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lunes, 12 de enero de 2009

LAS LLAMAS DE LA LIBERTAD


Los ardientes corazones palpitaban en aquel minutos más rápido que de costumbre.

No era para menos. Las llamas de la guerra envolvían al Bayamo de entonces. Los ciudadanos prefirieron perderlo todo ante la inminencia de la bota colonial.

Cómo serían aquellos momentos dramáticos?

Qué pensarían en ese momento los bayameses cuando partían a la manigua buscando la redención no solamente de ellos, sino de todo un pueblo a lo largo de la Isla?

Era aquel acontecimiento necesario para la consolidación del pensamiento libertario de los cubanos?

No hay duda de la trascendencia del hecho visto a 140 años del suceso, pero tampoco hay duda alguna de la valía del gesto que inmortalizó en la historia universal a una ciudadanía ya convertida en cubana.

Si en ese mismo Bayamo hubo tres meses antes de enero de mil 869, toda la hidalguía regada por los mambises en cada rincón de la ciudad combatiendo por la emancipación, la quema de la misma se inscribe entre las grandes epopeyas de la historia cubana.

No hubo alegría manifiesta ante la destrucción ocasionada por las llamas, debido a las cuales se perdieron importantes documentos de la lucha, de la cultura, de la vida de entonces, pero por encima de todo esa estaba el clamor por la independencia.

Los bayameses sacrificaron sus partencias, las perdieron en aquel día glorioso de la patria, pero ganaron en altruismo, ganaron un gran trecho en el azaroso camino de la libertad, porque la independencia nacional se hubiera demorado más, sin la épica accion del 12 de enero de 1869.

El tiempo transcurrido no podrá destruir lo que las llamas dibujaron en el cielo aquel día, porque el tiempo será siempre testigo mudo del heroísmo de las familias bayamesas que entonces comenzaron un largo peregrinar entre la manigua y el exilio.

Hace ciento cuarenta años la historia se escribió sobre las cenizas de un pueblo, que nueve décadas después logró la definitiva libertad e inició entonces el camino de la real independencia.