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martes, 21 de abril de 2015

LA BANDA DE MUSICA DE BAYAMO





Los bayameses queremos una mejor ciudad, esa urbe que se ama tanto y a la que se ha honrado por hombres y mujeres ilustres a lo largo de su existencia, con una historia digna de tantos elogios.

Bayamo es una ciudad de símbolos, tiene tantos que a veces hay quienes creen que eso podría abrumar la memoria de los que aquí vivimos, pero no es así, por suerte, vivimos orgullosos de todas las luces que ha dado.
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Y si de luces se trata no se pueden soslayar las luces salidas de aquellos fusiles y revólveres que nos dieron una ciudad libre el 20 de octubre de 1868, precursoras de la que iluminó a la patria casi tres meses después.

Y es que nuestra ciudad atesora muchas señales que indicaron la ruta destinada a alcanzar la emancipación nacional, lucha en la que cayeron insignes hijos de esta tierra que bañaron con su sangre.

Nada más hermoso para una ciudad como la nuestra la preservación y conservación de ese patrimonio que nos han legado nuestros tatarabuelos y abuelos.

Nada más hermoso que contribuir, desde el ámbito de cada ciudadano a perpetuar todo lo que hemos heredado y que está maravillosamente salpicado por el amor que entregamos a este punto geográfico.

No hay duda de que parte de ese patrimonio que ha hecho grande a este pedazo de Cuba, tan querido y respetado por los habitantes de la Isla, que cada año, vienen como en peregrinación, a brindarle su respeto.

Tenemos la suerte de contar, como parte de ese patrimonio, con la Plaza donde se interpretó por el pueblo liberado la letra de lo que hoy con infinita pasión llamamos Himno Nacional.

Pero mucho antes, esa música había sido el momento estrella de aquella del Te Deum con la presencia de las principales autoridades españolas de la ciudad, que se movían inquietas con aquel sonido nada religioso.

Muchos de aquellos músicos dejaron sus nombres en la historiografía de la patria, ellos se convirtieron en protagonistas de un hecho singular, insoslayable en el devenir de nuestras luchas.

A esa Banda, que viene con tanta historia queremos verla nuevamente en la Plaza de la Revolución elegantemente vestida, reestrenándose en las retretas tan famosas en la ciudad.

A esa Banda queremos verla tocando esa música que al decir de Martí no es más que el hombre escapado de sí mismo, los bayameses queremos verla como en sus mejores tiempos.

Atendida por lo que significa para la ciudad y la historia de Cuba, atendida en su sede, que hoy corre el peligro de perderse, con lo que haríamos un innoble gesto a su trayectoria.

Los bayameses queremos ver a esa, nuestra Banda, interpretando no solamente marchas, sino valses, jazz, danzones, sones y todo ese repertorio que la caracterizó durante toda la vida.

Músicos de valía la integran, su dirección es de una calidad reconocida, solo se necesita que todos las instituciones, esas que velan  por la cultura y especialmente la música, ayuden a recuperarla.


 

viernes, 17 de abril de 2015

A 196 AÑOS DEL NACIMIENTO DE CARLOS MANUEL DE CESPEDES





A casi doscientos años de su primer grito el 18 de abril de 1819, Carlos Manuel de Céspedes continúa acompañándonos desde la montura de su caballo con su revólver envuelto en la poesía del independentismo.

Qué honra para los bayameses contar con el privilegio de haber  acogido en su seno a tan altísima figura de nuestra historia, Padre de la Nación Cubana, arquitecto de la libertad y el anti esclavismo.

En su ser no cabían los egoísmos pues una persona con esos negativos sentimientos sería incapaz de echarse al hombro a un pueblo para llevarlo a la gloria que significa alcanzar la soberanía y la independencia.

A pesar de que las contradicciones lo llevaron al martirologio, Céspedes cayó en combate aquel nefasto día en San Lorenzo con el corazón destrozado, pero carente de odios.

Tan grande fue el Padre de la Patria que aceptó sin reclamo lo que algunos le exigieron en ese instante supremo de su vida, y marchó hacia el lejano, agreste pero hermoso sitio donde el sol le vio perder la vida.

Lo recordamos con alegría y dolor, al parecer algo contradictorio, porque para cualquier pueblo tener a un hombre de su estatura moral es motivo para la satisfacción, pero la circunstancia de su partida hiere aún.

Aquel que brilló en la Demajagua, que convocó a los esclavos, ya hombres libres, para que se sumaran a los esfuerzos de la nación, cansada de tanta opresión y ultraje por la presencia peninsular.

El gallardo hijo de Bayamo, el viril cubano, luz en la oscuridad de aquellos tiempos y extraordinario político, anda aún por todos los senderos, por los cañaverales, por las calles, montado en un verso cargado de amor.

Nunca estará en el olvido, los bayameses, los cubanos, jamás borrarán su nombre de las montañas, de las playas, de los montes, mucho menos de ese sentimiento que hoy se enarbola como bandera inclaudicable.

Carlos Manuel de Céspedes cumpliría 196 años este sábado 18 de abril de 2015, a cuatro años de su bicentenario, recibe merecidamente el homenaje de su pueblo.

El Padre de la Patria cabalga con los cubanos, atraviesa ríos y arroyos, sube montañas, disemina optimismo, pasión, compromiso, justicia, por lo que sigue siendo paradigma para nuestro país, libre y soberano.

Aquel grito que al nacer dejó escuchar fue la premonición de aquel otro, 49 años después que de manera definitiva lo encumbró en lo más alto del sagrado sitio de la patria.