Bayamo ha tenido héroes y heroínas en todos los tiempos de su existencia.
Inolvidables los tiempos de la colonización española en los que surgieron las figuras de la Villa, que iluminaron a toda la Isla por todo lo que aportaron en el afán de libertad de la mayor de las Antillas.
Si bien conocemos la historia de hombres como Carlos Manuel de Céspedes, Francisco Vicente Aguilera, Perucho Figueredo, Manuel Muñoz Cedeño, entre otros, los tiempos siguientes nos acerca a los héroes de hoy.
Teniendo en cuenta ese legado que los bayameses guardamos celosamente en nuestros sentimientos, otros que han llegado posteriormente, también han alcanzado la estatura de los héroes pero lejos del campo de batalla.
Quizás no tan lejos de la beligerancia, porque los científicos en todo el mundo se empeñan en dar alivio a los dolores de los seres humanos y se adentran en los vericuetos, a veces misteriosos, buscando soluciones.
Y es en ese mundo en el que brilla un bayamés de pura cepa, quien aun viviendo en la capital cubana, asoma por una de las esquinas más céntricas de la ciudad para abrazar a su mama, la mayor inspiración de su vida.
Abrazando a su progenitora, recibe el calor de la ciudad, el aroma de los dulces más renombrados, el eco de ese sonido del coche tirado por caballos, el rumor del rio cercano y de las vecinas viejas de siempre.
Uno de sus mayores orgullos es decir que nació en Bayamo y en cualquier parte del mundo que ha recorrido se estremece cuando escucha el himno de la patria y lo canta con la fuerza que nuestra canción nacional merece.
Les hablo de un cubano que es reconocido en el planeta por su contribución al mejoramiento de la salud de millones de personas en todo el planeta y eso lo disfruta como aquel niño que salía a la Plaza de la Revolución a jugar.
Extremadamente modesto, uno de esos valores que hoy nos urge rescatar, y una voz casi queda, imperceptible, como deseando pasar por su ciudad casi de manera silenciosa.
Jorge Berlanga Acosta, uno de los creadores del medicamento HEBERT PROT- P, muy demandado en el mundo, dice que cuando cierre los ojos, este donde este, desea descansar para siempre en Bayamo ciudad que lo vio nacer.
El HEBERTPROT-P, actúa sobre la ulcera del pie diabético, reduciendo las amputaciones en más de un 71 por ciento y mejorando las condiciones de vida de las personas afectadas por esta enfermedad.
En el mundo sigue creciendo la cantidad de países que asumen la aplicación de este medicamento, orgullo del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Cierto es que ese prestigioso centro científico cubano, es motivo de orgullo para los que allí laboran, pero los bayameses también tenemos razones para sentir ese sentimiento en la persona de Jorge Berlanga Acosta.