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viernes, 16 de agosto de 2019

EL FUSILAMIENTO DE TRES PATRIOTAS BAYAMESES. (MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR)

Era el miércoles 17 de agosto de 1870 y en la calurosa madrugada de la ciudad de Santiago de Cuba, tres hombres encerrados en mazmorras sabían que en cualquier momento iban a morir.

Tenían ese convencimiento porque un tribunal integrado por extranjeros los había hallado culpables por la honrosa razón de servir a la tierra que los vio nacer y por la cual estuvieron siempre dispuestos a dar la vida.

A la luz de estos días parecería una herejía que magistrados de otra parte del mundo tuvieran pruebas para condenar a la muerte a seres humanos que solo hicieron lo que la tierra que los vio nacer exigía.

¿Qué imágenes podrían tener en sus mentes esos tres cubanos que irían al patíbulo por obra y gracia del poder colonial español en su afán de querer perpetuarse para siempre en este archipiélago?

Ellos quizás pensaron en sus familiares más cercanos, en sus hijos, hermanos, en los amigos, en los compañeros de lucha quienes tendrían la responsabilidad de alcanzar el sueño de la independencia nacional.

Probablemente en esos momentos aciagos en los que la muerte se acerca dibujaron en sus mentes los recuerdos de la infancia, de sus hogares, de los juegos de entonces, del rio de la ciudad.

Sí porque eran bayameses esos tres patriotas que pagaron con sus vidas el ¨¨delito¨¨ de pelear por la erradicación de la presencia colonial española de nuestra Isla.

Perucho Figueredo, Rodrigo Tamayo y Cisneros y el hijo de este Ignacio Tamayo, fueron pasados por las armas aquel 17 de agosto de 1870, hecho del que se cumplirán mañana 149 años.

Con el ajusticiamiento de estos bayameses lejos de la ciudad que los vio nacer, la lucha no se detuvo, prosiguió ese afán libertario que tuvo su cristalización el 10 de octubre de 1868.

De los tres Perucho era el más conocido y odiado por la trascendencia de aquel acto inolvidable de haber compuesto la música primero y la letra después del Himno Nacional de nuestra patria.

Figueredo fue uno de los grandes hombres de aquella generación de oro que tuvo la valentía de comenzar la revolución, la misma que en estos instantes sigue siendo defendida por los cubanos de otro feroz enemigo.

El sábado 17 de agosto estaremos recordando a Perucho Figueredo, su primo Rodrigo Tamayo y al hijo de este Ignacio, quienes fueron fusilados en Santiago de Cuba.

A 149 años de aquel nefasto hecho, siguen presentes en los cubanos de hoy que los recuerdan como lo que son Héroes eternos de la Patria

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