Seguidores

martes, 30 de marzo de 2010

UN PROGRAMA CUBANO DE SALUD QUE MERECE UN PREMIO NOBEL

Yo no sé si el corresponsal del diario español El País se encontraba en Cuba el 29 de marzo de 1990 cuando comenzó el programa de atención a los niños víctimas del accidente nuclear de Chernóbil en la actual República de Ucrania.

Ese día comenzó a tejerse, con las fibras del humanismo, un programa de salud dirigido a curar a los niños víctimas del trágico accidente nuclear de Chernóbil, de la capital cubana, donde los esperaba el Comandante en Jefe Fidel Castro, muestra de la importancia que le concedía y le concede la Mayor de las Antillas a ese programa, inédito en el mundo.

Se iniciaba de esa forma un programa de ayuda destinada a impedir que la esperanza de vida de esos niños concluyera, y para volver a sembrar en ellos la sonrisa que los caracteriza y a la que tienen derecho todos los de su edad en el mundo.

Para Cuba, que ya había perdido, con la desintegración de la URRS, el 85 por ciento de las importaciones comerciales de preferencia que mantenía con esa nación, no le iba a ser muy fácil sostener ese programa, pero la Isla apostó por la palabra empeñada y prosiguió la atención a esos niños.

La Ciudad Escolar de Tarará, en las afueras de La Habana, se convirtió en la sede de la atención a esos menores que desde lejanas tierras llegaban al Caribe en busca de la esperanza casi perdida.

Han pasado dos décadas y por Tarará han pasado más de 25 mil personas, especialmente niños, que han regresado a Ucrania, Bielorrusia y Rusia, estos dos últimos países también beneficiados por los servicios de salud de la Isla.

No es necesario decir que los ucranianos están muy agradecidos por la atención cubana y no se cansan de decir gracias a todos los que han colaborado en el restablecimiento de la salud de esos niños que hoy llevan una vida sana, feliz en su nación de origen.

Tampoco sé si el corresponsal del diario español El País tendrá algún interés en informar a los lectores ibéricos y de otras naciones de la envergadura de este programa que ha salvado vidas, precisamente de niños y en un período en el cual la administración norteamericana ha apretado las clavijas del bloqueo contra Cuba.

Digo esto ante la avalancha de informaciones, entrevistas y comentarios, que generó la muerte del delincuente Orlando Zapata Tamayo, debido al ayuno voluntario que mantuvo durante 85 días, negándose la posibilidad de alimentación.

El mismísimo Parlamento Europeo aprobó una condena a Cuba por el deceso de Zapata y ahora muestra preocupación por la situación de Guillermo Fariñas, campeón olímpico en huelgas de hambre.

Mientras el diario El País y su hermano El Nuevo Herald lanzan diatribas contra el pueblo de la Isla, en Cuba se celebran los 20 años del programa de atención a las víctimas del accidente de Chernóbil.

Se habrá enterado el corresponsal de El País de esta celebración?

Por qué no le dedica un reportaje a ese programa extraordinario que cuba ha mantenido aún soportando las acusaciones de Estados Unidos de que aquí se violan los derechos humanos?

Por qué el señor Vincent se empeña en mirar hacia esas mujeres, bien alimentadas, bien vestidas, que cobran según los gritos de ¨¨libertad¨¨ que expresen y da la espalda a uno de los monumentales programas de la salud que Cuba desarrolla, salvando las vidas de los niños afectados por el desastre nuclear?

Será que Mauricio solo tiene ojos para ver lo que PRISA le dice que vea, soslayando detalles de un programa que no tiene parangón en la historia del mundo?

Sé que el corresponsal del diario El País está bien formado profesionalmente, lástima que su ceguera le impida ver una obra hermosa creada por un pueblo que ha pagado el saldo de tres mil vidas cercenadas por actos terroristas organizados en Miami, por mantener esa postura solidaria con los demás pueblos.

El Parlamento Europeo, en lugar de condenar a Cuba por la muerte de un delincuente, debe aprobar una declaración para felicitar y reconocer el esfuerzo de un pueblo que comparte el talento de sus profesionales con otras naciones a pesar del bloqueo de la más poderosa nación del universo.

El programa de atención a las víctimas del accidente de Chenóbil, que Cuba ha desarrollado durante dos décadas, merece un Premio Nobel.

Se sumará el diario español El País a esta propuesta?