Si el razonamiento económico es el prisma fundamental a través del
cual se observa, analiza y transforma la actualidad nacional en su
avance a un futuro inmediato y sostenible, Úrsula Margarita Rosabal es
uno de esos cubanos convencidos de que asumir tal principio como una
responsabilidad individual, es clave de éxito en la ruta hacia el
progreso de la Isla.
Según ella, licenciada química e investigadora de la Empresa, cada
quien debe ser conciente, primero, de las necesidades del país que
puedan vincularlo, y luego contribuir a su satisfacción desde el puesto
laboral.
As&´ lo comprendió, fue consecuente, y hoy sus valiosos aportes son los mejores avales de la manera de pensar y sugerir.
INCONFORMIDAD CREADORA
Aunque lo hacía con agrado, Úrsula nunca se conformó con la rutina de
preparar para enviar a La Habana una muestra de cada tanque de
propilenglicol, sorbitol y glicerina, que llegaba como materia prima
importada a la Empresa Laboratorio Farmacéutico Líquidos Orales
(MEDILIP), donde trabaja.
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«Ahora somos capaces de cubrir
todas nuestras necesidades e incluso las de otros laboratorios,
revirtiendo en ganancias los gastos anteriores». |
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Como medida de precaución, es regla que a cada envase de estas
sustancias -constituyen el 60 % de los fármacos líquidos fabricados en
la planta granmense, única de su tipo en la nación- es necesario
confirmarle la no presencia de contaminantes altamente tóxicos, como el
etilenglicol y dietilenglicol. En consecuencia, y por no disponer de la
tecnología necesaria, las muestras eran enviadas siempre al Centro de
Investigaciones y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM).
“Nunca me incomodó hacer diariamente la misma acción de preparar los
ensayos para mandar, porque me gusta estar en el laboratorio; pero
ciertamente la tarifa por el servicio -una parte en divisas-, más los
consabidos gastos por transporte, el retardo en los resultados, y en sí
misma la gran cantidad de preparados para analizar, exigían una solución
económica al asunto”, inicia Úrsula.
La especialista A en ensayos físico-químicos de medicamentos, quiso
buscar ella misma la respuesta e inició entonces una paciente
investigación, a fin de diseñar una técnica analítica que respondiera a
la necesidad de la empresa de ser autosuficiente en el estudio químico
de las materias primas y productos terminados.
¿Resultado? Dio en el centro de la diana: encontró un procedimiento
certero, y al cabo de un año de aplicación, la institución bayamesa se
había ahorrado casi 300 mil pesos.
La invención le valió a Úrsula un Premio QUIMEFA del fórum ramal del
grupo empresarial en 2011, y entre las investigaciones de todos los
laboratorios, fue relevante y la de mayor impacto económico del año.
APORTE EN CIFRAS
“El fabricante siempre vende su producto como el mejor, pero no
disponer de la herramienta analítica para confirmar la aptitud de la
materia prima es muy peligroso”, explica Úrsula.
“Si bien al momento de elaborarlos tienen los requisitos de calidad,
los contaminantes son resultados de reacciones internas de las
sustancias y estas pueden acelerarse por las condiciones de
almacenamiento, transportación, de manipulación (distancia, cambio de
temperatura, humedad, movimiento).
“Entonces, con el propósito de cumplir esa exigencia en nuestro
laboratorio, la empresa adquirió un moderno cromatógrafo de gases de
altísima fidelidad, capaz de estudiar la sustancia en dos partes por
millón; pero aún con el equipo en la mano, no disponíamos de la columna y
el gas imprescindibles para realizar el estudio. Ese fue mi reto:
encontrar otros adecuados para el ensayo”, subrayó.
“Así empecé a probar con varias columnas diferentes a la idónea.
Experimenté con una, luego con otra, variaba las condiciones de
temperatura, los tiempos en el equipo; o sea, diseñando por ajuste una
técnica, hasta que la perseverancia me condujo a dar con una, ya no solo
capaz de estudiar una única sustancia, sino las tres con el mismo
procedimiento. Ahora solo debo cambiar la materia prima y obtengo datos
confiables sobre si existen o no las impurezas en cada una.
“Dicho grosso modo, la técnica es un estudio comparativo de una
muestra diluida de la materia prima con otra de contaminante, y una vez
que da positivo, mediante la fórmula diseñada es posible cuantificar la
presencia de los componentes tóxicos.
“Esa fue la esencia de la investigación y lo que aplicamos hoy con
total seguridad y garantía. Ahora somos capaces de cubrir todas nuestras
necesidades e incluso las de otros laboratorios, revirtiendo en
ganancias los gastos anteriores.
“Nótese que cada análisis por ensayo enviado costaba a MEDILIP 174
pesos, de ellos 91 en moneda convertible, y si en nuestro laboratorio el
gasto por muestra equivale a poco más de cinco pesos, entonces los 1
725 ensayos realizados en el primer año de aplicación de la técnica
reportaron al centro un ahorro de casi 292 mil pesos.”
Además del evidente alivio económico para la empresa, otros aportes
validaron la técnica de Úrsula, como la definición del patrón límite de
presencia de los contaminantes en los tres productos, “pues la
literatura solo reportaba el de la glicerina (0,25) y no daba ninguno
para el propilenglicol y el sorbitol”, apunta.
“Sin embargo como medida de precaución -acota-, aunque determinemos
que la presencia de etilenglicol y dietilenglicol están por debajo del
límite establecido, si no es cero, nuestro laboratorio no emplea el
contenido de ese envase en la fabricación de los medicamentos orales.
Los usos son otros, como los fármacos tópicos, que no impliquen
ingestión.”
Otra vez desde un ejemplo cotidiano y con nombre de mujer, la ciencia
cubana impuso su prestigio y talento a la dificultad; ahora con una
demostración magnífica de cuánto puede aportar a la economía nacional la
voluntad creadora individual, surtidora de soluciones incontables y
beneficios comunes, e igual de valiosa si se practica en el surco, el
taller, o entre las probetas de un laboratorio. ´