habana. Sufrió desde que tuvo capacidad de pensar los sufrimientos a los que era sometido el pueblo cubano y se levantó desde sus 16 años contra la presencia española en la Isla. Fue sometido a juicio y condenado a trabajar de manera forzosa en la Isla de Pinos, al sur de la Isla Grande. Los grilletes le provocaron ulceras en sus tobillos, pero los otros grilletes, los que sometían a Cuba a la metrópolis le dolían mas, por ello juró seguir luchando por la libertad de todos nosotros los cubanos.
Martí escribió hermosos poemas, libros dedicados a los niños, fue desterrado y desde el exilio siguió luchando y recaudando fondos para la guerra que se había iniciado en Cuba el 10 de octubre de 1868 en el ingenio La Demajagua, con Carlos Manuel de Céspedes al frente, quien dio la libertad a sus esclavos y comenzó entonces el enfrentamiento militar a la presencia de los colonizadores hispanos en nuestras tierras.
Vivió gran parte de sus 42 años en Estados Unidos y desde allí realizó ingentes esfuerzos no solo para alcanzar la libertad en Cuba, sino en Puerto Rico, esa Isla que aún no ha alcanzado la independencia debido a la presencia norteamericana que impide su realización como pueblo soberano e independiente.
José Martí no dejó de luchar nunca por la tierra que lo vio nacer aquel 28 de enero de 1853 en la calle Paula. Desde el exterior no descansó jamás, hizo peregrinajes por otros países, siempre uniendo a los cubanos que allí residían para sumarlos a la lucha por la independencia de Cuba.
Siempre he pensado que Martí no nos abandonó aquel infausto día en que cayó combatiendo por nuestra libertad en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Aquel caballo sobre el que galopaba hacia los fusiles del Imperio Español, no concluyó cuando las balas segaron su vida. Como simiente de la cual surgen los frutos continuó viviendo en las ideas que preconizó. Se convirtió desde entonces en estandarte para las generaciones de cubanos que también ansiaban la plena libertad de la Isla.
El Héroe Nacional Cubano asumió en su momento la gloria de pelear por su patria, en el terreno de las ideas y en el propio campo de batalla. Dio su vida por la libertad de Cuba, pero lamentablemente la Isla no fue independiente después de la indiscutible victoria de los mambises cubanos después de 30 años de combates.
La intervención militar de Estados Unidos cercenó aquel momento que debió de ser de alegría para los cubanos. La presencia norteamericana en la Isla desarmó a aquellos valoraros cubanos que habían combatido casi desnudos y desarmados contra uno de los ejércitos más poderosos de la época. El Gobierno de Estados Unidos le robó la victoria al pueblo cubano.
Comenzó entonces un proceso en el que las llamadas autoridades cubanas de entonces, permitían la intervención militar de esa nación en Cuba, cuando la considerasen necesaria.
Así llega la Isla al 20 de mayo de 1902, aunque no había nada que celebrar, se denominó ese día, el de la independencia, una acción que deslegitimaba tres décadas de presencia mambisa en la manigua y posibilitaba las ansias de anexión de la Isla a Estados Unidos, pretensión latente aún en las mentes voraces del actual imperio.
Para ofensa hacia José Martí, se izaba una bandera, la de las barras y las estrellas, no la cubana. Entonces para honrar a quien honró, los cubanos decidieron entonces seguir la lucha, no ya contra el poderío militar español, sino contra la presencia de Estados Unidos, gobierno que decidía qué hacer en cada momento en Cuba.
Esa realidad propició la continuidad de la lucha por parte de un pueblo, que jamás renunció a su soberano deseo de constituirse en un país libre y soberano, teniendo como ideario el de José Martí, pensamiento que se materializa en la Cuba de hoy todos los días.
Si desde niño comencé a conocer a Martí, reconociéndole su liderazgo en todo el proceso emancipador cubano, hoy, cuando sus ideas presiden las acciones de todos los que en esta Isla vivimos, me siento orgulloso de que sea el Héroe Nacional Cubano el que me haya dado la posibilidad, ya en una patria libre, sin amo alguno, sin extrañas banderas ondeando en mi cielo azul, de ser uno de sus seguidores.
Para mí José Martí es uno de los Padres Fundadores de la Patria. Su sangre, derramada en los campos insurrectos, afianzando las ansias de libertad de los cubanos, es referente ineludible para mantener esa libertad, que con su pensamiento, alcancé a ver desde el primero de enero de 1959.