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domingo, 5 de septiembre de 2010

LOS CAMAJANES


Por Pedro González Munné


Recuerdo a un ex-agente federal, atípico gringo, pequeño, de espejuelos, ojiazul y pelo gris, con la cobertura de "agente de bienes raíces radicado en el área de Virginia", cerca de Washington DC, de apellido que no recuerdo y de nombre Jack.“La izquierda no está en la guía telefónica, es más fácil hacer negocios con los otros”, me dijo una noche de café aguado en un vuelo nocturno Washington-Miami. “No es fácil trabajar con quienes no conoces…”.

Y de veras ese es un mal que no solamente sufren los “funcionarios” como Jack, sino los periodistas norteamericanos –con sus honrosas excepciones-, quienes con su educación de bolsillo tratan de computarizar realidades, más allá de los quince minutos de fama.

Hoy se hace mucho escándalo sobre las decenas de millones prometidos por la Administración Bush para el apoyo a la transición cubana y esa, señores, es una que nadie se cree, ni en la Saguesera, ni o los agitados bares de Coral Way.

Los cientos de millones de dólares del contribuyente destinados a la fascinación de las administraciones norteamericanas por el derrocamiento de la Revolución cubana, han ido a regar el estercolero humano que constituye el llamado exilio cubano, alimentado con camajanes de nueva hornada, un soplo renovador al sur de la Florida.

Estos especialistas en vivir del cuento y el pan ajeno inventaron decenas de organizaciones y páginas Internet, son sus boletines, conferencias y hasta huelgas de hambre, las cuales no van más allá de un garaje adaptado como oficina en el southwest o una oficinita en un mall de dos por tres.

Por supuesto, hay grandes fortunas producidas por estos dineros.

La payola y el chantaje a los políticos, las venales instituciones legales y la prensa del sur de la Florida, han dado su fruto en riquezas de cuento para unas 100 familias, cebándose de una de las comunidades más empobrecidas de los Estados Unidos.

Solamente desde 1966 más de $50 millones de dólares han destinado diferentes instituciones federales norteamericanas, desviando recursos de programas sociales y educacionales necesarios, con el objetivo de suministrar a la oposición en Cuba, desde computadoras, entrenamiento, hasta alimentos, hasta sencillamente dinero en efectivo.

Pero, en palabras de los propios destinatarios de ese dinero, como Elizardo Sanchez: se trata de un esfuerzo "contra productivo" con mucha "retórica imprudente de Washington y muy pocos resultados prácticos".

El señor Vladimiro Roca, otro prominente líder opositor se quejó a la prensa de que solamente una mínima parte de ese dinero llega a la isla: “Lo que nos llega es muy poco”, dijo. “Hay que cambiar esto en lo fundamental”.

Los dineros destinados a programas de instituciones como la Universidad de Georgetown ($400,000) para estudios de familias y amigos de disidentes; el de entrenamiento para campesinos de la ACDI/VOCA, han sido fiascos descomunales, al menos reconocidos como fracasos.

Gran parte de esos recursos se destina a pagar costosas conferencias y encuentros en hoteles de lujo de Miami para elaborar un futuro, limitado al papel en que se imprime y a los costosos bares abiertos para consolidar ideas de la próxima reunión.

Sin embargo, instituciones federales como el Departamento del Tesoro, preocupado porque las familias cubanas no puedan visitar a sus familiares en tres años, o enviarles más de cien dólares al mes de su propio dinero, se niega a dar información sobre las instituciones con licencias para enviar esa supuesta ayuda a la isla.

Otra agencia federal, la USAID destinada al “Desarrollo y la cooperación internacional”, no comenta sobre el uso de esos fondos bajo su administración.

¿Cómo llega el dinero y los recursos a esos disidentes? Como el caso de la Nacional Endowment for Democracy, cuyos fondos principales vienen del congreso norteamericano: a través de mulas (contrabandistas enmascarados como viajeros) en un tráfico absolutamente ilegal en ambos países.

Un ejemplo, tomado del reporte de impuestos de una de estas organizaciones: Acción Democrática Cubana, de un presupuesto de $366,758 entregado por la USAID en el 2004, destinó solamente $88,059 a la ayuda humanitaria y su propio director, Juan Carlos Acosta (también al frente de Net for Cuba International) justificó los costos con las llamadas telefónicas a la isla y dijo haber pagado $120,000 a las llamadas mulas para transportar la ayuda.

Estos al menos dicen algo. La mayoría de estas organizaciones de cuatro gatos ni siquiera se molestan en hacer declaraciones, están demasiado ocupados gastando los cientos de miles de dólares asignados para la payola a las instituciones exiliadas en el sur de la Florida, Nueva York y Puerto Rico.

Si uno se toma el tiempo de revisar los directorios de estas organizaciones, verá los nombres de personajes vinculados desde los años 60 a operaciones de espionaje, terrorismo y violencia no solamente contra Cuba, sino en territorio norteamericano y de otros países.

O sea, están en el directorio, esta vez no de la política, pero sí de las nóminas de la inteligencia norteamericana.

Creo que el señor Jack tenía razón, ellos trabajan con quienes tienen en el directorio y los alimentan bien: hagan cola señores, tal vez les toque algo de las treinta monedas.

Tomado de Kaosenlared

Publicado por M. H. Lagarde

YOANI SÁNCHEZ Y LA LIBERTAD DE MENTIR

Por M. H. Lagarde




Según una nota de El Nuevo Herald, el Instituto Internacional de la Prensa (IPI) acaba de nombrar a la mercenaria cubana, Yoani Sánchez, "Héroe de la libertad de prensa en el mundo''.

De acuerdo con el periódico que se publica en Miami, nuestra blodeguera ha merecido tal distinción “por haber desafiado las restricciones impuestas en su país y defendido la libertad de palabra”.

¿Qué entenderá el susodicho Instituto radicado en Viena por “libertad de palabra”?

Por piedad, no voy a citar, ni siquiera a poner un enlace, a la “libertad de palabra” que la multipremiada Yoani tuvo a bien emplear en la entrevista que le concedió hace unos meses al profesor francés Salim Lamrani.

Me limitaré a analizar dos noticias recientes.

En una declaración fechada ayer, 3 de septiembre, a Radio Martí, en pleno ejercicio de su “libertad de palabra”, para una emisora del gobierno de Estados Unidos, la connotada mercenaria afirmó que: “el gobierno comunista se niega a dar los pasos necesarios para permitir el libre flujo de información al pueblo”.

Según la nota de Radio Martí: “Al recalcar que La Habana responsabiliza en su totalidad al gobierno a Washington por las limitaciones que existen en Cuba para que los cubanos se conecten a Internet, Yoani Sánchez reiteró que los hechos contradicen las justificaciones de los Castro.

Lo cierto es –agrega Yoani- que el gobierno de Estados Unidos dio pasos de acercamiento en esas direcciones - el presidente Obama autorizó a empresas de telecomunicaciones norteamericanas a operar y a hacer negocios con la parte cubana. Lo que pasa es que eso nunca llegó a concretarse, porque no había una intención del lado de acá, de las autoridades de nuestro país, en aceptar esa mano tendida, esa propuesta de comunicación".

Hasta aquí la “libertad de palabra” de la blodeguera va viento en popa, sobre todo, para aquellos que no leyeron una nota publicada, justo el día anterior, en El Nuevo Herald, bajo el título: “Telefónicas presionan para operar en Cuba”, y en la cual se afirma:

“Tres de las mayores compañías del rubro de la telefonía celular hicieron un llamado al gobierno del presidente Barack Obama para que mejore las comunicaciones con Cuba y flexibilice las regulaciones que les impiden operar en la isla”.

La nota del Nuevo Herald agrega: “Las regulaciones estadounidenses también impiden que Nokia pueda vender sus teléfonos en Cuba porque, a pesar de que su sede está en Espoo, Finlandia, la unidad de la empresa que exporta los aparatos a Latinoamérica está en Miami”.

En julio pasado varios expertos de un llamado Cuba Study Group le recomendaron al Gobierno de EE.UU. “levantar las sanciones y restricciones a las tecnologías de la información y de las comunicaciones que rigen todavía para Cuba con el fin de promover el cambio y la apertura económica y política en la isla”.

De acuerdo también con el estudio, las normas que regulan las sanciones a Cuba prohíben explícitamente inversiones en la red doméstica de telecomunicaciones dentro de la isla, una restricción que se mantiene pese a las reformas acometidas por Obama, señala el informe.

¿Quién dice verdad y quién miente? ¿El Nuevo Herald, Radio Martí, Nokia, o el Cuba Study Group?

¿Será la “libertad de desvariar” a lo que el Instituto Internacional de la Prensa, con sede en Viena, llama “libertad de palabra”?

¿De dónde saca la mercenaria que es Cuba quien restringe la libertad de comunicación en la Isla? ¿Será que es cierto que debido a esas mismas restricciones impuestas por el gobierno de EEUU, Yoani es, como suele afirmar, una ciega de internet?

En ese caso, quienes la escogieron para encarnar el papel de “vocera” de la realidad cubana hicieron muy mal su trabajo. Por muchos premios que le otorguen, nadie va a creer en una “líder de opinión” desinformada que solo abre la boca para decir sandeces.

Publicado por M. H. Lagarde

YOANI SÁNCHEZ: DUDA, LUEGO COBRA

Por Hatuey


Yoani ha confesado que duda, que vive de la duda, que cobra por hacer que la gente dude. Sin embargo, de manera incomprensible, se molesta, se muestra ofendida, cuando no pocos dudan de la legitimidad de sus dudosos premios, que de manera muy oportuna engrosan su no dudosa acaudalada arca.

Amigos que la conocen bien, dicen que ella es capaz de hacer dudar a sus patrones que la enseñanza preuniversitaria en Cuba dejó de ser gratuita y convencerlos que requiere de más dineros para sufragar el costo de la enseñanza de su hijo Teo.

Sus seguidores sostienen que ella ha logrado reformular el discurso de la Duda Metódica de Renato Descartes, quien hubo de sentenciar: "Dudo, luego existo".

El aporte a las ciencias filosóficas que se le atribuye ahora a Yoani, es que se le considera una auténtica innovadora. Desde su percepción ontológica del cibermercenarismo, ella ha logrado contextualizar al Siglo XXI el sentido de la Duda Cartesiana: "Dudo, luego cobro, entonces solo así, me doy cuenta que existo".

Publicado por M. H. Lagarde