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lunes, 12 de diciembre de 2011

CARLOS ACOSTA:EPÍLOGO



 
Por momentos parecía que el aire quedaba suspendido en su atmósfera, para luego desatarse en furia sobre el escenario, que pareció pequeño para tan grande figura.



Había llegado el momento esperado, soñado por algunos, pero ahí estaba el ébano hecho persona, dándonos muestra de su talento y de una maestría propia de los vencedores.

Salió al escenario de manera silenciosa, las luces casi inexistentes, le dieron una aureola agradable a ese instante inicial, preludio de lo que sería una gran noche.

Suit de danzas, una obra con la bellísima música de Juan Sebastián Bach e interpretada por Amparo del Riego con su violonchelo, marcaron la pauta de lo que vendría después.

Ya en esta interpretación Carlos Acosta desplegó su estatura de hombre de la danza, esa que lo ha acompañado por los cuatro puntos cardinales de nuestro planeta.

Pasados solo unos minutos del inicio, el público ya lo arropó con los aplausos que merece quien se entrega definitivamente para lograr la felicidad de quienes acuden a verlo actuar.

Luego todo fue como una sucesión de imágenes, cual película dejándonos ver toda la profesionalidad de este cubano, bailarín de ensueño, que honró con su presencia a la ciudad de Bayamo.

De repente, una bailarina, muy joven, pero con el talento suficiente, Laura Ríos, puso a pensar al auditorio con su obra Cara o cruz, en la que demostró su valía y su futuro.

No hubo agotamiento en el espíritu, ni de Carlos ni del público, quizás físico sí, porque cuando un artista se adueña del escenario es para hacerlo temblar y él lo hizo.

Ahora nos queda ese sentimiento señalándonos que queríamos mas de él, que deseábamos que la función continuara un tiempo infinito.

No hay que lamentarse, volverá a esta ciudad a esta provincia porque un huésped ilustre no puede soslayar los latidos del corazón agradecido ante tal distinción