“Yo quiero irme a Cuba. Mi salida fue sólo un hasta pronto". Así se ha manifestado, el mercenario cubano, ingresado en el hospital Jackson de Miami para recibir tratamiento médico. Igual las aportaciones, entregadas en la cuenta bancaria abierta a su nombre para sufragar los gastos del hospital, no están siendo muy generosas y, ya se sabe, en Cuba la sanidad es gratuita.
“El Jackson Memorial Hospital, no tiene dinero para operar y muchos lo sentimos, porque esta institución es un símbolo en el sur de la Florida (…) Pero el Hospital Jackson está enfermo, se contagió con el virus del derroche y el malgasto de dinero, (…) ya no es el centro de servicio médico que prestaba servicios a la comunidad a bajo costo o libre de costo para personas necesitadas de bajos recursos. El Hospital Jackson cobra y caro, cobra hasta el parqueo (…) Conozco a una amiga que pagó $34,000 por tres días de servicio y estuvo a punto de perder su casa, no es un caso único es una práctica común”. (José M. Izquierdo en el portal gusano libreonline.com)
Publicado por JM Álvarez
Editado desde la ciudad de Bayamo, Cuba, por el periodista David Rodríguez Rodríguez.
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viernes, 6 de agosto de 2010
¿TODOS LOS NEGROS DE OBAMA SON ESCLAVOS SUMISOS AL GRAN PADRE BLANCO?
Barack Husseim Obama nombró un nuevo embajador en Venezuela, se trata de un afroestadounidense, Larry Palmer. Esta semana afrontó un cuestionario del Senado estadounidense, organismo que tiene la potestad de ratificar o no, su designación como representante de Estados Unidos en Caracas.
El referido cuestionario, fue elaborado, nada más y nada menos que por Richard Lugar, un senador que en repetidas opostunidades ha expresado calumnias, injurias y manipulaciones contra el gobierno venezolano. Palmer no perdió oportunidad para responder en el mismo tono que su interrogador, con agresiones contra Venezuela.
Palmer dio por sentada la presencia de la guerrilla de las FARC en territorio venezolano. Para complementar, en una clara intromisión en los asuntos internos de Venezuela, opinó que en las fuerzas armadas venezolanas la moral es baja.
“Mientras crecen los nexos militares entre Cuba y Venezuela, me preocupa que aumente la influencia cubana dentro de las fuerzas armadas venezolanas”,expresó el designado embjador, cómo si su país derecho a involucrarse en los asuntos internos de Venezuela. Sin tener además ninguna prueba que certifique la presunta “influencia” cubana entre los militares venezolanos.
Vale la pena recordar que hasta hace poco, Estados Unidos poseía oficinas de su Misión Militar en el propio Fuerte Tiuna, conjunto de instalaciones militares más importantes de Venezuela, y ubicado en Caracas.
El embajador designado por Obama, insistió en el tema militar e indicó que: “el profesionalismo ha decrecido” en las Fuerzas Armadas venezolanas y hay dudas sobre su “capacidad y preparación”. En todo caso, además de la grosera intromisión, Palmer estaría confesando el espionaje contra la estructura militar venezolana.
Palmer dijo además estar “sumamente consciente de los claros nexos de miembros del gobierno de Venezuela con las guerrillas colombianas. Las FARC mantienen campamentos en Venezuela y altos mandos de las FARC ocasionalmente han aparecido en público en Caracas”. ¿Cómo puede probar Palmer esos “claros nexos”, ¿por qué Estados Unidos no muestra pruebas, si las tiene, sobre lo que llaman nexos entre las FARC y el gobierno venezolano?
La nominación de Palmer no fue considerada en una sesión el martes de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que pasó para su voto en el pleno junto con las confirmaciones de los nuevos diplomáticos para Colombia, Perú, Chile y Panamá. Tal parece que sus respuestas, ubicadas en el contexto de los sectores más extremistas en su adversión a Venezuela, buscaban garantizar los votos necesarios para su designación.
Pero Palmer, aún con sus furiosas agresiones, no logró su objetivo por ahora. El Senado estadounidense entra este viernes en el receso de verano, así que la ratificación definitiva en el pleno de los embajadores probablemente se realizará tras el regreso de los legisladores en septiembre.
Publicado por JM Álvarez
PERIODISTAS MEXICANOS SE MANIFIESTAN CONTRA LA INSEGURIDAD
CIUDAD DE MEXICO, 6 (ANSA) - Periodistas de México marcharán mañana por las principales calles de la ciudad capital para exigir al gobierno de Felipe Calderón "respeto y garantías" a la labor periodística y el cese a la impunidad, informaron hoy voceros del comité organizador.
El secuestro y la posterior liberación de cuatro periodistas en el estado de Durango en el marco de una cobertura periodística impulsaron a los reporteros a organizarse mediante las redes sociales bajo el lema "Los queremos vivos".
Desde el año 2000 al menos 64 periodistas han sido asesinados y 10 permanecen desaparecidos; sólo entre 2009 y lo que va de 2010 se contabilizan, al menos, 17 asesinados y dos desapariciones.
En un 60% de estos casos una de las hipótesis principales vincula las agresiones con el trabajo periodístico que desarrollaban las víctimas, que daban cobertura a temas relacionados con el narcotráfico y la corrupción política.
Elia Baltazar, una de las reporteras convocantes, expuso que en México "tenemos tres años viendo agresiones a periodistas de manera creciente y cada año es peor que el anterior".
La marcha llevará como consigna principal "repudio a las agresiones contra periodistas en México", un país donde los reporteros también sufren de hostigamientos, amenazas y secuestros, de acuerdo con la gubernamental Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Publicado por M. H. Lagarde
MAS DE LA BURDA NEGLIGENCIA DE LOS MEDIOS
“El corresponsal promedio de Washington se contenta con escribir la papilla que le dan los funcionarios de prensa del gobierno”. I. F. Stone, 1953.
“Cuando el gobierno miente, ¿debe decir falsedades la prensa?” I. F. Stone, 3 de mayo de 1961
El gobierno miente y dice falsedades por rutina. Los medios masivos raras veces verifican las declaraciones del gobierno en busca de hechos o contradicciones, en especial cuando el “bueno” (EE.UU.) ataca al “malo” (Cuba).
Por ejemplo, el 14 de julio reportamos que la secretaria de Estado Hillary Clinton llamó a los judíos a apoyar el esfuerzo humanitario de Alan Gross por ayudar a que la comunidad judía mejorara la tecnología de comunicación.
Gross, arrestado en Cuba en diciembre pasado, trabajaba para una compañía contratada por AID (una agencia del Departamento de Estado), pero usó una visa de turista en cinco visitas consecutivas para ocultar su intención: distribuir teléfonos satelitales prohibidos a opositores del gobierno. Varias organizaciones judías ya habían suministrado a sus hermanos cubanos moderna tecnología de comunicaciones. La mayoría de los medios no mencionó este hecho, lo cual hubiera provocado una pregunta obvia: ¿por qué Gross distribuía costosa tecnología satelital a una comunidad bien provista?
Líderes judíos en La Habana, entrevistados por Juan Tamayo, que no es cubano y trabaja para The Miami Herald, no recordaban haber conocido a Alan Gross. Quizás solo judíos disidentes recibieron los regalitos, aquellos que no se asocian con la comunidad judía reconocida.
Irónicamente, mientras Hillary defendía la misión de entrega tecnológica de Gross, Seguridad Interna de EE.UU. confiscaba computadoras enviadas a Cuba por grupos religiosos norteamericanos que también decían que deseaban mejorar la tecnología de comunicación de grupos religiosos no judíos. ¿Algún funcionario del gobierno de EE.UU. habrá seleccionado a los judíos (el pueblo “elegido”) para recibir equipamiento de última tecnología?
Los periodistas de los principales medios no se dieron cuenta de esta evidente contradicción. Es más, los medios constantemente no verifican las aseveraciones oficiales del gobierno. A veces se aprovechan de su propia dejadez para verificar, como cuando estalló el escándalo por el reciente despido de Shirley Sherrord por el secretario de Agricultura Vilsack, seguido de “vaya, no verificamos, pero ahora podemos exprimir esta noticia durante semanas”.
¿Por qué no exprimen los hechos y los aplican al reportar acerca de la política exterior? Puede que los reporteros recuerden cuando el Congreso aprobó leyes en la década de 1990 autorizando la “promoción de la democracia” en Cuba (lo que significa derrocar al gobierno cubano).
Radio Martí promovió el modo de vida norteamericano, Luego TV Martí, aunque los cubanos todavía no la han visto (Cuba interfiere la señal). El caso Gross representa un equivalente digital: teléfonos satelitales, computadoras, Facebook y Twitter para socavar al gobierno de Cuba.
Los medios a menudo ignoran el contexto (historia), en especial cuando altos funcionarios de EE.UU. presentan panoramas buenos (nosotros) contra los malvados (ellos). En la década de 1980, el gobierno teocrático de Teherán, actualmente el máximo enemigo de Washington y némesis de Israel (el programa de Teherán de enriquecimiento de uranio podría permitir la fabricación de armas) recibió misiles de manos de altos funcionarios de Reagan (el escándalo Irán-Contras).
En 2002, Saddam Hussein invitó a los inspectores de armas de la ONU a que regresaran para demostrar que Irak no poseía ADM. La Casa Blanca de Bush se burló, asegurando que Saddam había expulsado a los mismos inspectores en 1998. Los principales medios, como si fueran estenógrafas de la Casa Blanca, reportaron este “hecho”. Cuatro años antes, los mismos órganos de prensa habían informado correctamente que la ONU retiró prudentemente a los inspectores después de que el presidente Clinton anunciara planes de lanzar ataques de misiles contra Irak. El efecto del reporte como un hecho y la falsa versión de Bush reforzaron la imagen del “malvado Saddam” (conveniente para buscar apoyo a la invasión de Irak).
De manera similar, en julio Hillary sermoneó a Viet Nam por sus incumplimientos en material de derechos humanos. No hubo mención en los medios principales de cómo las fuerzas armadas de EE.UU. (asesores militares norteamericanos llegaron a Viet Nam por primera vez en 1950, y la guerra terminó en 1975) mataron a varios millones de civiles vietnamitas, muchos de ellos en bombardeos masivos, lo cual los privaba de todos sus derechos humanos. Los medios también ignoraron el hecho de que Washington no convierte a los abusos de derechos humanos de los vietnamitas –o de los chinos— en un pretexto para imponerles embargos y prohibiciones de viaje, como hace con Cuba. OK, la consistencia es el producto de pequeñas mentes.
Funcionarios norteamericanos condenaron a Corea del Norte por el supuesto hundimiento de un barco de Corea del Sur, el Cheonan, en marzo pasado, como si Pyongyang ocupara un siniestro puesto extraordinario en la lista de abusadores de derechos humanos. ¿No leyó ningún reportero el reciente libro de Bruce Cummings que revela que las fuerzas norteamericanas mataron a millones de civiles en la guerra de Corea? (La guerra de Corea: una historia, Modern Library, 2010.)
Los medios “noticiosos” norteamericanos aparentemente aceptan como ley no escrita que un imperio poderoso puede ignorar para sí las normas que aplica a naciones “menores”, como Cuba. Documentos desclasificados desde la década de 1960 en adelante muestran que la CIA supervisó más de 2 000 ataques contra Cuba, incluyendo decenas de intentos de asesinato. Sin embargo, el Departamento de Estado colocó a Cuba en su lista terrorista.
¿Evidencia? Washington no ha acusado a La Habana de dirigir actos terroristas contra objetivos norteamericanos. Paradójicamente, en 1984 el diplomático cubano Néstor García dio a agentes del Servicio Secreto detalles de un plan de asesinato contra el presidente Reagan. Como resultado de esa información, García dijo, el FBI arrestó a algunos hombres, dio las gracias a Cuba por su ayuda, y “continuó actuando como siempre”.
Los imperios se burlan de la doble moral. ¿Y qué? Los líderes de EE.UU. actúan sobre la base de las cuatro primeras palabras del viejo dicho cristiano “trata a tu prójimo”, y no han absorbido la sabiduría de Mark Twain. “Hay 869 maneras diferentes de mentir, pero solo una de ellas ha sido prohibida explícitamente: no levantarás falso testimonio contra tu prójimo”. Twain no dijo “prójimo obediente”.
Saul Landau es miembro del Instituto para Estudios de Política. Nelson Valdés es Profesor emérito de la Universidad de Nuevo México.
Tomado de Progreso Semanal
Publicado por M. H. Lagarde
LA PREGUNTA DEL DIA
En el día de ayer, el Departamento de Estado del gobierno norteamericano dio a conocer la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo internacional. Una vez más, el país desde el cual se han fraguado miles de acciones terroristas contra Cuba, criminaliza a la nación que ha dado muestra de respeto por la vida de los ciudadanos de todo el mundo.
¿Si realmente los Estados Unidos están interesados en combatir el flagelo del terrorismo, por qué no ofrece respuesta a la solicitud de las autoridades cubanas de suscribir un acuerdo en materia de lucha contra el terrorismo?
Publicado por M. H. Lagarde
¿Si realmente los Estados Unidos están interesados en combatir el flagelo del terrorismo, por qué no ofrece respuesta a la solicitud de las autoridades cubanas de suscribir un acuerdo en materia de lucha contra el terrorismo?
Publicado por M. H. Lagarde
WIKILEAKS, WASHINGTON Y LA DOBLE MORAL DE LA LIBERTAD EN INTERNET
El caso de los documentos desclasificados por el sitio web Wikileaks ha renovado en todo el mundo debate sobre el papel del periodismo.
Entre lo mucho que se ha escrito a favor o en contra del papel de una página como Wikileaks en la sociedad actual, no han faltado quienes han recordado que algo así era lo que se esperaba con el desarrollo de Internet.
Según algunos: “Gracias a la sociedad de la información y a la capacidad de trabajar en red que permite internet, a los poderes públicos les será más difícil sellar sus acciones dentro de una caja negra con la etiqueta de top secret”.
Un argumento similar es el que ha usado, durante los últimos años, el Departamento de Estado para defender la llamada libertad de Internet -en realidad libertad de subversión-, en aquellos países que no giran alrededor de la órbita hegemónica de Washington.
Según la diplomacia norteamericana, tales naciones deben permitir la apertura del uso de las redes sociales y del llamado periodismo ciudadano, cuyo último fin es revelar aquellas realidades que los llamados regímenes totalitarios preferirían tratar de ocultar.
Pero la “diplomática” propuesta norteamericana para países como Irán, Venezuela y Cuba, al parecer es un asunto exclusivo de la política. La desclasificación por parte de Wikileaks de 90 mil documentos sobre la guerra de Afganistán en la que se revelan, entre otras verdades, miles crímenes contra civiles afganos ejecutados por los militares norteamericanos, está en la línea del papel que, según el Departamento de Estado, debe jugar el periodismo en aquellos países que no son de su agrado.
Sin embargo, en lo que se refiere a la política interna en Washington, no todo el mundo parece coincidir con tal punto de vista.
La Casa Blanca y el Pentágono no solo han condenado la publicación de dichos documentos porque ponen en peligro la seguridad de los asesinos de los civiles afganos, sino que, además, ya se habla hasta de una posible ejecución del analista Bradley Manning, el hombre que presuntamente destapó la caja de Pandora del poderoso Pentágono y dio a conocer al mundo los asesinatos masivos.
Como si fuera poco acusar al que pone en evidencia un crimen en vez de a los criminales, el Pentágono acaba de exigirle a Wikileaks que devuelva y borre de sus bases de datos, inmedidatamente, todos los documentos militares estadounidenses.
"El único camino aceptable es que Wikileaks tome medidas para la devolución inmediata de todas las versiones de estos documentos al gobierno de Estados Unidos y los borre permanentemente de su sitio, computadores y archivos", ha dicho el portavoz del Pentágono Geoff Morrell.
Después de tales ejemplares lecciones, uno podría preguntarse: ¿Rectificará el Departamento de Estado su enfoque sobre la llamada libertad de Internet? ¿O como ocurre con otras políticas -la de la lucha contra el terrorismo, por ejemplo-, mantendrá el gobierno estadounidense su habitual doble moral del “has lo que yo digo, pero no lo que yo hago”?
Como dijo Hillary Clinton en su discurso del 21 de enero en defensa de la libertad de Internet “Algunos países han erigido barreras electrónicas que evitan que su pueblo tenga acceso a secciones de las redes del mundo. Han eliminado palabras, nombres y frases de los resultados ofrecidos por los motores de búsqueda. Han violado la privacidad de los ciudadanos que participan en diálogos políticos no violentos.
Estas actuaciones contravienen la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que nos dice que todos los pueblos tienen el derecho a buscar, recibir y diseminar información e ideas por cualquier medio sin tener en cuenta las fronteras”.
¿Será esa, también, la realidad de los Estados Unidos?
Publicado por M. H. Lagarde
CUANDO LOS CIBERTERRORISTAS NOS ACUSAN DE TERRORISTAS
Estados Unidos ni siquiera cuida las formas. Ayer pusieron a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo alegando circunstancias inverosímiles, y hoy anuncian que vence el plazo de una licitación del Departamento de Estado para que empresas privadas e instituciones académicas norteamericanas presenten proyectos para la Internet destinados al derrocamiento del gobierno de la Isla.
El premio es 445 000 dólares y el objetivo, crear cursos de educación a distancia en tecnología informática, no para beneficiar a la población cubana, sino para entrenar a ciudadanos que luego puedan sostener un servicio de enlace a la red Internet a la carta -solo para “disidentes”, blogueros y tuiteros de Washington- o convertirse en hackers de la red nacional. El plazo para entregar los proyectos al Departamento de Estado cierra el 16 de agosto.
El destinatario de esta plataforma es solo aquel que comparta las políticas de los Estados Unidos y sus sueños de doblegar a la Isla.
De acuerdo con la convocatoria, estos cursos serían impartidos para personas con diferentes niveles de conocimientos de la informática: principiantes, nivel medio y avanzado. Para poder garantizar que el servicio sea solo para cubanos, tienen que restringir el acceso al resto de los ciudadanos del planeta. No lo dice directamente, pero es obvio: el acceso a este portal de e-learning (educación a distancia) estaría protegido con contraseñas también a los cubanos y sería accesible solo a quien demuestre ante la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana su filiación contrarrevolucionaria.
La obviedad viene de la práctica que ha impuesto el bloqueo de EEUU contra la Isla y sus “educativas” sanciones a las empresas que lo han violado. La llamada Ley Torricelli o Ley de autorización y de defensa nacional para el año fiscal 1992, permitió la conexión de la Isla a la Red, por vía satelital, con el condicionamiento de que cada megabyte (rango de velocidad de conexión) debía ser contratado a empresas norteamericanas o sus subsidiarias y aprobado por el Departamento del Tesoro. Estableció limitar esa contratación y decidió sanciones extraordinarias -multas de 50 000 dólares por cada violación- para quienes favorezcan, dentro o fuera de EEUU., el negocio electrónico o el más mínimo beneficio al gobierno de la Isla y a los ciudadanos que lo apoyan. Por tanto, de más está decir que la empresa que quebrante esta disposición cae fulminada por una multa exorbitante.
Otro estándar es aplicado a las empresas e instituciones que se sumen a los esfuerzos de la administración norteamericana para derrocar la Revolución. En marzo de este año anunciaron con bombos y platillos que habían levantado ciertas restricciones dispuestas por esa misma Ley Torricelli. El nuevo reglamento del Departamento del Tesoro divulgado el pasado 8 de marzo -Sección 515 de las Regulaciones de los bienes cubanos, de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) -, levanta las sanciones contra las empresas que faciliten gratuitamente aplicaciones de correo electrónico, chat y similares.
La intención del gobierno de Obama con esta medida es estimular, mediante incentivos económicos a las empresas de telecomunicaciones, aquellos servicios para ciertos ciudadanos cubanos que estén dispuestos a defender los lineamientos de la diplomacia pública norteamericana. Con estas excepciones de la OFAC, ahora las empresas y el mundo académico de los EEUU pueden participar del botín dispuesto por el Departamento de Estado para la subversión contra Cuba a través de la Red de Redes, columna vertebral de lo que la Secretaria Hillary Clinton ha llamado la “Diplomacia del Siglo XXI”.
Pero ojo, esa excepciones prohíbe terminantemente:
La exportación directa o indirecta de los servicios de conectividad de la Internet o de facilidades de transmisión de telecomunicaciones (como enlaces satelitales o líneas para esos fines).
O sea, no es para mejorar nuestro acceso a la Internet ni beneficiar a los cubanos, sino solo a ciertos individuos que claramente se afilien a la política de EEUU contra la Isla. Y, por supuesto, a las empresas norteamericanas, como prueba esta licitación por casi medio millón de dólares, que reparte los fondos ocultos y no tan ocultos para la subversión en la Isla con el mundo empresarial y académico, clientes de un gobierno que provee los multimillonarios contratos para el desarrollo de tecnología militar que sostienen buena parte de las empresas informáticas y las Universidades en los Estados Unidos.
En cualquier lugar del mundo, y particularmente en los EEUU, si un gobierno enemigo entrena a especialistas nacionales en técnicas informáticas con fines subversivos, no solo supone una violación grave de la ley, sino un acto de guerra. Y la prueba es la persecución que ha desatado el gobierno norteamericano contra la red interna que apoyó a Wikileaks para filtrar los documentos sobre la guerra en Afganistán. No solo pusieron en la lista negra a Julián Assange, portavoz principal del sitio y ciudadano australiano, sino que han detenido a Bradley Manning, joven soldado que supuestamente entregó los documentos, y a varios estudiantes de informática del Instituto Técnico de Massachussets (MIT), acusados de haber facilitado la filtración.
Imagínese por un momento qué ocurría si Cuba anunciara algo similar para desarrollar habilidades informáticas de ciudadanos norteamericanos con sentimientos antiimperialistas, justo ahora que los EEUU han creado un ejército ciberespacial y han justificado su política ciberguerrerista con el pretexto de la ciberseguridad. Richard Clarke, alto funcionario encargado de la oficina antiterrorista de los EEUU durante décadas, acaba de publicar un libro donde desatada todos los fantasmas posibles en torno a posibles ataques a las redes, hasta el punto de decir que la guerra del futuro no será con bombas sino con bites, y ha solicitado endurecer hasta el delirio las políticas de control de la Internet.
Si eso ocurriera, si Cuba anunciara una licitación semejante para sus empresas con la mirada puesta en Estados Unidos, pueden ustedes estar seguros que el gobierno de Obama no demoraría ni cinco segundos no solo en ponernos en la lista de ciberterroristas, sino en desconectarnos de la red Internet, que al fin y al cabo controlan ellos. Y cinco segundo después, escucharíamos los aullidos en el Congreso para desaparecer a la Isla del mapa, como esos que estallan ahora para pedir que fusilen al soldado de 22 años que filtró a Wikileaks los partes de guerra de Afganistán.›
Autora Rosa Miriam Elizalde
El premio es 445 000 dólares y el objetivo, crear cursos de educación a distancia en tecnología informática, no para beneficiar a la población cubana, sino para entrenar a ciudadanos que luego puedan sostener un servicio de enlace a la red Internet a la carta -solo para “disidentes”, blogueros y tuiteros de Washington- o convertirse en hackers de la red nacional. El plazo para entregar los proyectos al Departamento de Estado cierra el 16 de agosto.
El destinatario de esta plataforma es solo aquel que comparta las políticas de los Estados Unidos y sus sueños de doblegar a la Isla.
De acuerdo con la convocatoria, estos cursos serían impartidos para personas con diferentes niveles de conocimientos de la informática: principiantes, nivel medio y avanzado. Para poder garantizar que el servicio sea solo para cubanos, tienen que restringir el acceso al resto de los ciudadanos del planeta. No lo dice directamente, pero es obvio: el acceso a este portal de e-learning (educación a distancia) estaría protegido con contraseñas también a los cubanos y sería accesible solo a quien demuestre ante la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana su filiación contrarrevolucionaria.
La obviedad viene de la práctica que ha impuesto el bloqueo de EEUU contra la Isla y sus “educativas” sanciones a las empresas que lo han violado. La llamada Ley Torricelli o Ley de autorización y de defensa nacional para el año fiscal 1992, permitió la conexión de la Isla a la Red, por vía satelital, con el condicionamiento de que cada megabyte (rango de velocidad de conexión) debía ser contratado a empresas norteamericanas o sus subsidiarias y aprobado por el Departamento del Tesoro. Estableció limitar esa contratación y decidió sanciones extraordinarias -multas de 50 000 dólares por cada violación- para quienes favorezcan, dentro o fuera de EEUU., el negocio electrónico o el más mínimo beneficio al gobierno de la Isla y a los ciudadanos que lo apoyan. Por tanto, de más está decir que la empresa que quebrante esta disposición cae fulminada por una multa exorbitante.
Otro estándar es aplicado a las empresas e instituciones que se sumen a los esfuerzos de la administración norteamericana para derrocar la Revolución. En marzo de este año anunciaron con bombos y platillos que habían levantado ciertas restricciones dispuestas por esa misma Ley Torricelli. El nuevo reglamento del Departamento del Tesoro divulgado el pasado 8 de marzo -Sección 515 de las Regulaciones de los bienes cubanos, de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) -, levanta las sanciones contra las empresas que faciliten gratuitamente aplicaciones de correo electrónico, chat y similares.
La intención del gobierno de Obama con esta medida es estimular, mediante incentivos económicos a las empresas de telecomunicaciones, aquellos servicios para ciertos ciudadanos cubanos que estén dispuestos a defender los lineamientos de la diplomacia pública norteamericana. Con estas excepciones de la OFAC, ahora las empresas y el mundo académico de los EEUU pueden participar del botín dispuesto por el Departamento de Estado para la subversión contra Cuba a través de la Red de Redes, columna vertebral de lo que la Secretaria Hillary Clinton ha llamado la “Diplomacia del Siglo XXI”.
Pero ojo, esa excepciones prohíbe terminantemente:
La exportación directa o indirecta de los servicios de conectividad de la Internet o de facilidades de transmisión de telecomunicaciones (como enlaces satelitales o líneas para esos fines).
O sea, no es para mejorar nuestro acceso a la Internet ni beneficiar a los cubanos, sino solo a ciertos individuos que claramente se afilien a la política de EEUU contra la Isla. Y, por supuesto, a las empresas norteamericanas, como prueba esta licitación por casi medio millón de dólares, que reparte los fondos ocultos y no tan ocultos para la subversión en la Isla con el mundo empresarial y académico, clientes de un gobierno que provee los multimillonarios contratos para el desarrollo de tecnología militar que sostienen buena parte de las empresas informáticas y las Universidades en los Estados Unidos.
En cualquier lugar del mundo, y particularmente en los EEUU, si un gobierno enemigo entrena a especialistas nacionales en técnicas informáticas con fines subversivos, no solo supone una violación grave de la ley, sino un acto de guerra. Y la prueba es la persecución que ha desatado el gobierno norteamericano contra la red interna que apoyó a Wikileaks para filtrar los documentos sobre la guerra en Afganistán. No solo pusieron en la lista negra a Julián Assange, portavoz principal del sitio y ciudadano australiano, sino que han detenido a Bradley Manning, joven soldado que supuestamente entregó los documentos, y a varios estudiantes de informática del Instituto Técnico de Massachussets (MIT), acusados de haber facilitado la filtración.
Imagínese por un momento qué ocurría si Cuba anunciara algo similar para desarrollar habilidades informáticas de ciudadanos norteamericanos con sentimientos antiimperialistas, justo ahora que los EEUU han creado un ejército ciberespacial y han justificado su política ciberguerrerista con el pretexto de la ciberseguridad. Richard Clarke, alto funcionario encargado de la oficina antiterrorista de los EEUU durante décadas, acaba de publicar un libro donde desatada todos los fantasmas posibles en torno a posibles ataques a las redes, hasta el punto de decir que la guerra del futuro no será con bombas sino con bites, y ha solicitado endurecer hasta el delirio las políticas de control de la Internet.
Si eso ocurriera, si Cuba anunciara una licitación semejante para sus empresas con la mirada puesta en Estados Unidos, pueden ustedes estar seguros que el gobierno de Obama no demoraría ni cinco segundos no solo en ponernos en la lista de ciberterroristas, sino en desconectarnos de la red Internet, que al fin y al cabo controlan ellos. Y cinco segundo después, escucharíamos los aullidos en el Congreso para desaparecer a la Isla del mapa, como esos que estallan ahora para pedir que fusilen al soldado de 22 años que filtró a Wikileaks los partes de guerra de Afganistán.›
Autora Rosa Miriam Elizalde
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